jueves, 30 de noviembre de 2017

Una de oportunidades perdidas.


Mutis & Estrella

   Y llegó Diciembre (casi) y con él, el frío. Agua viento, frío y primeros indicios en los supermercados de que la Navidad está aquí. Sí señor. Ya tocaba. Con este hermoso panorama se me ha enfriado todo, hasta el blog. Mis palomas andan bien recogidas en el palomar. Hay un tiempo para cada cosa, y es algo que nos cuesta horrores entender. 
  Hace dos días, soltaron los mallorquines desde la vecina Ibiza. Primer suelta de la temporada, o última, según se quiera ver. "Hostión" en toda regla. Clubs con un 20%, otros con un 30%...y eso que se soltó con el tan buscado viento a favor. No me prodigaré mucho en repetir lo mismo. Simplemente podía suceder. 
En esta época del año, las sueltas también pueden salir bien, pero es una moneda al aire. Pichones sin experiencia, mal preparados generalmente, en las semanas donde es fácil observar dos halcones colaborar  juntos, peregrinos que en unas semanas, quizá bajen más al sur, un Noviembre donde la muda todavía no ha dicho su última palabra, o en el mejor de los casos, sí, pero la paloma anda todavía en proceso de recuperación. No señores, ahora no toca. ¿Lo peor de todo?. Nos la suda.
Si hiciéramos el siguiente experimento comprenderíamos muchas cosas. Dejemos a nuestro bando de palomas volar libremente, si lo hiciéramos, observaríamos que a partir del mes que viene, ese vuelo es más fluido, más natural, menos incómodo. La señal de la naturaleza, prefiero esa.

  En Mallorca y Menorca se están moviendo pichones desde hace un mes o más. En algunos palomares, no doy nombres, porque lo importante son los hechos, tras varios entrenamientos, ya hay palomares enteros con palomas vomitando, algunas bajas, etc...palomas que 10 días antes estaban, supuestamente perfectas.
Mi opinión al respecto es clara. Nos vemos obligados a mover los pichones por las fechas que nos imponen, también porque no decirlo, por un nacional de pichones que no ha venido sino para hacer daño. Sistemas inmunes en los que los pichones no han visto cerrada esa cremallera de inmunidad que les dará seguridad en un futuro, se ven abocados  al desastre ayudados por un galopante estrés. El resultado en algunos casos, colombófilos que hipotecan la temporada que está apunto de comenzar en poco tiempo.
  Insisto, hay palomares en Mallorca y Menorca, hoy jueves, 30 de Noviembre, que se les están muriendo palomas. Sé que en las afortunadas está sucediendo tres cuartos de lo mismo. Todo esto ocurre por ir contra natura.
  ¿Se pueden mover las palomas en esta época del año sin que eso suceda?. Sí. ¿Sabemos como movernos durante estos meses? No. ¿Son buenas estas sueltas en esta época del año?. No, son terriblemente perjudiciales.

  Nosotros volamos en invierno. El mes ideal (como muy pronto) para comenzar a moverlas,  debería ser  Enero. Si no hay más remedio, mes de Diciembre. Mi primer entrenamiento de la temporada casi siempre fue el día dos o tres de Enero, y he disfrutado de las palomas con un enano. Hechos, señores hechos, y menos "bla bla bla" en foros y grupos. WhatsApp está lleno de campeones, pero cuando llega la hora de medirse y de demostrar lo que se afirma, nada era lo que parecía.
 Esto me recuerda el tema de las adultas. Los hay inflexibles en este tema, y otros, con menos taras, marcan pichones de 5 y 6 meses de casi 900 km. No se trata de una cosa ni de la otra, sino de NO ponernos límites, pero sobre todo, de que no nos los pongan. 


  La historia está repleta de oportunidades perdidas. Bajo ese contexto, se dan situaciones incómodas para el colombófilo inteligente. Los buenos, optan por mover sólo un grupo de palomas, el grupo de las buenas, lo tienen a buen recaudo. La colombofília no deja de ser en cierta medida como una partida de poker entre amigos. Otros, en cambio, obedientes hasta la médula, lo mueven todo, desde el primer día, y lo acaban pagando. La colombofília no sólo selecciona palomas, también colombófilos.

  El  texto de hoy va de eso. En ocasiones, simplemente hay que escoger, y ello no implica haber gestado una oportunidad perdida. En otras, en cambio, esos "trenes" jamás vuelven a pasar.
¿Qué hay generalmente detrás de una oportunidad perdida?. Suele haber engaño, intereses personales, información deficiente, etc...
Hubo una época, otra, en la que colombófilos de Taiwán, en una búsqueda por algo diferente y que marcara diferencias, peinaron la geografía española en busca de palomas. No supimos estar a la altura. Hasta en eso, belgas y holandeses estuvieron más atinados que nosotros. 





PabS.

lunes, 27 de noviembre de 2017

El mesías de las plantas.


  Hoy traigo en la mochila algo diferente. Y sí, lo sé, este pequeño oasis es un espacio dedicado a las mensajeras, pero no es menos cierto que siempre que puedo, trato de enriquecerlo con aquello que, o bien me ofrece ciertas similitudes, o simplemente me resulta fascinante.
 La historia de Carlos Magdalena, bien merece una producción para una película. En el mundo botánico, todo transcurre más lento, ni tan siquiera un culebrón venezolano aguantaría la comparación, pero la observación y el conocimiento, son absolutamente determinantes.
Interesantísima la historia de este ilustre asturiano.


 Su apodo —inventado por un periodista asturiano y popularizado por David Attenborough, que se refirió a él así en la BBC— no obedece solo a su look, un tanto en la onda de Jesucristo. Se debe sobre todo a su mesiánica habilidad para salvar especies de plantas que se encuentran al borde de la extinción. Es único a la hora de insuflar vida en un puñado de viejas semillas resecas o salvar de la desaparición al último ejemplar de una especie remota incapaz de reproducirse.


"Recorre el mundo al rescate de especies al borde de la extinción. Es uno de los botánicos más reputados de Reino Unido. Allí se le conoce como el Mesías de la naturaleza"

Aquí os dejo el enlace: 

http://elpaissemanal.elpais.com/confidencias/carlos-magdalena/#!/foto/1



PabS.

domingo, 26 de noviembre de 2017

¿Por qué permitimos el manoseo?.




  Cada día que transcurre, el tiempo se va vistiendo lentamente con su traje de temporada. Sus mejores galas para lo que aún está por llegar. Uno, recién desperezado, se arrima a la lumbre desde muy temprano. La chisporreante chimenea es un lujo en estas frías mañanas de Otoño. 
Me comentaba un vecino hace unos días, que para él, la chimenea es sin duda el televisor del campo. ¡Que razón tiene!.
Podríamos afirmar que esos hornos que nos dan vida, están pasados de moda en un mundo donde impera la tecnología, pero indudablemente  tienen algo difícil de expresar con palabras. Desprenden magia.

  La colombófila, muy en la línea con las chimeneas, es un deporte, sólo un deporte, pero lo tiene todo. Es una gran desconocida para la mayoría, y muy probablemente abocada a una pronta desaparición. Ayer me comentaba un amigo canario que las cosas están muy mal por allí. Mucho colombófilo aparcando en un improvisado parking habilitado al efecto, en el que a su entrada puede leerse: Ex-colombófilos.
Muchas de las razones de tal ostracismo, nada tienen que ver con las pésimas gestiones de nuestros representantes. No obstante, tengo la vaga sensación, de que generalmente llegan al poder los más incapaces, o los que más ansias de calentar el sillón tienen. Y los pocos capaces y con ganas de cambiar esto, arrastran demasiados grilletes como para modificar nada. Seguramente es sólo una sensación, pues es muy fácil afirmar eso desde el sillón de mi casa. Sólo es una sensación, tan sólo eso.

  Las tinieblas que envuelven nuestro deporte, tienen que ver más con la realidad social reinante. Por eso es tan importante conservar a los que ya están. Centrar nuestros esfuerzos en ellos. Esas deberían ser las medidas de fuerza en un último desesperado  intento por salvar a una especie de tanto valor, en claro peligro de extinción. La realidad es bien diferente. Yo mismo la he vivido en mis carnes. Sería de agradecer no dejarnos manosear tanto.



  Llegará un día en el que por fin nos daremos cuenta que una baja más es una irreparable pérdida. Un sólo colombófilo menos es un drama que demuestra que nos estamos muriendo. Jamás me alegraré por ello.
Hoy os dejo dos "perlitas". Un censo de Baleares de 1978. En él,  25.919 palomas con una increíble cifra de 534 socios. Hoy en día, anillamos más que nunca, entre 36.000 y 37.000 pichones. Uno podría pensar que nuestra colombófila goza de una enorme salud con los tiempos que corren. Nada más lejos de la realidad. Con gran esfuerzo llegamos a los 200 socios en toda Baleares (Llegamos a ser más de 600). Demuestra que somos muchos menos y  más granjeros. Clubs emblemáticos como el de Ciudadela, con 36 socios en aquella década, hoy a duras penas sobreviven con 10, y por lo visto con derecho de admisión. Así nos va. Un día os hablaré del presidente de ese club. Hay mucha tela que cortar. No, no me callaré.

  Clubs en las Islas Canarias, donde era sumamente sencillo reunir a 100 socios (¡que maravilla!), hoy, la mayoría de ellos se mueve entre los 20 y 30. Hay excepciones, pero son eso, excepciones.

Para acabar, os dejo un artículo de ese mismo año, donde se expone algo con lo que no puedo estar más de acuerdo. Cuando voy a mi club a enjaular, lo hago con sigilo. Sólo me interesa enjaularlas. Los hay que las sacan de las jaulas, e incluso los hay osados, que te piden consejo para designarlas. Manoseo por aquí, por allá. No me gusta que manoseen mis palomas bajo ningún concepto en momentos determinados. El enjaule es un ritual, horas delicadas para ellas, prefiero evitarles eso.






PabS.