sábado, 14 de enero de 2017

La paloma grande. 1976. José María Ballester Vigo.

No todo tiempo pasado fue mejor, aunque soy, y no precisamente por mi edad, uno de esos nostálgicos que todavía cree que hay aspectos del pasado que se perdieron con el transcurrir de las décadas y que no debería haber sido así. Aplicable a cualquier orden de la vida.
Entre toda la bibliografía que está a mi alcance no todo el monte es orégano. Hoy me mostraré algo más crítico. He leído varios artículos de José María Ballester Vigo, un hombre que si no recuerdo mal llego a escribir un libro (desconozco si es la misma persona), que creo que tengo en mi biblioteca colombófila. El caso es que le leo, sea del tema que fuere, y en general  no suelo coincidir con sus reflexiones. Entiendo que esto sucederá a buen seguro con aquellos que nos lean en un futuro. Algunos no paramos de contar memeces y otros dan grandes apuntes. El futuro dirá.
El texto de hoy versa sobre la paloma grande. Creo que el tiempo se ha encargado de dejar las cosas en su lugar. Artículo de la época que a buen seguro coincidía con el parecer de la mayoría, pero que la experiencia ha dejado vacío en su contenido.
Si hay un aspecto que es demostrable en un porcentaje muy elevado y no exento de excepciones es la relación entre el tamaño de la mensajera y sus quehaceres en las largas distancias sea cual sea la línea de vuelo siempre y cuando sea dovoradora de kilómetros. La paloma ideal para semejantes menesteres debe ser pequeña o mediana y por encima de esos adjetivos no debe pesar nada. Como si esa paloma que tienes entre tus manos te llevara a exclamar algo parecido a: Si parece hecha de otro material.
Excepciones, como indico, las que queráis, pero un cuadro reproductor dedicado a los grandes fondos repleto de palomas grandes, aunque no pesen es una locura y a buen seguro demuestra que no está seleccionado como toca en el terreno de juego. Alguien debería decírselo.
Muy revelador el último párrafo.



Pabs.