Excelente artículo del belga Willy Grunberg. Interesantes reflexiones las que nos ofrece sobre el vuelo en las islas Baleares. Asimismo sorprende la reseña que hace sobre las Islas Canarias.
Y a propósito de lo que Willy nos cuenta, el Jueves pasado, mientras iba y venía de Mallorca, con motivo de mi suelta a pelo, pude constatar en primera persona el trayecto que ellas iban a realizar horas más tarde. Me sorprendió algo que ya conocía, pero que pude vivir en primera persona. La gran diferencia de la intensidad del viento en tierra y sobre el mar.
Esos dos días amanecieron con viento, pero ni por asomo puedo comparar el que se percibía en tierra firme con el que soplaba en el canal. En aquellos momentos, tratando de agarrarme a lo que fuera por el fuerte oleaje, no pude reprimir que mi subconsciente funcionara sólo: Pobres animales.
El día de la suelta, tras atracar en Ciudadela, el viento no era ni la sombra de lo que había sido una hora antes en el canal. Con eso debemos contar. Mientras nosotros esperamos impacientes el picado de una paloma y olvidamos todo lo demás, ésta, además de otros peligros, debe sortear islas, vientos, y hasta en ocasiones, vuelos a ciegas. Muy duro para ellas.
Del artículo, destaco otra frase. "Ciertas leyes deben ser respetadas...". Apreciado Willy, no puedo estar mas de acuerdo con tu sabia reflexión.
Nosotros podemos fijar las fechas de vuelo que nos plazcan en función de nuestras necesidades, pero las palomas mudan, y salvo modificación genética, seguirán mudando en las mismas fechas. Hoy en Menorca, hay un % de imposible definición, donde las hay todavía acabándola. Deberíamos darles todas las posibilidades para poder mover esas palomas cuando estén en perfectas condiciones. Esto es sagrado para mi. El éxito, es un cúmulo de infinitos detalles. Hay variables que no están en nuestras manos, otras, en cambio, sí.
Os dejo con el texto.
PabS.
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