En esta preciosa mañana de hoy, 5 de Julio, en la que parece que por fin ha vuelto el verano con nosotros, viajamos con nuestra particular máquina del tiempo hasta 1968. Recién aterrizados en Mallorca en ese año en el que los jóvenes del mundo se rebelaron, podemos ver desde su ventana a Juan Veny Sanso, y sin que éste se percate de nuestra presencia, le observamos sentado en aquella vieja silla, y papel sobre el pupitre, pluma en mano, redacta párrafo a párrafo su artículo colombófilo, uno en el que nos recuerda uno de los históricos debates por excelencia. Resulta sorprendente que si ya por entonces era tema de debate y éste daba para un artículo, que os voy a contar yo que no sepáis. El eterno dilema de siempre.
En realidad no hay debate. Comenzó a serlo cuando acentuamos esa disyuntiva con leyes y normas. Os recuerdo que en Bélgica, Holanda, etc en su carrera más internacional, el Barcelona, no se permite enviar yearlings. En otros lugares les dio por "hacer bandadas" y reforzar aún más la cuestión de hoy, pero no amigos, no hay debate. No lo hay y nunca lo hubo. Todas son palomas.
Al efecto siempre afirmo lo mismo, las adultas son los mejores yearlings del año anterior. Obviando el tema que no deja de ser importante, el de que una paloma con dos, tres años se ha hecho por completo en todos los sentidos, lo que realmente la hace mejor es ese gran regalo que lleva dentro desde que nació y que muy pocas poseen en propiedad. Y es por ello que la selección es tan sumamente crucial en nuestro deporte.
Los problemas aparecen cuando los defensores a ultranza de las adultas se olvidan de lo importante, de seleccionar y acaban "haciendo" adultas por su edad y no por su calidad. Las buenas seguirán ahí, pero también una mayoría, nada silenciosa, de palomas inservibles para nuestros objetivos.
En definitiva, buenas y malas palomas, me decanto por ese título.
Pabs.