martes, 17 de enero de 2017

Las grandes distancias. Rodolfo Bellani 1974.

Las grandes distancias fueron desde tiempos inmemoriales  un delicioso caramelo donde el colombófilo refugio todos sus sueños. Un Everest, un Annapurna o un K2 que escalar de un atractivo sin igual.
El texto de hoy es de un activo Rodolfo Bellani cocido en el año 1974.
Tras su lectura uno comprende que las largas distancias pueden ser o no acentuadas. Que no todo se ciñe en un mayor o menor número de kilómetros. Hablamos de 1974 y años anteriores y ya se afrontaban kilómtros infinitos. Señal de que aquello era más que posible.
Las líneas de vuelo marcan lo que se puede y no hacer en cada lugar.
Es muy cierto que cuando uno afronta determinadas distancias siente que está "tirando" la paloma. No es menos cierto que en lugares como donde vivo ese sentimiento se hace perenne incluso en distancias cortas, pero deduzco que el autor del artículo no era un gran fondista puro. Eso se tiene o no se tiene. Alma de depredador. 




Pabs.