martes, 19 de julio de 2016

Una tarde con Bonet (Febrero de 2011)

Han transcurrido ya cinco años de esta visita. Hoy buceando por el disco duro me topé con ella. Muchas cosas han cambiado desde entonces. Entre otras que perdí cualquier contacto con el protagonista de esta historia. Los seres humanos somos muy complicados cuando queremos.




En mi breve estancia en Mallorca, tuve la oportunidad de visitar al protagonista de este de relato. Lo cierto es que mi intención era conocer a una serie de compañeros que tenía anotados en una vieja libretilla. Cuando preguntas a algún colombófilo mallorquín que te explique algo sobre los “grandes” de la colombofilia mallorquina, siempre brotan los mismos apellidos, quizás no en el mismo orden, pero en un porcentaje altísimo siempre son los mismos, la coincidencia es casi unánime. Me quedé con las ganas de visitar ciertos nombres, pero como suelo comentar: Otra vez será.
En todas estas quinielas siempre figura el nombre de Bernat Bonet Escalas como integrante de pleno derecho de este particular concurso oficioso Top-10 mallorquín.
Me pongo en contacto con él,y le devuelvo una visita que hace dos veranos él tuvo a bien hacerme.
Bernat reside en una población llamada Lluçmajor, situada a unos 20 km de Palma de Mallorca dirección Este.Hacia allí me dirijo con mi viejo “carromato”.Quedamos en un sitio en concreto de Lluçmajor y desde allí nos dirigimos a donde tiene ubicadas sus instalaciones.
Al llegar, me percato de que la orientación de sus palomares no es perfecta, y el sol es el gran ausente debido a un edificio tras el que se oculta, pero a pesar de todo ello , llama la atención lo seco de su interior, y como le pillé por sorpresa, y puedo dar fe de que no hubo limpiezas de última hora, pude presenciar su palomar en esencia. Los excrementos acumulados, apelotonados uno sobre otro en el suelo lucían un aspecto sequísimo. Ese del que todos quisiéramos ver cada mañana en nuestros pájaros. Ya me entendéis.
Comenzó a pasarme amablemente palomas y estuvimos dialogando por intervalo de un par de horas. Sus palomas tenían un sello propio, el sello de alguien que lleva muchos años en esto, haciendo las cosas de maravilla. No había en general en su interior individuos de salón, pero sí palomas con unas cualidades innegables para lo que se espera de ellas. Me llamó la atención en general la ventilación de sus alas. Era buena y muy buena dependiendo de las palomas, y me encantó comprobar una vez más cuan importante es el esqueleto en una paloma. Esqueletos duros como el hormigón y palomas quilladas, y por encima de todo pude constatar una vez más: Colombofília bien aplicada y adaptada al medio, con numerosos ejemplares volados de fondos y grandes fondo alojados en ese pequeño aren de Lluçmajor.

 



 Asimismo tuve la oportunidad de tocar a una ya viejita “Badajoz”, y algunas otras palomas con ya cierta edad, pero con una tremenda clase. Cuando un colombófilo lleva muchos décadas trabajando las mismas palomas, su ventaja con otros que no poseen el atino de creer en esta simple premisa es simplemente mayúscula.
Las instalaciones de Bernat, como bien podréis apreciar en las fotografías, están divididas en dos
plantas. En la superior se hallan alojadas sus reproductoras y en la planta inferior se hallan las palomas de vuelo. Aparte de eso, Bernat hace ya algún tiempo construyó un pequeño habitáculo de lo más sencillo que os podáis imaginar, y en general nada hace preveer grandes alegrías en su interior….lo levantó inicialmente para los pichones , pero si, si hay un pero, y es algo que no quiero pasar por alto. En ese pequeño y sencillo habitáculo es donde se están produciendo los grandes resultados los últimos años.
Tras una charla de lo más interesante llegó el vecino de Bernat, Joan Jaume Sastre, y con la noche echándose sobre nosotros, nos dirigimos en una breve caminata a un bar-café situado muy cerca de las instalaciones de Bernat. Allí con cerveza en mano hablamos y hablamos del mundo de las palomas, de nuestras dificultades, de nuestras creencias, carencias y todo lo demás, y tras este breve y entretenido paréntesis y ya de vuelta en las instalaciones de Bernat, proseguimos tocando palomas. He de decir que cuando uno disfruta de un momento cualquiera como el presente, cuando ello sucede, las conversaciones son vertiginosas y sin rumbo definido, cada instante la conversación giraba bruscamente, y adquiría tintes imprevisibles tan sólo instantes antes, lo estaba pasando muy bien.

 

Tras un par de horas de palomeo en estado "puro”, nos fuimos a cenar a un asador, y allí, bajo la lumbre del fuego chisporreante de la chimenea proseguimos nuestras batallitas en una ambiente especialmente acogedor. Tras eso, me invitó a visitar su club,en el que ha viajado toda su vida, y del que todavía es socio, pero donde no le verán competir la presente campaña. Este año viajará en otro club situado en una población relativamente cercana a Lluçmajor, llamada Es Pilarí, donde se reúne una fauna feroz y de lo más competitiva. Él está muy ilusionado con el nuevo reto.
Fue una bonita tarde-noche, donde regresé a casa pasada la una de la madrugada, y desde estas líneas agradezco enormemente a Bernat su generosa hospitalidad.







Pabs.