martes, 12 de abril de 2016

Tiempo para otras cosas.





La temporada tocó a su fin. Quedan todavía un fondo y gran fondo para poner el cartel de cerrado por vacaciones,  pero en mi nueva colombófilia ya no tienen cabida. En esta recién estrenada nueva vida ni tan siquiera acerco el reloj al club tras finalizar un concurso.

Tengo seleccionadas de este año un buen ramillete de palomas, en su mayoría voladas de gran fondo, más otra minoría con medio fondo. 
Todo ha cambiado de repente para mí. Nada de estrés, no tensión. ¡Que gozada!. Ya no siento esa insidiosa obligación  de criar 100 pichones o más. Un cambio radical con todo lo vivido hasta la fecha.
 De hecho, para la próxima campaña necesito seleccionar, cribar, y volver a seleccionar para obtener un número final aproximado de 30 pichones. Esos son mis cálculos. 
No entraré a valorar la temporada de concursos. Siento, no es un hecho, para nada una certeza, tan sólo una sensación. Siento que este año me lo habría llevado de calle. Siento que esos dos años parados estaban , la presente campaña, ya compensados en todos los sentidos. Me sentía fuerte, con el vigor necesario. Como antaño, pero el destino quiso que todo tuviera otro final. Y doy gracias a dios o al responsable de que así haya sido. 


Me he liberado de las oxidadas cadenas que suponía un campeonato. El mono seguirá ahí, pero presiento que seré capaz de alejarme de esa droga que es la que acaba por cambiar a la gente. No nos engañemos, el que no quiera ver que los campeonatos tienen  más que ver con los egos y sus consecuencias y que por ellos los hay capaces incluso de engañarse a sí mismos y a los demás, es un ingenuo, un torpe. No me interesa.
Un campeonato limpio, justo, con la misma baraja para todo el mundo, uno no dirigido, es un saludable ejercicio de colombofilia. Uno así me gusta. Cuando comienzan a entrar en juego otros factores, mejor nos dedicamos a otra cosa.
Esto es agua pasada. No me regodeo más en ello.



El cambio de rumbo supone centrar mis esfuerzos en la suelta de Marbella y Ayamonte 2017, con sus correspondientes sueltas de preparación. Todo ello implica un paso más allá en mis objetivos.
Como podréis haber visto en la sección Reinas y reyes más allá de mis fronteras , son innumerables los primeros premios o marcadas en fondo y gran fondo. Palomas que son capaces de ganar campeonatos. Consistentes.  Creadas para ese fin. Palomas-campeonato.
Centrar los esfuerzos en Marbella y Ayamonente si se dieran las circunstancias es ir más allá. Es un escalón más en la especialización y muchas y muy buenas palomas capaces de lograr primeros de Baza no son válidas para el siguiente paso. Al menos no todas. Hablamos de sueltas del 10%, en un caso casi 900km y en el otro 1050km. Tres saltos de mar, la obligación , por la época del año en la que tienen lugar este tipo de pruebas de dormir fuera. Muy pocas son las afortunadas que poseen  ese algo especial regalado por los dioses para reinar en semejantes hazañas. Lo sé y lo tengo muy presente en mis reflexiones.
Deben ser capaces de volar 12-13 horas seguidas que es lo que da de sí el día en Marzo/Abril, dormir fuera, volar sobre el mar, y hacerlo cansadas, exhaustas. Alejarse del sol en lugar de acercarse a él. Superarse a sí mismas y ser capaces de encontrar entre todas esas dificultades una pequeña isla abrazada por el mar mediterráneo. 
La criba, la preparación, la selección, todo cambia.
Disfrute tanto en la suelta de Marbella, me lleno de tantas emociones que lo demás hoy me resulta insípido, no me sabe a casi nada.
Respeto a todo el mundo, a mi me gusta la colombofilia en todas sus facetas, pero que una paloma me regrese de Baza a 1300 o 1400 metros por minuto o incluso más, a mi no me llena en absoluto. Más bien me decepciona. Hay una evolución en mi pensamiento, sí sin duda,  pero del mismo modo que hay una evolución en los acontecimientos de los últimos años.
Entiendo que otros puedan verlo de otro modo. Faltaría más, y les respeto. Por eso lo ideal es que cada uno busque lo que le haga sentir la colombofilia en su estado más puro. Aquella que te haga sentir colombófilo.
Y de la forma que yo lo veo me falta la emoción que hace de esta disciplina un gran anzuelo de emociones.



Analizando las cinco de Marbellas, uno se da cuenta de ciertas cosas. El tipo de paloma tiende, dentro de los mismo, a otra cosa. Su equilibrio, su musculatura, todo cambia. Obviamente estas palomas sus padres y sus familiares más directos son la piedra angular desde donde voy a montar mi pequeño centro de operaciones para afrontar el nuevo reto.

 Ahora llega una parte muy bonita del año. La reina de las ilusiones, la primavera. Donde todo colombófilo que se precie forma sus parejas reproductoras. 
La semana pasada compre mi libreta anual, en ella anoto todo tipo de posibles cruces, combinaciones, etc. Supongo que sabéis de que os hablo. Los colombofilos, aunque con perfiles muy diferentes, tenemos muchas cosas en común. Al final todo se resume en ilusión. No la perdamos, tan sólo se trata de darle forma.
Especial ilusión me hace una pareja de Marbellas, ¿Sebastian con Morgana?, ¿con Ariel?. Volver a hacer la pareja de Petronio con su hembra, padres de dos Marbellas de dos criados, Tritón con Ariel, Maya, etc....esto es ilusión. 

Ahora es cuando los guerreros colombofilos nos relajamos, nos despojamos de nuestras armaduras y , es tiempo para otras cosas.



   Pabs.