Para comprender, para poder hablar con la propiedad que se merecen las palabras, primero hay que ver las cosas, no que te las cuenten. No es lo mismo ni se le parece.
Últimamente estoy menos prolífico en mis publicaciones. La razón resulta obvia. Ya estamos en faena. Año extraño. Muchas pérdidas en los palomares no habiendo sobrepasado los 120 km. No juzgaré desde aquí porque merece un análisis más profundo, y desde luego entre los interesados.
Por mi parte, las palomas están estupendas. Ahora es cuando uno disfruta de verdad, poniéndolas en su punto. Horneándolas a fuego lento. El trabajo, el de verdad, se hace en casa, es ahí donde se marcan todas las diferencias. Ni grupos compactos, ni palomas paradas o no, ni obligaciones ni milongas. En casa se cuece todo. Ahí hallareis la diferencia.
Os dejo con el viaje a Arabia Saudí.
Pabs.