lunes, 22 de enero de 2018

Mi historia. (Segunda parte). El comienzo.




   Me acerqué por primera vez al club (La Mensajera Mahonesa) en el año 2000. Me hice socio, pero no volví a aparecer por allí durante algún tiempo. Tenía otras cosas en la cabeza.
Dos años más tarde, aproximadamente en un mes de Abril, Mayo del capicúa 2002 finalmente me decido a comenzar lo que tantos y tantos años había sido un gran sueño. 
En mi cabeza, hasta ese año, había quedado congelada la pasión por las mensajeras. Siempre fue una pequeña obsesión volver a disfrutarlas. Comenzar en serio. 
 Desde aquel lejano 1986, que siendo un chiquillo, anillé mi primer pichón, revoloteaban en mis pensamientos. Imposible quitármelas de la cabeza. Se dice pronto, pero han transcurrido 32 años de aquello. Me da hasta miedo pronunciar esos dígitos.

  Recuerdo que comencé, como lo hacen todos en sus primeros pasos. Te regalan pichones, te prestan parejas, tu compras una por aquí, otra por allá. Hoy, siempre digo lo mismo,  comenzaría de otro modo, pero creo que es algo por lo que todos debemos pasar, si queremos aprender. 
  En esta fase estamos convencidos, que tenemos el enfoque adecuado, y no solemos escuchar a los demás, pero sobre todo tampoco sabemos a quien escuchar, ni de quien fiarnos. Por otra parte, es tanta la información que masticamos en tan poco tiempo, que  acabamos por empacharnos.

 El primer palomar que visité fue el de Lorenzo Cardona "Sito", un señor enamorado de las palomas, y especialmente de los papeles que las acompañan. Uno de los últimos palomares, sino el último, ubicado en Mahón ciudad. Me estuvo horas "comiendo" literalmente la cabeza con los pedigrees. Me resulto abrumador. Tras pasar el papeleo de rigor, me presto 4 parejas. Aunque fue muy ambiguo, te las presto pero te las regalo. No, no me quedo claro, no lo entendí. Semanas más tarde, salí de dudas.

El caso es que me fui de allí más contento que un niño con zapatos nuevos. ¿Supongo que conocéis esa sensación, no?.
Habilité provisionalmente una perrera para criar con ellas. Cuando los pichones estuvieran listos, los trasladaría al nuevo palomar de vuelo, también situado en Mahón.

Por aquel tiempo Jusué se había jubilado, y había venido a vivir a la isla, y cumplir su propio sueño. Chalet nuevo, palomar de madera increíble. El retiro dorado para aquel que vive la colombófila como nosotros. El caso es que "Sito", cíclicamente cada cierto tiempo se va quitando parejas, y si puede las vende, y por lo general, hasta donde yo sé, se desprende de lo que no le funciona, que en su caso, es mucho. Se va cargando de palomas hasta que aquello le resulta muy pesado. Tiene ya una edad.
Jusue le había conseguido venderlas en Barcelona. Así que tres semanas después de prestármelas/regalarmelas a mi, me llama y me dice que las tiene vendidas, pero que si yo las quiero, eran 25.000 pesetas por cada ejemplar. Lo cierto, es que aquello me contrarió. No lo entendí, pero tenía pichones apunto den nacer, y mi satisfacción era tal, con el mero hecho de comenzar en  colombófila, que, y a pesar de que no tenía un duro, accedí a comprárselas casi todas. Me gasté más de lo que ganaba en aquella época en un mes. Acababa de entrar a trabajar en una notaría, y mis ingresos eran pírricos.
¿Qué compré?. Un macho inglés de 11 años, un negro de 10 años, una paloma portuguesa, una croata, etc, etc...Compré mierda, o mejor, me vendió mierda. Con el tiempo me di cuenta, pero no porque no funcionaran, sino porque aquello no tenía ni pies ni cabeza. Debemos situar el momento. Ni me planteaba la vida reproductora de una paloma. Había cosas que ni me había parado a pensar, y por otra parte, me faltaba mundo. ¿Por qué me iba a engañar?. Esto es lo que no se debe hacer jamás. Aprovecharse de un novato. Es más bien al contrario. No hace falta ayudarle con palomas, los consejos , los buenos, son más valiosos en esta fase, que cualquier otra cosa.
Años más tarde, cuando mis resultados explotaron en la isla. Hasta en dos ocasiones Sito vino a casa a comprar, y en las dos se fue de vacío, porque tenía claro que el precio para él, era el doble o el triple que para cualquier mortal en la isla. Me tomé mi pequeña venganza.
Pasemos página. 

Aquel año 2002 se había decidido dar un golpe de timón a lo bestia. Recordais  el desesperado  impreso de Pedro Mir de 1999, pues bien en el año 2003, mi primer año, soltaríamos desde Barcelona. Varios Mallorca, y un nuevo reto llamado Barcelona. ¿La razón por la que ibamos a cambiar la línea de vuelo de toda la vida?. Por lo que contaban, no regresaban palomas desde ninguna distancia. Se había tocado fondo, y se decidió explorar nuevas vías, como la de Barcelona. Percibí mucha ilusión en el club. Era como si todo volviera a comenzar. Si aquello iba bien, ya planeábamos continuar la línea dirección Francia. El salto de mar era mayúsculo, 250 km de mar, pero nuestra ilusión estaba desbocada.

Recuerdo mi primera suelta. Un Cala Ratjada, 7/13. Mismo porcentaje que el club. En la segunda creo recordar que perdí una de esas 7. 
Y por fin, llegó el gran día. Nuestro Barcelona. Hasta el nombre le daba lustre a la suelta. No dejaban de ser 270 km, pero para mi era como el Gran National. Me costó dormir aquella noche previa a la suelta.
Para seros sinceros, era mi primera carrera, por no saber, no sabía ni distinguir si lo que venía era una de las mías, una tórtola, o un pájaro. Todo lo que se movía en mi campo visual parecía transformarse en la llegada de una de mis guerreras.
 Estuve horas y horas en el palomar, de hecho, todo el día. Mis instalaciones estaban ubicadas en un terreno, así que por llevarme, me lleve hasta un bocata para comer. 
No llegó nada. Me dolió. Al llegar al club, y debo recordaros que en aquel 2003,  no era como ahora, que con el dichoso whatssap te enteras antes de que llegue la mismísima paloma. Pues bien, al llegar al club, el fracaso no sólo era mío era un ko generalizado. No había pluma. De los 250 animales que se enjaularon, no llego nada. Creo recordar, que al día siguiente regresó una a un socio del club, pero no puedo precisar si fue en el día, o al segundo día.

  Misma operación, otros dos Mallorcas, y un segundo intento desde Barcelona, que acabó como el primero, con un final muy infeliz. Habíamos variado completamente la línea de vuelo, pero no lo que cada uno hacía en el palomar. Anquilosados con el pesimismo del transcurrir de los años, quedaba manifiestamente claro que aquello, tampoco había funcionado. En este segundo Barcelona, creo que también llego una sola paloma.
 De hecho mi famosa "Barcelona" fue a uno de estos dos Barcelonas. Criada y volada por Florencio Mercadal, regresó a los 6 meses de esa suelta.
Estos dos experimentos se habían realizado con pichones. Quedaban las adultas por salir a escena. Al ser mi primer año, obviamente no disponía de ellas. El caso es que esas adultas, las supervivientes del ejercicio anterior, se prepararon desde Mallorca, para posteriormente ir con la avioneta de Vicente Roca. Fueron soltadas desde las Pitiusas. ¿Resultado?. No regresó ninguna.
Tocar fondo ya resultaba muy poco acertado. El pesimismo se apoderó de todos nosotros.
Para ser mi primer año, todas estas experiencias me abrieron un mundo nuevo de sensaciones. Tenía los ojos muy abiertos, podía percibir lo que ellos sentían, después de décadas de frustración.
Aclarar en este punto que en el pasado siempre hubo momentos mágicos. No todo fue negro, pero si que el denominador común fue siempre, una colombófila de muchísimas pérdidas. Sólo gente que ama la colombófila puede soportar esto.

  Al año siguiente, 2004, se retomó con resignación la línea de vuelo de toda la vida. Aquella temporada fue mi primera completa. Y fue una al uso. El Club se manejo bien hasta hasta los Calpes, luego se marcaron  4,5,6 palomas por suelta desde la península. Cuando digo bien hasta los Calpes, estamos hablando de sueltas del 15/20%, pero hasta esa distancia más o menos, había cierta seguridad en ver alguna paloma llegar. 
En lo personal, logré un 2º social, y 1º designada del Club desde Ibiza, eso sí, sin tener ni puñetera idea de que iba esto. Resulta curioso, años más tarde traslado el palomar, a la peor zona de la isla, y logro primeros puestos en todas las distancias, con sangre sudor y lágrimas, pero de Ibiza, diría que ese 2º puesto ha sido el mejor que he obtenido desde esa distancia. ¿La razón?. La ubicación de los palomares en distancias cortas o en aquellas en las que un ramillete de palomas se lanza en grupo, es absolutamente determinante. En aquella época, yo no entendía nada de todo esto. Hoy, sí. Lo aprendí por el camino.

  En el año 2005, por fin meto desde la península, marcando dos hermanos de nido desde Calpe. Como os dije antes, estaba en la media, en ese filtro que no tenía compasión, ni con novatos, ni de expertos. Indescriptible la experiencia de marcar desde un 400km. De hecho  aquel día, apunto de llegar las palomas, estaba sentado en un restaurante, comiendo en familia. No, no podía esperarlas. El caso es que entre el primer plato y el segundo, nervioso por la situación, me levanté de la silla, y me fui al palomar guiado por un feeling. Llegando con mi coche, las vi llegar. Un subidón increíble de adrenalina que jamás podré olvidar.

Los años siguientes continuaron parecidos. El club seguía en la senda de toda la vida. Muy pocas palomas marcadas desde la península, y poquísimas desde el único gran fondo que teníamos en nuestro calendario.

(Continuará...)


PabS.

Mi historia. (Primer parte). La colombofília menorquina.



    "Para avanzar, uno necesita tener enemigos. Si no los tienes,  es porque pasas por esta vida sin cambiar nada".

  Que mejor encabezamiento para un artículo, que una frase que deja un intenso aroma a verdad en su significado. No, no debería ser así, pero lo es. La frase no es mía, me la pasó ayer un amigo, por razones obvias.
 En ocasiones logramos cambiar el devenir de los acontecimientos, y rápidamente nos acostumbramos a la nueva situación, al nuevo orden establecido, pero cometemos el mayúsculo error de olvidar de donde venimos, y donde estuvimos perdidos tanto tiempo. Quedarse con algo de mierda en el bolsillo no es mala idea, para recordar como huele.

En esta serie de capítulos os voy a contar mi historia, la colombófila, una historia muy personal, para que podáis juzgar por vosotros mismos, y sobre todo, para que tú, que repites sin conocer, tengas la otra versión de un cuento, que algunos, se empeñaron en cambiar su final.

  El Club la Mensajera Mahonesa fue fundado en 1928.  A lo largo de su dilatada trayectoria obtuvo algunos éxitos sonados, muy sobresalientes por la dificultad de volar en la isla. Para poneros en situación, amigo lector, debes recordar que en esta isla, no hace mucho tiempo, con una sola paloma marcada desde la península se ganó algún campeonato. O el fatídico 2011, año en el que no volé, y que se tuvo que suspender el final de fiesta. Ese año regresamos al pasado, porque éste, está siempre recordándote que puede volver a llamar a tu puerta. Ese 2011 fue un paso hacia atrás. 

  En el año 2010, llevábamos más de 70 años de colombófila en la isla, y, salvo algún episodio asilado, se había instaurado un sólo gran fondo (Baza), donde marcar ya era un milagro, y hacerlo en el día de la suelta, un casi imposible. 
Normalmente entre los socios, la media para lograr meter una paloma desde un gran fondo corto como es Baza, estaba situada en los 7 años. ¡Una paloma de gran fondo cada 7 años!. Yo mismo, en una colombófila deprimida, tuve que pasar por ese filtro. Comenzar hoy, es mucho más fácil que antaño.
Desanimarse era muy fácil por aquellos tiempos. Uno cuando se mueve en semejantes océanos, debe ser muy duro, querer mucho a la colombófila para aguantar esa bravura, ese mar que te escupe a la cara, y te grita: ¡No pasarás! .  Y  los isleños, como los vikingos de antaño,  somos graníticos, porque una sola paloma, aunque no volvieras a ver  más pluma en otros 7 años, era suficiente para mantener la llama de la ilusión. El barco se hundía, pero ninguno de aquellos colombófilos gladiadores estaba dispuesto a abandonar.

Ilusión sí, pero aderezada siempre con grandes dosis de pesimismo, uno que se iba transmitiendo de generación en generación, de padres a hijos. Esto, muchas veces te hace perder la confianza en ti mismo, y observas desde la distancia, que lo que practican en la península, y ya no decir los Belgas, holandeses, etc, no es colombofília, sino otra cosa, porque perder la mitad de las palomas en simples velocidades, y hacerlo cada año desde que la colombófila se fundo en la isla, hacía algo más de 70 años, era una losa muy pesada, incluso para un doctorado en optimismo.




El verano solía ser un oasis, donde los menorquines recobraban fuerzas, olvidaban aquellos "palos", y se visitaba a aquellos afortunados (dos o tres) que habían podido marcar de gran fondo. Y la temporada siguiente, nuevamente, la primavera volvía a florecer. Este ciclo se repetía en un interminable bucle que siempre concluía con la siguiente frase: Aquí no se pude volar. U otras del estilo de:
¡Que venga Márquez con sus "Mickys" y los suelte desde Monte Toro!, afirmaban socarronamente otros. Sí, había que estar ahí, para entenderlo. 

En el año 1999...Pedro Mir, insertaba en el interior de una de las revistas de la época, la siguiente encuesta, en un grito de auxilio totalmente desesperado.




El poso de tristeza era tan grande que se llegaba a extremos como ese. O peor aún, en el año 2003, el mismo Pedro,  hizo venir a la isla a un conocido colombófilo holandés (o Belga, no lo recuerdo), para que con lupa incluida, les seleccionara las palomas. Lo que no valía, algunas de las "sentenciadas",  que sí habían demostrado con hechos su calidad, fueron "ejecutadas". Una lupa a la luz del sol, decidía, al estilo antiguo,  como en los antiguos circos romanos. Pulgar arriba pulgar hacia abajo, si merecían o no, vivir. Una pupila, un círculo de correlación, uno más o menos, podía ser la diferencia.
  En aquel momento, yo era un imberbe colombófilo, al que le faltaban varios hervores para comprender aquel cúmulo de despropósitos,  pero  aquello a mi me causó verdadero estupor. Hoy, me escandaliza sólo pensarlo. Ni que decir, que nada cambio en sus vidas. Todo siguió igual, porque el problema no se escondía ahí. 
  Llevaban más de 70 años sin dar con la solución al problema. Ni se acercaban. Volar en Menorca no es volar en cualquier lugar, pero equivocaban las formas, el fondo, erraban en casi todo. 
  Llego un momento, en el que aquí se depuraban los cuadros reproductores enviando pichones a derbys en la península. En la isla no respondía nada, pero delataba el estado de animo local.
Poseo emails de Pedro Mir, en los que sus desesperación era mayúscula, y puesto en el contexto de hoy, no me sorprende. Ya iréis viendo el resto de la historia.


(Continuará...)



PabS.

domingo, 21 de enero de 2018

El maravilloso mundo de los pájaros.



Jennifer Ackerman,divulgadora científica, articulista en ‘The New York Times’.

Resulta obvio que a todos nosotros nos fascinan los pájaros. Esas maravillosas criaturas que siempre estuvieron presentes en nuestras ajetreadas vidas. 

Hoy os dejo una breve entrevista con Jennifer Ackerman, autora de la obra, "el ingenio de los pájaros". 
Me ha llamado la atención muchas de las cosas que en ella se dice.
En lo negativo, leer algunas tan terribles, como que en los próximos 50 años se prevé que la mitad de las especies de pájaros se extingan, tan sólo en EE.UU. Leerlo me resulta una tragedia. Ahí es cuando todos deberíamos relativizar muchas aspectos de la colombofília, como por ejemplo, el deseo de muchos de erradicar de la faz de la tierra todo aquello que se llame halcón, azor, etc. Un poquito de cordura, que no estamos sólos en este mundo. Aunque a este paso, quien sabe, quizá hasta lo lograremos.

Aquí os dejo el enlace.

http://www.lavanguardia.com/lacontra/20180120/44130304674/los-pajaros-recuerdan-piensan-sienten-hacen-regalos-y-aman.html


PabS.

sábado, 20 de enero de 2018

CONCURSOS DE ANECDOTAS.

 

    La colombófila es un auténtico oasis de emociones. Una afición que nos sustenta en el día a día. Algo que llevamos tan dentro, que se nos hace difícil imaginar la vida sin ella. Un entretenimiento por el que algunos se convierten en auténticos burros, si no lo eran ya antes, y donde otros, dejamos de ver el mundo como algún día fue. Sí, algo muy especial tiene esto que se convierte en una forma de vida para todos los que la sentimos de una forma muy especial.
¿Quien no ha llorado alguna vez por una paloma?, ¿quien no se ha enfadado o frustrado en muchas más ocasiones de las que nos hubiera gustado desear?. La colombófila debería ser un nexo de unión entre colombófilos. Nuestro deporte lo tiene todo. Pasión, alegría, tristeza, ilusión, etc...
  La de hoy, es una anécdota que nos acerca Orestes Cendrero, donde resume lo que yo he visto en los ojos de algunos compañeros de viaje que ya no podían disfrutar de la "carretera" como tantas y tantas veces hicieron en el pasado. 
 Hay que valorar lo que tenemos cuando está en nuestras manos su disfrute. El tiempo ya se encargará de poner las cosas en su lugar.




PabS.

viernes, 19 de enero de 2018

Los Planes de Concurso. J. Veny Sanso (Mallorca).



   Interesantes reflexiones las que comparte con nosotros Veny Sanso. Las distancias pueden llegar a ser relativas, en función de con qué han sido aliñadas. Un día con viento a favor puede hacer parecer una distancia temible, en algo más que asequible. Días de perros, donde nuestros mejores cracks padecen todas las dificultades del mundo para regresar desde la vuelta de la esquina . Todo relativo.
El propio texto nos habla de una suelta efectuada desde el mismo punto,  dos años diferentes, con resultados diametralmente opuestos. 
El gran cambio en las islas Baleares es el seguimiento y la fiabilidad de los partes meteorológicos on line. Ahí encontraremos muchas claves del gran "adelanto" de los últimos tiempos. La cuestión, que da respuesta al problema, es donde ubicar esa línea. No hay más debate. Esa respuesta resuelve la mayoría de  conflictos.
¿Ayudar a las palomas?. Naturalmente que sí. ¿Construir una colombófila donde sólo el viento tenga la última palabra?. Personalmente soy contrario a esa forma de ver las cosas.






PabS.