Aquellos días de reunión, con atardeceres ya cuasi veraniegos, eran más bien pobres en cuanto a la asistencia se refiere. Muy poca gente. Uno acudía con la ilusión de un niño, pero la gente no parecía muy ilusionada por aquellos meses. La temporada acababa de finalizar y los ánimos en aquella colombofilia de dos o tres palomas de gran fondo en toda una campaña deportiva daban al traste con la ilusión del más osado. Afortunadamente el verano lo calmaba todo.
En una de aquellas primeras aproximaciones a mi club, me llamo la atención la presencia de un hombre que casi siempre se sentaba en el mismo lugar. Hombre de apariencia tranquila, y de pocas palabras, pero firme en sus gestos y en sus comentarios.
Aquel colombófilo, de profesión panadero, manejaba poquísimas palomas y el año que las ponía en forma era capaz de dar la sorpresa ante gente de recursos ilimitados. El año anterior lo había ganado todo y uno de los responsables de aquella gesta era una espectacular paloma.
Recuerdo años más tarde en una amena conversación con su nieto Victor Borrás también colombófilo y de los buenos, en la que éste me comentaba que aquel macho (creo recordar que era un macho) Fedelich lo volvió a viajar dos años más tarde y lo perdió en uno de los primeros Mallorcas. Lo cual demuestra que las palomas son momentos.
Coincidí con él en lo deportivo unos 5 años, pero ya tenía problemas de salud y no pude comprobar por mi mismo todo lo que este hombre llevaba dentro. Eso lo sufrieron sus competidores años atrás.
Antonio Fedelich nos dejo hace unos años, pero no quería dejar pasar la oportunidad de brindarle este minúsculo homenaje a un grande de nuestra colombofilia.
Aqui os dejo una entrevista del año 2002. Este tipo de iniciativas, entrevistas colombófilas hacían colombofilia. Todo esto se ha perdido, como muchas otras cosas.
Pabs.
