martes, 20 de febrero de 2018

Mi historia. (Decimosexta parte). Un mal año lo acaba teniendo cualquiera.



  Como decíamos ayer, por fin llegó la gran semana. Marzo del 2017. Me las prometía más que felices, pero mi peor pesadilla estaba a punto de tomar forma. Y  como es costumbre en estos casos, las semanas previas, uno tiene todos sus sentidos puestos en cualquier mínimo detalle. Todo es importante. La colombófila elevada al concepto de arte.

  Unos tres días antes del enceste, me doy cuenta que una de mis palomas tiene una sutil inflamación en el ojo. Me resultó sorprendente, porque tenía claro que las palomas estaban en un gran estado de forma. Me giro, y observo que otra presenta el mismo cuadro. ¿Qué está pasando aquí? Se me cayó el mundo encima. Los siguientes días, cada hora que transcurría había más palomas que presentaban idénticos signos. Herpes virus, o lo que fuere. El caso es que fueron cayendo una a una. El vuelo diario comenzó a resentirse. Todo se había ido a la mierda en el peor momento posible. Un escenario que no deseo ni a mi peor enemigo.

  Reconstruyendo el puzzle, constaté que el origen de todo esto lo hallamos unas semanas antes. A algunos compañeros les había sucedido lo mismo. Otros, no sólo les había sucedido, sino que además,  a la vista de otros, enjaularon palomas con esos signos visibles, y de este modo se inició una rueda. Mi sensación fue que aquel virus, como todo virus, las bajo, y para que negarlo, a partir de ahí, la temporada, en su recta final,  se torció. Mi trabajo se fue desvaneciendo.

Llegó el gran día, y tenía enjaule para Alcantarilla (520km) y Marbella(880km). Ya habíamos efectuado 5 de las 8 penínsulas. Hacía tres días que había detectado las primeras palomas con síntomas. Muchas habían ido "cayendo", pero el contagio transcurría en un desesperante modo cámara lenta. 
Las palomas en las manos por otra parte estaban estupendas, pero presentaban un ligero hinchazón en un párpado, y el vuelo, en su conjunto, se había resentido. Me planteé qué hacer. ¿Qué podía hacer? Decidí en última instancia enjaular aquellas palomas que no presentaran dichos signos, y así lo hice. Después de ese fin de semana, tan sólo quedaría una suelta. En realidad, estábamos acabando.

Enjaular en esa condiciones me recomía por dentro. Cuando enjaulo casi siempre, ya sé como va a finalizar la suelta. Se produce una simbiosis entre entrenador y pupilas. La experiencia te indica como van esas palomas a suelta. En mi caso, es así. Podría parecer una locura, pero no lo es. Naturalmente que no sabes a ciencia cierta como va a salir, a pitonisa no me alcanza, pero dispones de la experiencia del pasado y de cómo tienes las palomas, de tu propia confianza en tu trabajo, y esas sensaciones acaban por trasladarse en el resultado final. 
Y sabía, era plenamente consciente que no tendría un final feliz . Eso sí, desconocía la influencia del virus. ¿Hasta donde las limitaría?, ¿hasta donde iría mal? Y fue precisamente por eso, por lo que finalmente enjaulé, bueno por eso, y porque a veces no queremos ver lo obvio. Me faltaba experiencia en esas circunstancias. Y no enjaular, casi habría sido peor para mi cabeza. Si hoy me volviera a suceder, no enjaularía.

  En la suelta del 520km, enjaulé 5 palomas con muchísima experiencia, algunas de ellas palomas de tres años y a por su 7º península y con varios grandes fondos. Una barbaridad. Sólo llegó Asombrosa. La suelta en el club fue del 35%, y yo tenía un 20%, lo normal es que hubiera hecho 4/5. En cualquier otra circunstancia, debería haber sido así. Ahora ya sabía que la suelta reina no acabaría bien para mi. Me estaba desangrando, pero las cartas estaban sobre el tapete.

En Marbella había enjaulado mucha paloma. Y lo hice, porque mi objetivo era eso,  MARBELLA. Sin este episodio, estoy convencido de que el número de palomas marcado habría superado de lejos la docena, pero me quedé con las ganas. Marqué 8. Obtuve el mismo % del Club, lo cual ya de por sí es sinónimo de malo para mi. Esa es mi vara de medir. No fue un Marbella como el del año anterior, el día, el viento, ayudaron a que fuera una suelta del 20%. Si no hubiera padecido aquel virus, igualmente me habría inundado una sensación de desesperación poco entendible para los demás. No, no trabajo todo el año, para que aparezcan palomas de Marbella en el día. Yo quiero animales superiores. Mi decepción era doble.

Volviendo al momento de la suelta. Me sentí fatal, primero por las palomas y obviamente por mi mismo también. Selecciono pero lo hago con el colchón que me da la preparación. En esta ocasión, obligado por las circunstancias, fui incapaz de no enjaular. Y me equivoqué. Esto es lo que sucede cuando estás esperando un día en concreto todo un año. Mil cosas pueden suceder. Se torció todo. Una temporada que tenía pinta de maravillosa, acabó en una para olvidar. Me ahogué en la orilla, siendo un experto en natación.

Un virus de esas características si te cae en las velocidades, antes de empezar, o en un momento menos inoportuno, es subsanable, pero aquello fue como una bomba. Si en aquel instante, hubiéramos preguntado a alguien en la isla que mi temporada iba a terminar de aquella forma, nadie nos hubiera creído. Yo tampoco.

 Tras el doblete Alcantarilla/Marbella, al  repasar  las clasificaciones, sorprendentemente seguía yendo primero. Eso puede dar una idea de al ventaja que llevaba a mis perseguidores. Se me presentaban dos problemas. 
Las palomas ya no "estaban". Habían ido creciendo a lo largo de la temporada, dando el callo en muchas sueltas terribles. Tenía palomas muy cascadas, algunas llevaban dos Bazas del 16% y 20% en sus alas, y el palomar en conjunto no se había recuperado, no en cuanto al vuelo se refiere. El virus había bajado el estado físico de la colonia. 
Quedaba tan solo Almuñecar (770km). Precisamente ese año habíamos introducido un gran fondo más. ¡Vaya por dios! Y para más inri, la última suelta de la temporada solía ser terrible. Así que disponía de pocos efectivos, en proceso de recuperación (el virus siguió atacando a las que no enjaulé), y no tenía ni idea de cuando sería el próximo enjaule.
  Si de veras hubiera ido a por el Campeonato, no habría enjaulado mis mejores animales a Marbella, o habría enjaulado al primer Ibiza. No fui a este primer Ibiza porque sabía que iban a soltar con un huracán en el culo, como así fue. De hecho las palomas llegaron a más de 2000mm. Si algo soy, es consecuente. Trato de serlo. 
Si hubiera querido competir de verdad me habría dejado un buen equipo para la última suelta, pero aunque había sido fiel en mi modo de pensar, no lo fui tanto, en el sentido de que no aprendí del año anterior. No debí llevar el reloj al club en todas las sueltas de la temporada. Tendí mi propia trampa.

Quedaba una sola suelta,  y tenía un  desagradable mal sabor de boca por  todo lo  sucedido. Así que, al menos, tenía la posibilidad real de ganar, y con el paso de los días, acabe viendo las cosas de otro modo. Hay que levantarse siempre tras una caída. Necesitaba algún premio, algo que me recompensara. Volví a equivocarme, no debí enjaular tampoco en esa última carrera. Aquí, y es muy humano, no fui consecuente, y me dejé llevar por el impulso de un campeonato, que es cierto, tenía en la mano. Uno, que no había buscado, pero que de algún modo, me obligaba a enjaular.

La suelta se demoró al menos diez días. Me habría ido bien ponerlas al natural, pero ¿cómo saberlo?. A toro pasado, supe que Pedro Mir, las había puesto al natural para esa suelta, así que en realidad, hasta que el "hombre orquesta" no las tuviera en una postura adecuada, no enjaularíamos. Eso lo sé hoy. En aquel momento, no tenía ni idea. Sólo él, el que gano, y quizá algún otro, lo sabían. Lo de siempre.

La temporada, en cuanto a enjaules y suspensiones, había sido perfecta, porque la Federación había obligado a justificar eso excesos. Las subvenciones estaban encima de la mesa. De ese modo, el calendario se había cumplido escrupulosamente. El problema radicaba en que aquella última suelta no era Regional/Nacional, con lo que Pedro tenía barra libre para hacer y deshacer a su gusto. Como así fue. Su frase  en los días previos fue: "Vamos a buscar un buen día, vamos a acabar bien".

No hace falta que os explique que eso NO es colombófila. Lo comento, por si alguno, todavía albergaba alguna duda.

Llego el día, y mis palomas no habían recuperado el maravilloso vuelo que habían manifestado toda la temporada. Fijaos que sensibles pueden llegar a ser. 
La suelta fue muy complicada. Ideal para palomas no desgastadas, y con un estado emocional perfecto. Sólo llegó el 6% por lo que es deducible que el 94% no lo hizo. Marqué una paloma, pero al no ser designada, lo perdí todo. De haber sido designada,...fue un todo o nada. Y salió nada.
Pedro que había tenido una temporada horrorosa, hizo una buena suelta y acabó con un buen sabor de boca. Así, todos contentos. La información es poder.


Comprobé 77 palomas de península con los mejores % de la isla, y eso a pesar de haber enterrado una barbaridad de palomas en las dos últimas pruebas. Como dije recientemente, CINCUENTA Y DOS (52) palomas de gran fondo los dos últimos años. Nadie, ni de cerca ni de lejos, simplemente  se puede aproximar  a esos registros.
 Tenéis más información de aquella temporada en este post
http://plumanegras.blogspot.com.es/2018/01/trofeos-y-otras-cosas.html




Fue una pésima temporada para mi. Rescato, quizá, el récord de palomas marcadas en una única suelta en toda la historia menorquina desde Calpe (400km) y desde Marbella (880km), y varios títulos a nivel nacional como,  3º en el CAMPEONATO NACIONAL INSULAR DE MEDIO FONDO3º en el CAMPEONATO NACIONAL INSULAR DE SEGURIDAD3º en la COPA S.M EL REY
Estos trofeos, a pesar del batacazo final resumen lo bien que iba encaminada la temporada.



(Continuará...)




PabS.


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