martes, 8 de marzo de 2016

Como en mi jardín (Mayo 2014).



Estas últimas semanas he perdido por algún rincón parte de  la facilidad de palabra de los últimos meses. Convivir con dolor se convierte en una tortura en ciertos momentos. Somos todo energía mental y nuestra capacidad para controlar determinadas situaciones se pone a prueba en ciertos momentos. Esto me recuerda lo extraordinario que debe ser para una mensajera competir no estando en plenas facultades. Y lo sencillo que le resulta al colombófilo, apoltronado en su vieja silla oteando el cielo con la esperanza de adivinar el primer picado de una de sus mensajeras, echarle a ella la culpa de su propio fracaso.
 En el día de hoy voy tan sólo a desbrozar algunas ideas sueltas que pululan por mi azotea. No doy más de si. Lo lamento.
Leo al amigo Diego Beltrán  (Almería) en el foro del maestro y me veo reflejado en mis comienzos. Si quieres hacer algo en esto de las plumas cuanto más curioso y pesado seas mejor. Uno debe serlo especialmente con uno mismo. Ahí comienza la batalla. Cuando se pierde eso, se pierde todo. Personalmente esa insaciable curiosidad desapareció en mí por momentos en el pasado. Y ese es un mal, que de consolidarse, no tiene cura.
Diego nos presenta interesantes cuestiones para el debate.
Primero aclarar que para mi un pichón siempre es el nacido en el año de los corrientes, y un yearling  la paloma nacida el año anterior.
Se cuestiona ¿Debemos parar a nuestros yearlings en su primera temporada de vuelo? Personalmente no lo creo. Profundizaré algo más en mi pensamiento. Un gran yearling al año siguiente se transforma generalmente en una mejor paloma. Las palomas completan su desarrollo físico y mental sobre los dos, tres años. La experiencia adquirida el primer año concursando se convierte en un poso de valiosa información para el año siguiente. Tanto para el colombófilo como para la propia paloma. Todo ello apunta a la idea de que un adulto supera a un yearling.
Desde mi punto de vista el problema radica en saber a qué yearling estamos parando. Incluso sabiendo el material que manejo no tengo problemas en encestar yearlings para los grandes fondos. De hecho en Bélgica los vuelan desde Sant Vicent (más de 900km) y no participan en el Barcelona como consecuencia de la presión que ejercen los “verdes” sobre esta materia.
Lo que si me parece una temeridad es que alguien que esté dando sus primeros pasos lo haga “parando palomas”, imitando a otros que llevan décadas entre plumas.  Los noveles son los que más deben castigar a sus yearlings. Deben saber que manejan, que poseen, cómo funcionan, de qué material están hechas sus palomas. Encontrar su aguja" en el pajar. Primero por una cuestión de selección cuasi obligatoria y segundo para evitarles un gran disgusto al año siguiente.
Una vez tienes un material que merece la pena cuidar, si el corazón no se te ha ablandado todavía (que lo hará), yo mantendría un elevado nivel de exigencia sobre esos yearlings y actuaría según los casos, pero el vocablo  “pararlos” en principio no figura en mi diccionario. Aunque uno debe valorar las situaciones de forma individual a medida que éstas se presenten. En todo caso si los paro me deben haber demostrado muchas luces primero, pero no se trata de dar un kilometraje sino de pruebas de fe.
El amigo Diego también pregunta sobre la incidencia del hombre con sus decisiones a la hora de hacer las parejas reproductoras. Supongo que entramos en un huerto donde caben muchos tipos de hortalizas. Cada uno aplica lo que mejor le parece. Dejar que  las palomas decidan por ellas mismas no es en principio una opción para mí. Podría serlo si el cuadro reproductor estuviera basado en su mayoría en palomas voladas y el fruto de tanto libertinaje diera en su mayoría cruces abiertos. Nada es descartable pero a 28 de mayo de 2014 no es mi opción. Al menos no la primera.
Para mi la reproducción es como mi pequeño laboratorio. Y aunque es cierto que en ocasiones los experimentos triunfan fruto de un inesperado accidente, me gusta pensar que yo dirijo, aunque no sea así. En realidad la reproducción es un juego de acierto/error. Son pruebas anuales, y lentamente vas acercándote o no a aquellas palomas que realmente producen campeones. Las malas noticias son que una cosa es reproducir y otra aceitarlas para la batalla. Esto último amplifica o simplifica nuestro trabajo. ¡Diego no pares!.
Continuo en el foro. Esta mañana ojeándolo me encuentro un tema que ha estado presente entre nosotros desde que nació como espacio para el debate.
Las diferencias entre la colombofilia del norte y la nuestra. Se puede leer que cada uno dice la suya. Daré desde aquí la mía.
Si hablamos de conocimientos, instalaciones, organización, palomas, nivel medio del colombófilo, etc…naturalmente que nos superan. Es otra liga.
¿De que adolecen ellos? Ni más ni menos que de la línea de vuelo. De la dificultad. Eso nos hace diferentes. Ojo, no toda la península es un campo de minas. Seamos honestos.
También es cierto que los hay que magnifican todo lo que allí sucede. Si pero no, como diría aquel. La colombofilia belga, por citar una, no se reduce sólo a cuatro veddetes. ¡No por favor!. Allí hay cuatro profesionales, pero la inmensa mayoría no lo son. Son gente normal y corriente, como nosotros. El norte es un lugar donde nació la colombofilia y donde se dan todas las circunstancias para que siga viva.
Un forista cita un ejemplo de un vecino de su pueblo aficionado a las carreras y a Fernando Alonso. No puedo estar más en desacuerdo. Diría que al revés. Aquella línea de vuelo permite sin problemas comprobar palomas de más de 1000km. Si hablamos de ganar, de competir…bien eso es otra cosa, pero todo, absolutamente TODO es posible. La colombofilia es el arte de preparar palomas para los concursos. Y no hace falta ser belga para convertirse en un campeón. Todo es querer. Lo primero que hay que hacer es irse a Bélgica a vivirlo en primera persona. Somos particularmente propensos a magnificar algo que no es posible probar. Lo que si tengo claro es que el nivel del colombófilo español en general es más bajo que por aquellos lares. Una cuestión de tradición y número.
Otro forista habla de la calidad de las palomas de aquí y las de allí. De donde compran los belgas y de donde lo hacen los “turistas”. Estando de acuerdo en parte con él, pues obviamente de una forma u otra han llegado palomas a España, la historia no es a que precio han llegado esas palomas, sino que palomas llegaron.
Para mi las mejores palomas son los cracks, los que marcan diferencias en las carreras, las que todos , los de aquí y los de allí codiciamos y querríamos tener en casa, y que me perdone Gustavo, pero esas NO llegan a España. ¿Que los precios se ven adulterados por medio de intermediarios y de toda una afinadísima maquinaria ideada a tal efecto?. Correcto. Pero, vuelvo a insistir, esas palomas no llegan a España porque aquí no tienen razón de ser.
¿Qué puedes conseguir palomas a buen precio de buena calidad? Así es. Que palomas de ese nivel y mejor adaptadas a donde competimos ya están aquí. También.
Resumiendo. Las mejores palomas si están allí, y son las mejores para volar allí. De lo que se ha traído, se trae y se traerá a España unas se adaptan a lo que les demandamos aquí, otras no. Si todo fuera tan sencillo este deporte no tendría miga. Y miga sobra. De ahí mi escepticismo en traer o simplemente en entrar en un inacabable juego que muchos gustan de probar y probar, de comprar y comprar palomas foráneas, cuando esas palomas ya están depuradas aquí.
La relación con nuestro veterinario es nueva en España desde tan sólo hace unos años. Allí lleva consolidado desde hace décadas.
Tuve la oportunidad de tocar muchas palomas en Bélgica y Holanda. Auténticos campeones. Buenas palomas, pero no lo que imagine. Amigos son sólo palomas.

Como en casi todo, cada uno tiene su propia visión de las cosas.
Sin ir más lejos. ¿Cuantas palomas importó Carlos desde Bélgica, Holanda, etc…? Miles. Tenía más margen de maniobra que nadie, un cuidador, conocimientos. Lo último de lo último. Y teniendo claro que Carlos fue grande y único, y que  tuvo su época dorada, tuvo rivales durisimos sin armamento tan “pesado”. Recuerdo que Carlos gano el Lisboa del 2006, ganó sólo el último Lisboa en el que participó. No los ganó todos!. ¿Hay una interesante anécdota en un enjaule con el gran fondista Cazorla unos cuantos años antes de ese 2006? Él que la conozca entenderá a que me refiero.
Y como soy de los que lleva la salitre en la piel, no me atrevo ni tan siquiera  a comparar lo que sucede allí con lo que solemos vivir los marineros de las islas, porque simplemente entraríamos en otra dimensión.



Pabs.