La naturaleza es un pilar indiscutible de nuestro mundo, más aún que nosotros mismos. Somos parte de ella, pero sorprendentemente nos inunda un sentimiento viciado demasiado pretencioso. Tenemos la muy mala costumbre de pensar que el mundo empieza y acaba con nosotros. Un arraigado sentir de que lo demás son alimañas y nosotros los únicos con derechos reales sobre todo aquello que pisamos.
Nos miramos demasiado el ombligo. Nos hace falta levantar la cabeza, y mirar hacia adelante y poder así ver lo que en realidad está sucediendo.
Tan sólo hay que escuchar, ver o leer las barbaridades que a diario hacen nuestros congéneres para darse cuenta de la mierda de mundo en el que vivimos.
Asumo mi cuota, y siento vergüenza ajena. Se violan niños, guerras por un líquido viscoso, asesinatos, una parte del planeta muriéndose de hambre y la otra no sabiendo que hacer con lo que poseen, el deshielo de los polos como consecuencia de cómo vivimos. Nada ni nadie puede salvarse de nuestra huella.
Y lógicamente en lo a colombofilo , nos sobra todo aquello que nos incomode. ¡Matemos, arrasemos con todas las rapaces!, ¡A la hoguera con ellas!. Cada vez me siento menos orgulloso de este colectivo.
El peregrino estuvo en peligro de extinción en los años 50, 60 y 70 como consecuencia del uso de pesticidas, especialmente el DDT. Curiosamente se llego a extinguir en el este de Estados Unidos y, ojo al dato, en Bélgica. Es al menos sorprendente que en la cuna de la colombofilia dicha afición tuvo un desarrollo brutal sin la presión de su depredador natural.
Obviamente todo ello repercute en muchas conclusiones. Ellos las seleccionaban sin presión de ningún tipo, en terrenos sin mar y en muchos casos, sin montañas. En la época de los fondos además con grano por el camino y ríos donde avituallarse. No me extraña que aquellos pájaros al traer su descendencia al sur de Europa no rindieran lo esperado en la mayoría de casos. Ellos pudieron seleccionar animales, extraordinarios en muchos casos, para una distancia, pero una sin dificultades.
Nosotros con el medio en el que nos ha tocado vivir, no nos queda más remedio que escudarnos en las rapaces, en el halcón o el azor de turno para justificar lo malo que podemos llegar a ser.
Hablo con muchos de ellos. Con una sóla conversación ya sabes de que pie cojean, hueles que aquel nunca hará nada o que el otro tiene madera. Sus gestos, sus justificaciones más variopintas, su forma de pensar, hablan de ellos mismos sin profundizar mucho más.
¿Recordaís aquella estadística de pérdidas en el propio palomar?. Con aquella información fui consciente de que el vicio de quejarse es muy arraigado en determinadas comunidades autónomas.
Aquella estadística quedó en un proyecto fallido, pero un día os comentaré porque hubo una comunidad entre todas ellas, muy numerosa últimamente por cierto, de la que no tuve constancia en absoluto de su supuesta presión. ¡Se "escondieron"!.
Conocía su situación con anterioridad a la estadística y lo tuve más claro tras ella. No entraré en detalles. Si un día me da por redactar un artículo sobre ello, no dudéis que entraré en faena.
La llegada de los "turistas del norte" se ha hecho patente estas últimas semanas. Llegan hambrientos, con técnicas de caza actualizadas a la última. Es un momento de dificultad que coincide además con el final de la muda de nuestros atletas y con la estúpida obligación de comenzar a mover nuestros pájaros en una época que no es la adecuada. Todo ello para dar placer a un calendario que sólo se cumple trasnformándolo en un sin parar de dobletes y tripletes continuos, con sueltas suspendidas cada semana en espera del "buen tiempo" que disfraza una extraordinaria colombofilia en otra adulterada. Un desmadre.
El pasado fin de semana me acerqué a las jornadas cetreras correspondientes al campeonato de Baleares celebradas por primera vez en Menorca. Ya estuve presente en su primera edición. En ambas sólo a dos colombófilos les pico la curiosidad. Se ve que estos animales generan pánico. Será aquello del miedo a lo desconocido.
Una vez más, fue muy interesante lo que allí pude presenciar. Pude desempolvar varias conclusiones. Estos animales tienen bajo sus alas como mucho medio ataque. No más. A una buena mensajera entrenada dificilmente podrían acercarse. Nada que ver con sus parientes "libres". La cetrería como la colombofilia tiene sus aspectos buenos pero también adolece de otras cosas . De ambas me llevé un poquito.
Volvamos a las mensajeras. Estos días me está tocando perfilar un grupo de voluntarios emplumados. Muy jóvenes todos ellos. Les sobra ganas pero sin experiencia. Sólo pueden quedar los mejores. Asumir lo que la naturaleza es y no tener miedo de ella, nos hace colombófilos más fuertes. Y por encima de ello, nos hace mejores seleccionadores. Esto último es la cruz de muchos.
Podría aceptar aquello de que hay que dar tiempo al tiempo. Es muy cierto, pero no lo es menos que dar con una pepita de oro (si ese es tu objetivo) cuesta un "huevo". Mejor saberlo antes que después. El después suele traer más decepciones que satisfacciones. Me lo susurra la voz de la experiencia.
En lo personal, opino que esta época no es para mover palomas. Mi filosofía sigue intacta, pero he modificado varios aspectos condicionados también por unos campeonatos nacionales de pichones a los que ni me acerco, y por un tema estrictamente monetario. Así que con este nuevo panorama debo seleccionar un grupo. Las adultas y los pichones que considero mejores no se mueven.
Filosofías hay muchas. Se ha puesto de moda por esta latitudes encerrar las palomas estos meses. Encerrar las palomas puede ser una solución . No me niego en rotundo a ello, pero no en Baleares, y menos comenzando la temporada en Noviembre. Podría extenderme sobre este tema, pero no puedo ayudar a aquellos que luchan contra molinos de viento.
En el video de más arriba podéis observar a un cernícalo vulgar (macho) dando buena cuenta del festín que le ha caído del cielo. Más que probablemente él no tuvo nada que ver, pero vió la oportunidad y no dudó en alimentarse. La vida le va en ello. Nunca sabré que sucedió.
Pabs.