jueves, 20 de octubre de 2016

CINCO MARIPOSAS.

"As" paloma social 2016 (La Palmesana) criada en casa y volada por Lluc Llabrés.

Ayer dando un paseo muy cerca de donde vivo, bajo un gran árbol que preside la entrada de una de las viviendas de la zona,  observé mientras caminaba, como un grupo de mariposas revoloteaba a mi alrederor. Cinco en concreto. Muy juntas, tanto, que se me hizo casi imposible saber cuántas había en aquella inusual maraña. Como si de un juego de niños se tratara, probé de contarlas junto a mi hija señalándolas con el dedo. Pocas veces he visto algo semejante y que durara tanto en el tiempo. Aquella "visión" duro apenas algo más de treinta segundos, pero me pareció como si el tiempo se congelase.
Dicen algunas lenguas que es signo de buena suerte. Otras, es una posible señal de un cambio de clima inminente. Probablemente, y dada mi escasa buena fortuna, sea lo segundo. Algo por otra parte del todo lógico, ya tan próximos al invierno.
De buena suerte no ando boyante ultimamente. Me podría extender largo y tendido, pero una vez más lo pospongo. El día que explote, me van a faltar folios. ;) Mejor cambiémos de tema, ¿no?. 

Mi soñado viaje a Asturias se me torció a última hora. Cosas del destino. Improvisamos sobre la marcha que suele ser casi siempre lo más acertado. Hemos pasado ocho intensos días en Mallorca. La mayoría de ellos por la sierra de tramontana. Siempre mágica, serpenteante e hipnotizante. Brutal.
Aunque estudié durante algunos años en Mallorca y conozco algo la isla, creo que nunca pateé esa zona con tanta energía como en esta ocasión, ni desde luego la disfruté tanto. 
Precisamente, y tiene su lógica, en esa maravillosa muralla mallorquina, hoy, creo que casi no existe afición colombófila.  Valldemosa, Deia, Soller, Fornalutx, etc. Todas ellas, poblaciones donde reinan espectaculares paisajes, pero parecen lugares poco apropiados para la práctica colombófila. Sólo aptos para verdaderos guerreros, colombófilos con alma, de los que tan escasos andamos en nuestros días. Hoy el colombófilo isleño no es como el de antes. Muchas cosas han cambiado. 
En la actualidad hay más de todo, pero no queda nada de la esencia que movió la colombofilia y a unas personas llenas de ilusión por romper barreras. Nada del aroma de antaño. Demasiado tiempo perdido.
El colombofilo, da lo mismo la especie, es por naturaleza miedoso, quizá temeroso de perder sus aves. Poco dado a la selección. Más por accidente, inercia o por simple omisión del deber de socorro con sus aves. Mal manejo vamos. Un mal endémico por otra parte. 
De acuerdo, estoy  generalizando, pero soy un convencido de esa corriente, que por otra parte puedo llegar a entender, aunque no compartir. ¿Cabría preguntarse para qué tenemos las palomas?
Apasionados canarios que en toda su vida enjaularon cinco pírricas palomas a Casablanca. Colombófilos que cuando llega un gran fondo de enjundia, de los de época, no enjaula o sí lo hace, pero escogiendo minuciosamente a los individuos, sabiendo positivamente que son los de peor categoría de su palomar. Los restos. Sacrificándolos vamos. 
Y son precisamente los osados y atrevidos, los mal bautizados como "locos", los que enjaulan creyendo en su locura. En esa maravillosa locura que les hace sentir diferentes por unas horas, algunos días como mucho. Momentos que dan sentido a este sinsentido y que lo justifica todo, incluso lo injustificable.
Esos locos con alma de niño, ilusionados como el primer día, esos que enjaulan  con "garantías" para esos grandes fondos, esos que inscriben su nombre en nuestra humilde historia, ellos, y no otros, son los que cambian la colombofilia. Los que la mueven. Los que la revolucionan. El resto, que suele ser mayoría, suelen ser simples expectadores del evento, meros acompañantes.
Para que las cosas sucedan hay construir un lugar donde todo eso pueda llegar a pasar.

Es un hecho irrefutable que la colombofilia se está muriendo. En Menorca no lo percibo así porque se ha ido regenerando en cierto modo, pero estamos a menos de un constipado y medio de que suceda algo en la isla y el número de practicantes caiga en picado. Supongo que pensamos de forma egoísta y sólo nos preocupamos de nuestro futuro y de dar comer a nuestros hambrientos egos. Creo que a esta generación le ha tocado la labor más complicada y comprometida de todas. Reflotar esto. El barco hace aguas por todos lados. Se hunde. Y por ahora, sólo miramos.
En Mallorca esta fotografía que narro es algo más palpable. Recientemente se convocaron elecciones en la Federación Balear. Ha entrado gente con nuevos brios. Creo que lo fundamental es "fijar" a los que ya hay (que no se nos vayan), y tratar de formar cantera. Estas dos líneas de trabajo, personalmente se me antojan de urgente necesidad. Un planteamiento de colombofilia sin colombófilos parece utópico.

Los colombofilos somos gente muy compleja. Antes era incapaz de llegar a una reflexión tan poco profunda. Hoy lo tengo asumido. Muy muy dificil enderazar esto. Les deseo "mucha mierda" como se suele decir en los ambientes teatrales. La necesitamos.

La colombofilia de hoy necesita de estabilidad, pero sobre todo de nuevos retos, de nuevas fórmulas. La esencia no se negocia, pero debemos encontrar los medios para proyectar nuestra pasión entre los nuestros y más allá de nuestras fronteras. Si continuamos por la senda de nuestros predecesores, habremos perdido la batalla y quizás la guerra. Tal vez pido demasiado.


Pabs.