martes, 12 de julio de 2016

Ampliando fronteras 2. 0







Todos tenemos un momento preferido del día. El mío es sin duda alguna el de las mañanas, especialmente las del verano, esas que van desde las 6 a las 8. Esa maravillosa e indescriptible luz, esa quietud que emana tranquilidad y que es sólo el preludio del comienzo de un nuevo y agitado día.
Dónde vivo, a esas horas, tan sólo los estridentes cantos de los gallos de la zona, algún graznido aislado de las alborotadoras de siempre, las gaviotas, adentrandose a tierra firme, y el maravilloso canto de los pájaros me acompañan. Buen momento para estar sólo con uno mismo, disfrutar de tus animales y dar rienda suelta a nuestros pensamientos más personales. 
El humeante café recién hecho a esa hora sabe mucho mejor que en cualquier otro momento del día. Un placer.
Soltar las palomas en este tiempo se convierte en un ritual. Ellas aunque no sonríen, agradecen enormemente ser liberadas durante esas horas. De hecho siguen teniendo el resto del día libre, pero es en este mágico periódo de tiempo donde muestran su alegría con bellas coreografías en el cielo manifestando su agradecimiento de mil formas distintas.

En lo colombófilo es un tiempo dedicado exclusivamente a la reproducción. Los últimos terrícolas van certificando el final de sus temporadas. La ineludible suelta de Barcelona, Lloret, Cuervo para los Asturianos y poco más. Y en ese baile, uno ya sólo piensa en el futuro.

Sin quererlo pero deseándolo siempre en estas fechas voy recibiendo noticias de lo que descendientes de mis palomas van haciendo por esos lares  En mi particular calendario se ha convertido en un clásico. No por habitual resulta más sencillo.

Os narraba hace unos días esa paloma que quedó a escasos 3 km de un total de 935 km que separa Lloret de su morada.
Pues bien el amigo Bruno me telefonea ayer emocionado. Este pasado sábado recibió dos más de esa suelta. Cinco días después de cerrarse el reloj.  ¡Dos de tres de Pablo exclamaba con vehemencia!, ¡En mi primer Loret repetía!. Estoy contento por él, y por la parte que me toca. Me molesta los que ya le ponen pegas(siempre los hay).  "Coño", dejad que aunque no sean al reloj, alguien que envia por primera vez a Lloret disfrute de ese momento. Y más cuando fue una prueba que por momentos tuvo tintes dramáticos.
Bruno no atiende mucho a números de anilla, de hecho hay momentos del año en los que les cubre la anilla con una cinta. No quiere saber sus procedencias.  El caso es que él estaba convencido de que sólo había enviado una mía. Tras regresar este sábado de Lloret y consultar la libreta cual fue su sorpresa que una de ellas era de los Petronios. Una  hija de una Petronia que le envié y que no me cansé de decirle que era la mejor del lote. La paloma en cuestión es hija de uno de los últimos hijos del mosqueado del 03 con una hermana de los Petronios. ¡Por cierto, como es de costumbre, mudando la primera remera! Crema fina.
  
Bruno de unas 90 palomas crió unas 15 de mi línea, y dos de ellas en la forma que ya os he contado volaron Lloret. Id sumando que los números hablan.

Dicho esto vuelvo a incidir sobre un tema. Sólo un 10 % como mucho, de lo criado cada año tiene posibilidades de convertirse en puras sangres. Haced cuentas.





Este tipo de palomas que son capaces de llegar pasado el tiempo de concurso demuestran varias cosas. Una, son capaces de hacerlo a pesar de sus dueños ,y otra, demuestran una cualidad esencial en una mensajera. Sus ganas de regresar superando cualquier adversidad, incluida una mala preparación. Eso no se prepara no se improvisa, se posee o no se posee.

Os resumo un poco mis pensamientos. Casi todas las palomas van mal preparadas. Las de todos, las mías en mi casa no son una excepción. Esto es así porque la paloma es un instante, un momento mágico de fuerza, coraje y resistencia y como no, de orientación. Es un estar en el momento adecuado en el instante  preciso, y eso amigos es dificilísimo de conseguir. 
Una gran paloma que en una semana logra regresar la primera, 6 semanas despúes, o en la carrera siguiente también es capaz de perderse como lo son todas las palomas del mundo. Cuanto más cerca seamos capaces de dejarlas próximas a ese instante dónde las gestas y los sueños nacen, en esos misteriosos momentos en los que ellas se encuentran pletóricas, mayores posibilidades tendremos de poder vivir en primera persona un final feliz.
 
Obviamente mi alegría sería mayúscula si habláramos de palomas al reloj o de premios o de Ases palomas, pero yo situo las cosas en su contexto preciso. Palomas que en muchas manos diferentes, en todo tipo de carreras, con y sin mar de por medio, de medio fondo o en sueltas como las de estos días, grandes fondos de enjundia, como el descrito con 935 km, o como en mi casa este año de 880 km y tres saltos de mar son capaces de responder una y otra vez. Que son capaces de alzarse con Ases palomas incluso regionales (Espartano o Impacto) o Ases nacionales (en mi casa), o únicas palomas comprobadas en el día de grandes fondos (Anastasia), o como en el caso de hoy, palomas que regresan 5 días después de cerrarse un concurso de todo un 935 km. Eso me demuestra la solidez de una línea de palomas.

Mis palomas hoy, son mejores que las de ayer, pero para mi esto no se acaba aquí. Es sólo el principio. Tiempo a tiempo.
 


Pabs.