martes, 8 de marzo de 2016

La muda y el entrenamiento de pichones(año 2014)


Lo que diferencia a las aves del “resto del mundo animal” no es su capacidad de vuelo, ya que hay varias especies de aves que no pueden volar y, mamíferos que sí pueden hacerlo. Lo que realmente distingue a las aves son sus plumas. Aquí radica parte de su magia.
Y en concreto las palomas necesitan renovar su plumaje cada año. Para mantener la funcionalidad de éste nuestras amigas realizan actividades de mantenimiento: se acicalan, se bañan y se untan las plumas con aceite procedente de la glándula uropigial ubicada en la base de la cola que produce una secreción aceitosa que es esparcida por todo el plumaje mediante el acicalamiento y sirve como repelente del agua. Uno de los componentes de esta secreción es la vitamina D3 que es repartida sobre las plumas. Tras ser expuesto  a la luz de los rayos del Sol se transforma en vitamina D3 y es ingerida por el ave al acicalarse. De ahí la importancia de que las palomas puedan “tomar el Sol” cada día durante el período de la muda.
Pese al mantenimiento anual que realizan nuestros pájaros sobre su plumaje, éste acaba por estropearse, por lo que es preciso renovarlo. A este proceso de renovación se le conoce con el nombre de muda.
 La muda es un proceso que las diferentes especies de aves lo han adaptado a sus necesidades, a su propia forma de vida, a su sustento y que está muy relacionada con la reproducción y con la migración. Hay ejemplos de todo tipo. 

Este proceso comienza con los meses de calor y va apagándose con la llegada del frío. Noviembre o Diciembre. Aunque esto no es exacto del todo. Muchos tardíos o palomas que por razón de nacimiento o por lo que fuere no acabaron la muda con la llegada del frio, avanzado el mes de enero se las puede ver como todavía continúan con el proceso de renovación. Las fronteras de las estaciones no se corresponden siempre con el calendario que tenemos colgado en nuestra cocina.
En lo que respecta a nuestras palomas, obviamente la muda de las últimas plumas afecta a su vuelo.  Especialmente delicado son los meses en los que el animal tiene que "tirar" las ultimas plumas del ala activa. Se percibe en el ruido que producen al volar, en su comportamiento, en muchas cosas. En las mensajeras debe ser un momento de relax y no de competir o de llevar a cabo una educación acelerada. Ya hubo un momento para ello.
No olvidemos que las palomas inician ya la muda pocas semanas después de su destete, o ya desde la segunda postura en el caso de las adultas. Es decir, es un proceso que dura meses. La muda no se circunscribe exclusivamente a la gran muda, es mucho más que eso.
 Con la caída de las ultimas plumas los animales están en ese momento afrontando un momento muy delicado que no lidia bien con un aprendizaje en la cesta ni con el afrontar una serie de kilómetros que le perjudican más que beneficia. Para mi es una cuestión que raya con el ámbito de sus necesidades y no de las mías. La paciencia tiene su recompensa casi siempre.
Cada año criamos cientos, miles de pichones con el objeto de rellenar nuevamente palomares e ilusiones. A la par.
Es probablemente en esta época del año cuando nuestras instalaciones estén a pleno rendimiento de su capacidad. Es un error, y lo sabemos, y aún así, lo hacemos.
También en estas primeras semanas de Otoño muchos de nosotros movemos los pichones e incluso lo hacemos a nivel colectivo con nuestro club, con animales en el momento anual más delicado de sus vidas, donde algunos andan tirando sus últimas remígies.  Es otro gran error y lo sabemos, pero así y todo, ..lo hacemos.
El número de palomas a alojar en una habitáculo nos lo marcan los metros cúbicos en cuestión. No hay mucha más historia. Es una cuestión de oxigeno y de armonía en el palomar, de espacio vital. Con los entrenamientos de pichones tres cuartos de lo mismo. La muda marca lo que podemos o no podemos hacer.
Algunos responden: Pero si son sólo 15 km de nada!, que si sólo 30km!. Que si de esa distancia vienen a la pata coja!.
No es una cuestión de kilómetros, es una cuestión de hacer lo que toca en cada momento. De ser un colombófilo consecuente . Valiente cuando hay que ser valiente, y temeroso cuando el temor tiene su razón de ser. Simplemente sentido común.
Soy de los que me gusta seleccionar lo que voy a volar. Aunque por diversas circunstancias no siempre me fue posible. Selección que inicio con la propia reproducción. Salvo pocas pruebas, sólo crío con lo que me gusta y me ha funcionado, y que naturalmente acaba siendo familia. Tras eso soy consciente de que muchas no sirven, y ya en los primeros entrenamientos se aprecia que un 10% no vale para nada. Generalmente estas primeras palomas que se pierden estaban “marcadas”. Uno sabe que era cuestión de tiempo. Te lo dice la experiencia. Aunque siempre hay margen para la sorpresa.
Probablemente como mucho sólo la mitad de los que empiezan los entrenamientos aguante mis exigencias con la cesta antes de comenzar la campaña. Durante la temporada deportiva ni te cuento. No tengo en consideración las pérdidas sobre el palomar, que son testimoniales, aunque hay años que demustran que siempre existe la excepción que confirma la regla. Ayuda enormemente que aquí no haya azor, y que las palomas gozan de muchas horas en libertad, y la selección con el halcón, con el que negocian cada día, se hace mas llevadera.
Pues bien, obviamente podría no hacerlo. Podría no seleccionar y comenzar con todos. En ese saco seguirían los buenos, pero también los malos.  Obviamente si a un pichón se le despierta en tiempo y forma será un valioso activo para él, pero como al final aquí de lo que se trata es de señalar a los que tienen un corazón y resistencia descomunales, si no movemos las palomas, ese ejemplar seguirá ahí. Es importante pero no determinante.
En mi opinión la selección es un vocablo que no debemos perder jamás de vista. Dicho esto, hay un momento para todo. Y con la muda tenemos una variable a la que no hay que buscarle cosas raras. Una que nos indica cuando podemos y cuando no podemos actuar. La “veda” se puede iniciar con la caída de la tercera pluma y finalizar con la séptima como muy tarde. Todo lo que sea salirse de eso, personalmente me parece jugar a valientes, y “tirar” palomas.
 Hay que tener en cuenta también la caída de las plumas del cuerpo, que se suele producir con la caída de la sexta pluma activa , aunque no debemos olvidar que la naturaleza es sabia y que en el caso de pichones tardíos o palomas que retrasaron algún tiempo la muda, a finales de año tratan de acelerarla y se observa en ocasiones que palomas tiran de golpe varias plumas. No es momento de mover palomas y menos de competir con ellas.
Naturalmente que las palomas voladas en esta época del año con el club aprenden algo que sus hermanas más pequeñas desconocen  todavía. Es cierto que esto supone un plus de ventaja al principio de la campaña del año siguiente, pero también lo es que si tu objetivo es el gran fondo y en tu hoja de ruta existe la posibilidad de enviar yearlings a fondo o gran fondo el año próximo, mejor no los vueles en Otoño con tu club. Exígeles cuando toca, y no en otro momento.


Hay situaciones en las que uno puede decidir sobre que hacer. Otras, al menos en mi opinión, no son negociables.
Jamás he enseñado a una paloma a beber y comer en la cesta. Las palomas no son tontas y lo aprenden a medida que tienen sed y hambre. No aporta ninguna diferencia  el hacerlo o no, tan sólo la propia satisfacción del colombófilo o el pensar que se está cumpliendo con algo necesario. Lo mismo sucede aunque en menor medida con el baño. Es necesario aunque no tanto, pero sobre todo es un deleite para el colombófilo. ¿Aporta algo especial?.  En mi caso, y teniendo en cuenta el numero de horas que pasan en libertad, tienen suficiente con los días de lluvia y el baño más o menos mensual que les doy (si me acuerdo). En competición nada de nada. Tras ella, baño para todas las que lo quieran. 
Aquí el problema radica una vez más en que a la paloma no se le puede cuestionar que le parece que se la mueva sin estar completas sus extremidades. Más de una nos sacaría el libro de reclamaciones.
La muda es un proceso muy importante en la paloma. No hablo de obsesionarse con la calidad de la pluma o de si hay secuelas en las plumas. Palomas sanas, sin parásitos, agua y comida, las bondades del sol, y disfrutando en esta época del año del oxigeno que da la libertad,  es más que suficiente para completar una muda satisfactoria. Y es conveniente no someter a animales a esfuerzos innecesarios. Y en Baleares todavía menos que la campaña deportiva tiene comienzo en el mes de Diciembre si no antes.
Ni que decir de lo que supone volar subiendo la novena o la décima. Perdonadme, pero es una salvajada.
Os voy a contar algo que me ha pasado recientemente pero que he venido observando desde hace años y otorga cierta fuerza en mis convicciones. Algunos de vosotros sabéis de la afición que tuvieron mis palomas de frecuentar diariamente un peñón situado a 3 kilómetros de mi casa. Dicha afición finalizo hace casi tres años. Pues bien, hace unos diez días y sin venir a cuento solté las palomas por la mañana y después de 10 minutos desaparecieron en el horizonte durante más de una hora, tras lo cual aparecieron por donde las dejé de ver. No le di mayor importancia. Los días que siguieron a éste fueron calcados. No se iba todo el bando, pero si la mayoría. Pues bien, vino a mi cabeza como un resorte la idea de que el peñón hubiera vuelto. Y en efecto, así fue. No el peñón original pero si en la misma zona.
Primera posibilidad: Alguna adulta que conocía el lugar las condujo de nuevo.Muy probable.
Dos:  Algo que hay allí hay atrae a esas palomas hacia ese punto alejado de mi casa 3 kilómetros clavados cuando se encuentran bien.
El desarrollo los días siguientes fue calcado. Suelto las palomas, ni media vuelta, y en linea recta se dirigen obsesivamente hacia allí. Lo curioso del tema es que cuando a lo lejos se adivina el vuelo del bando se observa como un 25% de ellas gira y da media vuelta y continúan su vuelo matutino  por casa. Y en estos diez días no se han ido nunca.
Como es lógico me pregunte, y éstas ¿por que no se van?. Pues bien la respuesta fue de lo más significativa. Las que no se iban eran las palomas del 2013 que están tirando estas semanas las ultimas plumas, octava y novena, etc,  y algún tardío que no tiene todavía el coraje suficiente como para afrontar algo asi. El resto se van todos. Este año en el grupo de pichones los más “viejos” son nacidos a mediados del mes de Junio. Nacidos en Junio, Julio, Agosto y Septiembre. Es decir, la muda no está muy avanzada. El primer pichón nacido del año acaba de tirar la séptima.
Para mi es revelador. Y en cuanto las palomas estén mudadas se irán con en el resto, sin ninguna duda.
 También recuerdo hace unos años en la primera época del peñón que cuando tenía una paloma herida de halcón, sin algunas plumas de la cola, con un constipado, lo que fuera, esas eran las únicas que no iban al peñón. ¿Revelador, no?
En definitiva, nosotros podemos pedir la luna a las palomas, pero ellas nos darán lo que en ese momento puedan, no lo que nosotros queramos.
Al final para mi la reflexión es la misma de siempre,  una cosa es lo que nosotros queramos y otra lo que ellas necesitan. Con la comida que les proporcionamos sucede exactamente lo mismo. Surtidos de mezclas dotadas con hasta 10 tipos de grano, o más. Con proporciones que difieren unas con otras. ¿Necesitan realmente todo eso?. Quien lo necesita, ¿ellas o nosotros?
Si he conseguido que al menos a alguien este articulo le haya hecho pensar, me doy por satisfecho.

Saludos. 


Pabs