MI PARTICULAR HOMENAJE


Corría el año 2006, hace ya casi 10 años de aquel entrañable  mes de diciembre. Dos días antes me encontraba tomando un vuelo procedente de Bangkok. Ya estaba en mi isla tras un mágico mes por el sudeste asiático. Todo lo que mis ojos habían visto durante aquellos días habían provocado en mi ciertos cambios. Tras mi regreso a Menorca mis pilas estaban cargadas como nunca antes lo habían estado. Me sentía con una energía inusitada, poderosa.
Tres días despues tomé un vuelo dirección Barcelona para conocer al que después se convertiría en mi mestro, Carlos Márquez Prats. A un maestro se le sigue incondicionalmente al principio, se le pone en duda después, para finalmente admirarle toda la vida.
Cuatro años más tarde, también un mes de diciembre, aunque menos mágico que el anterior, Carlos nos dejó. Aquel día creo que fuimos muchos los que nos derrumbamos en lo emocional. El caudal de energía de Carlos manejaba era su gran fuerte. Nos dejó huérfanos de ella.



No se trata de qué aprendí o deje de aprender, fue un todo. Un contacto diario. Uno roce que personalmente me marcó. Compartir con él sus vivencias en su particular cruzada con el Barcelona, sus proyectos de futuro. Carlos era un libro abierto, fuente infinita de sabiduria colombófila. Un compendio dificil de igualar. Un tipo sumamente inteligente, sagaz, diplomático, capaz de medir los tiempos como pocos, pero sobre todo un nexo de unión entre muchos de los que compartimos esta maravillosa afición. Único e irrepetible.




Desde estas líneas quería, tan sólo,  dejar constancia de mi profunda admiración y cariño. Muchas veces queremos a las personas, pero olvidamos decirselo cuando tenemos la oportunidad. 

Pabs.