Tras semanas dedicándome en exclusiva a mi historia, que por cierta, cuenta ya con miles de lecturas, retomo la dinámica de lo que ha sido este blog durante casi dos años.
Este fin de semana pasado, tuve suelta desde Consell (Mallorca) y desde Formentera. Ya os contaré que tal me fue. Lo que sí puedo adelantaros es que para volar en las condiciones actuales, uno necesita mayor selección si cabe. Muchas variables han cambiado, y la dificultad es máxima. En breve os daré mi punto de vista, pero esto es un reto en toda regla. Quizá pueden ser las mismas distancias de siempre, misma geografía, mismas palomas, mismo mar Mediterráneo, pero con otras condiciones muy diferentes, que hacen de la carrera, más compleja.
Hoy os acerco un relato de 1887, cuando en Mallorca, los pioneros, aquellos entusiastas con una pasión sin límites, daban rienda suelta a su particular forma de abrirse camino. Cuando uno lee apasionadamente lo que el texto nos narra, yo al menos, me sumerjo de lleno en aquellas aventuras colombófilas, donde una simple marcada de 50 km podía ser un gran logro.
Los comienzos son siempre difíciles pero no me negaréis que en ese contexto, la envidia y la mala leche, no podían prosperar.¿Qué tenía aquella gente? Ilusión, sin duda, una enorme ilusión. Mi respeto por todos ellos.
Disfrutadlo.
PabS.
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