El 2006 fue un año extraño por varias razones. Por una parte, iba a ser, sin yo saberlo, mi último ejercicio en aquellas instalaciones. El palomar estaba ubicado en un terreno de mi familia, y todo en él, era mejorable. Aunque dada su situación, tenía algo muy positivo. Era un palomar "social". ¿Qué quiero decir con eso?. Al estar situado junto a una carretera, la intimidad no era su fuerte. En un abrir y cerrar de ojos, podían ver si estabas allí, por lo que las visitas eran continuas.
Recuerdo como mi padre me ayudó en esos primeros pasos, como lo hizo en mi primer palomar en 1986 en Fuerteventura. ¿Qué haríamos sin los padres?.
En estos primeros años, los comienzos fueron "durillos". La zona estaba rodeada de gatos, de esos que tienen pocos amigos. No, aquello, no eran gatos, más bien ex presidiarios. Si una paloma llegaba tarde, si una paloma dormía fuera, si....el resultado ya os lo podéis imaginar. Continuamente buscaba por la zona, montoncitos de plumas y sus correspondientes anillas. Esas escenas me llegaban al corazón. Lo único positivo del palomar, era su situación. Para que luego digan que eso no es importante. Estar situado en la zona de "bonus", aunque tú estés muy verde en la materia, era algo fantástico, y para alguien que comienza, ávido de emociones, ayudaba. No me puedo imaginar volar hoy en día en aquella zona. Sinceramente, creo que ya me habrían extraditado.
Por otra parte, el 2006 fue el año de la gripe aviar, y sólo se nos permitió volar hasta Ibiza. Hicimos dos o tres de ellas. Y la verdad es que mis resultados subieron varios escalones, pero aquello tenía fecha de caducidad. Al finalizar la campaña me mudaría.
Acaba de adquirir una casita de campo y mi única obsesión era montarme unos palomares. Esa sensación, ¿también la conocéis, verdad?.
En mis nuevas instalaciones, me rompí los cuernos con su diseño. De hecho no hay otro con esas características en la isla. Aquello fue mi obsesión. Como todos aquellos que os habéis construido una casa, hoy cambiaría mil cosas, porque hay que vivirla para extraer conclusiones, pero resolví muy bien el tema de la ventilación, en una época , en la que, por aquí, este tipo de cosas, o eran poco importantes, o lo diseñaban como se había hecho toda la vida, sin pararse a reflexionar realmente el porqué de las cosas. Eso es lo que pienso y pensé, tras realizar todas las visitas que me fueron posible, recabando información, que me permitiera edificar algo que mereciera la pena. No, no quería simplemente estar, yo quería hacer algo "grande".
El novato, generalmente busca el "hecho diferencial", como si los que ya están, no se hubieran percatado de aquel detalle. Eso, es una realidad, que el tiempo acaba recordándote. No es menos cierto, que aquí ya se daba todo por sentado, el pesimismo abanderaba una colombófila muy complicada. No, no había el más mínimo resquicio para lo nuevo, porque, señores, volar en Menorca, por lo visto, era otra cosa. Y lo era.
Siempre me fueron los retos. Me resultaba emocionante que me hubiera tocado volar en un lugar tan sumamente difícil. Aquello me motivó, aunque en realidad, desconocía a qué me iba a enfrentar, pero mi sensación era de que era un novel afortunado.
Volvamos al pasado por unas líneas. En mis primeras aproximaciones al Club en el año 2002, mi única obsesión era estar rodeado de colombófilos. Los Jueves había reunión, y finalizando la primavera de aquel 2002, acudía como un reloj, con la ilusión de un niño el día de reyes. No me perdía ninguna. Sí, tenía muchísimas ganas de palomas, pero me encontré un ambiente que no fue el que esperaba. Recordad que cada final de campaña, la gente se tenía que reponer de los "palos" de la temporada anterior. Campañas desastrosas, miles de palomas perdidas, y algún afortunado con su palomita de gran fondo, que era la envidia del resto.
En lo personal, pienso, que hasta que no llegaba el mes de Octubre, Noviembre, como si de un calendario emocional se tratara, los colombófilos seguían "jodidos", lamiéndose todavía las heridas de la batalla anterior. No obstante, si algo tiene el isleño, es que se repone, se levanta como otros no lo harían.
Asimismo recuerdo, que en mi interior, pensé que había llegado tarde 10 años. Como si la etapa social de aquellos colombófilos hubiera pasado hace ya algún tiempo. Algunos con niños, otros,...parecía que no era el mejor momento. Narraban historias, viajes, pero yo no veía nada de aquellos relatos en mi día a día, nada de aquella energía que desprendían sus bocas. Con el tiempo, comprendí esas sensaciones, que tenían que ver, más con su forma de ser, que con otra cosa. Todo aquello sí había sucedido, pero en sus relatos cobraba más fuerza si cabe, de lo que en realidad había sido.
Seguía a lo mío. Trataba de aprender todo lo que fuera posible. Ojos muy abiertos, oídos en modo "on", busqué aproximarme a los que a mi juicio, parecían saber más del tema que mi tanto me apasionaba.Visité a casi todos los colombófilos, buenos y malos. Tenía que aprender de todos, pero no, no encontré lo que esperaba porque poco podían enseñarme cuando ellos mismo estaban ahogados en su propio mar de lágrimas. Sabían muchísimo más que yo, pero habían perdido lo que te mueve. Hay que comprender el contexto. Nada funcionaba, nada tenía sentido.
En aquellos años, cualquier almuerzo, cualquier celebración, entrega de trofeos, etc, aunque yo no me llevara nada, era una fiesta para mi, un día grande, uno señalado en el calendario. No, no me llamaba Pablo Suárez, me llamaba Pablo Ilusión. Estaba enamorado de este deporte. Lo sigo estando, de otra forma, pues sigo teniendo esa pasión por ellas, tan sólo, que conocí la otra vertiente, la de las personas.
En esta época teníamos a nuestra disposición, un arma muy poderosa y afilada, INTERNET. Aquello supuso montañas de información, contactos. La colombófila había encontrado un gran aliado. El "foro de Márquez", fundado en el año 2002, fue mi compañero diario durante casi 15 años. Allí pase por todas las etapas posibles. Aquel foro es un símil de lo que a la colombófila le está sucediendo. El final es parecido.
Internet provocó en mi, que siempre tuviera en mis manos una fotocopia, un papel, algo que leer sobre palomas. En el trabajo, en mi descanso, desayunaba leyendo breves artículos, o algún tema interesante que se hubiera escrito en el foro la noche anterior, lo que fuera. La colombófila seguía revoloteando en mi cabeza.
Regresemos de nuevo al 2006. Me quedaron 15 palomas adultas, que tuve que llevarme a mi nuevo palomar. Aquello fue curioso. No volaban por casa. Cada mañana cuando las soltaba, salían disparadas al antiguo palomar, y pasaban allí el resto del día, para, con el ocaso, regresar a casa. Una de esa en el año 2007, acabo siendo AS paloma social adulta. En concreto, el "91", el primero de su generación, hermano del 57, de la última mohícana, de la 37, etc.
En mi nueva morada todo era nuevo, rejilla de madera, paredes, techo, nidales. Que sensación más buena. Aunque no todo fue tan positivo. En el tiempo que medió desde que tuve acabado el nuevo palomar, hasta que pude trasladar aquellas supervivientes, me entraron uno chiquillos aburridos, y me abrieron el viejo palomar donde tenía alojadas mis reproductoras. Muchas de ellas ya no las volví a ver nunca más, otras, sí regresaron. Aquello me dolió.
De todo lo negativo siempre hay que buscarle lo positivo, y aquella mini tragedia tenía algo muy grande escondido.
(Continuará...)
PabS.
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