lunes, 30 de mayo de 2016

Desayuno en el paraíso.



Porque una imagen vale más que mil palabras. Visita colombófila al edén de la colombofilia balear. Mi morada. Un lugar donde se descubren los entresijos y secretos que uno anda buscando, y donde por encima de todo se comparten grandes momentos.
Obviamente estoy de coña con lo del edén colombófilo, jajaja, pero como mis detractores están tan sumamente pendientes de mi, me gusta decirlo, jajaja ; )
Esta es la otra colombofilia, la distendida. Un desayuno como los de antes. Mesa de pages, pan y sobrasada mallorquinas, uno poco de buen vino para desentumecer la lengua de alguno, y una tertulia a cuatro de lo más desenfadada.  No me queda más remedio que incluir a la gallina que aparece como protagonista inesperado en el video.
 Sin duda, un buen ejercicio de salud.

A diferencia de otras tertulias donde el denominador común es la crítica destructiva entrando casi siempre en lo personal y donde jamás me veréis sentado, nosotros lo vivimos de otra manera, la sana, palomas y más palomas. Los que me conocen saben que no doy respiro, y como no, acabamos agotados. La fiesta acabó en una visita a las instalaciones de Juanjo Jusue, y finalmente comimos en nuestro restaurante oficial para este tipo de visitas.
Grabamos un pequeño video para reflejar tan entretenido día.


Gracias Biel y David por vuestra visita.
A este paso no me va a quedar más remedio que adquirir una cámara de video y dedicarme a los video reportajes.


Saludos.

Pabs


lunes, 2 de mayo de 2016

El tiempo.



La fotografía que encabeza este artículo fue tomada hace ya algunos años. Ese día como cada atardecer nos sentamos en la arena de la playa situada a muy pocos metros de la cabaña donde nos alojábamos. Allí con nuestros rostros iluminados por los últimos rayos de sol, relajados en un ambiente de total serenidad presenciabamos atentos uno de los mejores y más menospreciados momentos del día. La puesta del sol.  Una gran bola  de fuego escondiéndose en el anaranjado horizonte . 
Durante aquellas semanas en Ko Chang las manecillas del reloj parecían correr más lentas, pausadas, o al menos aquella era la sensación que tengo desde la distancia del tiempo que me separa hoy de aquellos entrañables recuerdos.

El tiempo es un arma de doble filo. Nos acerca o nos separa del éxito. Un segundo menos es victoria, uno más derrota. El tiempo mide muchas cosas. En la colombofilia no somos ajenos a su poder.

Conozco compañeros que poseían una estupenda familia de palomas y que en el transcurso de los años,  su desidia y una mezcla de estado de ánimo y malos resultados van acercándola a un final totalmente inesperado hace tan sólo unos lustros.
Las palomas pueden apellidarse igual pero la falta de resultados las lleva a su extinción. En estos casos el tiempo vuela, parece que fue ayer cuando algunos se peleaban por ellas y hoy nadie las mira. 
Esto que narro no es tan ajeno a nuestras vidas colombófilas. Son muchos los  que lo han sufrido. De hecho puede que sea un estado evolutivo de la colombofilia. Un acontecimiento que sólo el tiempo nos dice cuando toca a tu puerta. Algo inherente a nuestras vidas deportivas. Todos nos hacemos mayores, y el tiempo normalmente nos desgasta, nos desanima. No lo sé, de veras que no lo sé. 

No creo que sea un problema de perpetuar una línea de palomas en consanguinidad lo que conduce a ese desastre. Los palomares que no dejan de tener resultados, aquellos colombófilos sólidos que a pesar de los accidentes propios de la vida siempre guiñan un ojo en la cesta si existen. El círculo virtuoso no se cierra. Siempre hay descendientes de aquellas extraordinarias palomas y la línea continua.
 En la cuna de la colombofilia es común leer que no son especialmente amantes de la consanguinidad. Hay descendientes de aquellos ilustres campeones, tataranietos, etc..pero como consecuencia de un pase de testigo natural , no forzado. Los padres fueron dejando la semilla en algunos hijos, y éstos su relevo generacional a su descendencia, pero no fruto de un estricto juego de endogamia.

De vez en cuando uno escucha o lee comentarios tales como: "Se le acabó la pareja y ya nada fue igual".
Cuando estoy en presencia de tales afirmaciones o  de comentarios semejantes mi diagnóstico es claro. Falta de manejo. El manejo es el que nos conduce a las palomas. Lo contrario es sólo un espejismo que dura lo que dura un día. Cuando hay sistema, manejo, ideas claras, etc, los  resultados aparecen instantáneamente como un resorte, y cuando éstos están presentes unos años, aparecen las palomas, y después las grandes palomas. Y con todo eso viene lo demás, los premios, el prestigio, y como no, la envidia. Cuando aquellas, las palomas que nos iluminaron, van desapareciendo somos  los responsables del nuevo orden establecido. 
De acuerdo, nada es para siempre, pero muchas historias no llegan a dar la vuelta a la esquina. Otras finalizan en la segunda calle a mano derecha o izquierda. Otras son un eterno déjà vu anual, y otras, fueron bellas historias colombófilias que perecieron en el tiempo. Y de todo eso, nosotros o nuestras circunstancias son los únicos culpables.

Sólo un plan bien trazado, ideas claras, energía positiva y buenas palomas pueden ayudarnos en esta labor. Aunque también hay que ser capaces de decir basta, de decir no puedo seguir con esto. Se acabó. Personalmente son pensamientos que circulan por mi cabeza muy a menudo. Preferiría  abandonar que diluirme como un azucarillo.No es mi situación actual, pero a veces me siento como en esa fase.

¿Qué es calidad? ¿Quien la mide? ¿Cómo se mide?. Una vez más la cesta es el juez supremo, pero el tiempo ayuda a valorarla en su verdadera medida.

La calidad de la paloma como variable a seguir, existe.Es indudable que en cualquier orden de la vida hay niveles de calidad.
La mayoría de los pichones que criamos no tienen un final feliz. Y la mayoría ya desde la salida del nido es una cuestión de tiempo.
Hay muy pocas palomas buenas. De ello debemos ser conscientes y de hecho lo somos. Hay que ser muy ingenuo para creer lo contrario. También es cierto que no todos buscamos lo mismo ni tiene porque ser así.
De una gran pareja  todos sus descendientes tienen los mismos apellidos, pero sólo unos pocos en su ciclo reproductivo son los elegidos. Aquí hay un factor de azar, pero el azar también se busca, uno se dirige a él, toca a su puerta. Esperarle suele ser un mal negocio.

En mis primeros pasos, cualquier huevo era el preludio del nacimiento de un crack. Con el tiempo la experiencia te va ayudando a conocer las reglas del juego. Que ingenuo y bisoño era en mis primeros capítulos colombófilos y a cuantos ingenuos conozco hoy en día.

La calidad se busca, se consigue y se mantiene, y resulta de un trabajo continuado en el tiempo, siguiendo un rumbo, y tratándo de no apartarse de él y de los resultados. La calidad se prueba en la cesta, una y otra vez hasta que no ofrezca dudas al más escéptico.

Los hay más preocupados en formular teorías para detectar esa calidad que por demostrarla. ¿No os parece?. La calidad se demuestra, sólo se demuestra.

Recuerdo a Carlos afirmándome una y otra vez que las buenas palomas belgas, holandesas, alemanas...esas no llegaban a España. Creo que estaba en lo cierto. Yo lo dudaba, simplemente pensaba que lo de fuera no me servía porque lo había constatado muchas veces, pero creo que me equivocaba. Las mejores palomas del mundo si están allí, pero ya te digo que esas no te las bajas aunque las pagues. No me importa lo que diga el papel que la acompaña.

En mi estancia en Bélgica y Holanda mientras uno de los hermanos Hagens me pasaba palomas le pregunté por algunas de ellas. Aquellos pichones eran para la subasta que Carlos hizo unos meses más tarde en España. No recuerdo pasaron por mis manos unos 12/14 pichones, el caso es que el holandés me vino a decir que muchas llevaban la sangre (obvio) pero no eran probadas. De entre todo aquel lote había una que era supuestamente de lo mejor. El resto desconozco como funcionó, la elegida del lote, según tengo entendido muy bien.
Tengo la sensación, yo la tendría si fuera Belga, que cuando un español viene a comprarme, es un alguien procedente de un país colombofilo menor, y que una paloma media de su palomar debería funcionar en España.  
Desde la perspectiva que el tiempo me ofrece creo que lo mejor funciona en cualquier sitio del mundo, pero esto está muy buscado, porque se paga muy bien. Es un gran negocio.
Y desde un punto de vista estrictamente comercial les entiendo. Uno cría 100, sólo 10 son posibles buenas palomas, ¿cuantas de esas 10 se quedan ellos? Y lo que llega a España, que no es de lo mejor, tiene que demostrarlo en nuestro país, donde la comeptencia es infinitamente menor pero con una dificultad en la línea de vuelo superior, que es en la única variable en la que les superamos. 
A mi me cuadra la ecuación y el resultado. Como todo juego, de las muchísmas palomas que han llegado aquí, algunas fueron grandes palomas que colonizaron pueblos, provincias o regiones porque el azar también existe.
Al final el tiempo pone a cada uno en su lugar.



Pabs