martes, 8 de marzo de 2016

Seleccionar y seleccionar.



Esto ya es otra cosa. Los primeros rayos de sol de la mañana entran pausadamente por los incontables recovecos de la persiana de mi dormitorio iluminándolo lentamente. El sol es vida. Uno se levanta de otra manera.
El gran árbol que custodia la entrada de mi pequeña casa de campo, la joya de la corona, amanece poblado de pequeños brillantes que son gotas infinitas de vida. Café humeante en mano, observo como van cayendo una a una sin que nada ni nadie lo remedie. Precioso espectáculo si señor.
Al comenzar a competir en invierno mis sentidos y mi memoria asocian el frío de la mañana, el húmedo manto que recorre cualquier rincón hasta donde mi vista alcanza,  esa inconfundible  fragancia matutina a hierba fresca recién hecha, o los lejanos y estridentes gritos de los gallos del lugar anunciando el inicio de un nuevo día. Todo eso huele a paloma en mi interior.
Estas próximas semanas me dispongo a seleccionar mi equipo de guerreras, vuele este año o no lo haga. Si todo sale según lo previsto, volverán a ir a Mallorca solas un año más. Todos tenemos nuestro sistema. El mío en concreto va evolucionando en el tiempo en la medida que lo hago yo. Soy muy reflexivo en todo, pero no apunto casi nada. Vivo en un orden desordenado. Tengo conceptos muy claros, y vivo de ellos y de mis sensaciones.
Mi fuerte  no es saber más que los demás, pues  me superan en casi todo. Tengo curiosidad por las cosas, pero no vivo del último producto natural o químico, de si les doy esto para ganar…, y de un largo etc que está muy bien, pues no hay que cerrar la puerta a nada, pero este apartado es tan sólo la “uña” de la colombofilia. Y en cambio da la sensación al leer a algunos que es el ABC. De que sin ello nada vuelve a ser lo mismo.
En ocasiones observo en algún foro que la gente parece esconder algo. Ya lo comenté en alguna ocasión. Algunos tratan de hacer creer a los demás que existe un oscuro secreto que ellos sólo conocen  y entorchan con orgullo y que desde luego no nos revelaran, pero en realidad el secreto somos nosotros mismos y nuestras palomas y no hay dos colombófilos iguales ni dos líneas de palomas que se parezcan,  por lo que no existe un único secreto.
En mi caso, el hecho de haber logrado ganar en mi isla, en mi región o en mi país, las innumerables marcadas en sueltas donde muy pocas palomas regresaron, el Campeonato Absoluto de Baleares, Campeonato de Fondo de Baleares, Campeón Nacional Insular de Fondo, hasta 19 menciones nacionales, etc, el haber logrado que tus rivales o gente de otras comunidades observen con asombro una serie de difíciles marcadas continuadas en el tiempo, son la prueba evidente de las cosas bien hechas. Y eso a uno le da seguridad para seguir por esa senda y expresarme en los términos en los que lo hago.
Sólo hay dos cosas que creo que hago bien. Una es preparar a estos fabulosos atletas en condiciones y la segunda es ser muy selectivo. La selección y más en un entorno hostil como el nuestro se me antoja piedra angular de todo. Sin una buena preparación no hay selección que valga. Obviamente van de la mano. Y cuando en un palomar preside ese equilibrio mágico entre ellos, los animales son capaces de lograr gestas inimaginables.
La mayor de mis satisfacciones es que lo estén logrando también en otras instalaciones lo que refuerza mi idea de que cuando la selección efectuada a través de una gran preparación  es la correcta, el producto final funciona en cualquier parte. Y nunca hay que olvidar que si yo necesito criar 100 para obtener 10 buenas palomas, lo mismo sucede cuando palomas de mi línea o de cualquiera otra salen a buscar otra vida fuera del lugar que les vio nacer. Y a pesar de esto, los resultados están ahí.
No hay dos hermanos iguales. Raramente hay dos hermanos de nido buenos. Pocas añadas los hijos de tu mejor pareja presentan la misma calidad. Hay parejas que dan más un año que otro y en cambio las hay que nunca te fallan. Todo ello es nuestro trabajo. Pulir y pulir y pulir más. Y que me perdonen, pero el cristal por el que hay que mirar si los resultados fueron acordes o no a nuestras expectativas iniciales es el de la preparación. Y en mi caso, además, el de la selección. Y es por ello que hay palomas voladas de gran fondo en otras comunidades e incluso de alguna isla en concreto que no captan mi atención, porque el filtro selectivo es otro. Ni mejor ni peor, simplemente menos selectivo. No me seduce.
Cuando comienzo una campaña, siempre me da la sensación de que no la acabaré. Por la dificultad y el número de sueltas, pero cada año sucede lo mismo, a pesar de que la temporada ha vaciado los palomares de la isla y que yo he arriesgado más que nadie durante toda la temporada, en el enjaule de la última o penúltima suelta todavía dispongo de unos 40  animales o más.  Esto es sólo posible porque envio mucho pero regresa mucho…y la rueda sigue. Competir, competimos con 5 animales…y es con esas con las que se ganan campeonatos, pero  yo compito con 5 pero SELECCIONO con otras 15 más..Mi objetivo es ganar pero sobre todo mejorar mis palomas por encima de todo porque esa victoria selectiva me da ventaja al año siguiente. Es un no parar de subir escalones. Y soy creyente hasta la médula. Toda la fe  de la que adolezco en la religión la compenso con esta otra. Tengo mi abanico de excepciones, de situaciones especiales, de mil cosas, pero el libro de ruta lo tengo claro.
Una paloma volada de gran fondo donde regresó el 25% y sólo ha volado esa suelta, me señala algo, pero no me lo dice todo, lo que si me dice es que tenga 4 sueltas como esa, o de % inferiores aunque sean de distancias inferiores. Es la repetición de actos y sus vínculos familiares lo que me allana el camino.

Saludos y gracias por “escuchar”.
   

                                                                   Pablo Suárez Revuelta.