domingo, 16 de julio de 2017

Vicente Roca Montanari, médico ginecólogo, piloto...y colombófilo.


Con el post de hoy alcanzamos la mágica cifra de las  100.000 visitas en poco más de un año. No encuentro mejor forma para celebrarlo que acercaros la figura de Vicente Roca Montanari.
Ayer por la noche, hallé, ojeando varias revistas apiladas en mi esquina preferida, pasando página a página, como el que da con algo inesperado, una joya en forma de entrevista. Su descubrimiento fue, sin duda, motivo de gran alegría y sorpresa por desconocer de su existencia. 
En el año 2009 en aquel viaje a Bélgica pude disfrutar de varias inolvidables jornadas escoltado por dos ilustres e incombustibles de la colombofilia de ayer y hoy, Carlos y Vicente. De ese tipo de viajes que ni el tiempo puede borrar sus más nimios detalles.

Vicente Roca (1929), ginecólogo de profesión, con alma de piloto (como suena) y colombófilo de postre, (menudo cóctel variado), ha estado activo en esto de las plumas hasta hace un par de años.
Os dejo una entrevista que le hicieron en el año 2013, con motivo del más que merecido homenaje que el aeroclub le brindó.

https://menorca.info/menorca/local/2013/557004/dejar-volar-sido-como-perder-media-vida.html


De Vicente se podrían narrar mil y una anécdotas.
Como aquella ocasión, en la suelta internacional de Barcelona, dónde él y otro compañero se subieron a su avioneta, despegando antes de que se liberaran las palomas, y siguieron con sumo interés, y sólo durante los primeros kilómetros,  la carrera y su desarrollo desde el aire . Siempre recordaré sus palabras: "El bando se disgregaba en pocos minutos en cientos de pequeños grupos".
O en otra ocasión, en la que junto a otro colombófilo de la isla, despegaron con su avioneta y soltaron  palomas desde el aire, a imagen y semejanza a lo que hacen o hacían en otros países de Sudamérica. Muchas historias rodean a nuestro amigo Roca.
Conservo un libro de Pérez Lerena, que tuvo a bien regalarme y dedicarme en las navidades del año 2003.
De Vicente he aprendido muchas cosas. En mis comienzos son pocos los que te dan algo de bolilla. Vicente había visto el mundo colombófilo desde fuera y eso genera una mirada más completa, sabia y equilibrada, que si sólo has vivido lo que acontece en tus cuatro paredes. Todo ello genera grandes contrastes, fricciones y disputas.
Nuestro protagonista de hoy es un entusiasta de las palomas adultas, de la colombofilia de la paciencia, del clasicismo del natural. Un artesano colombófilo en toda regla, que llegó a tener no pocos problemas en el club por ser diferente al resto. Suele suceder. Es lo malo de fijar normas inservibles a los que no las necesitan o comparten, por estar más obsesionados en los demás que en sí mismos. Le entiendo, siempre lo hice.
De hecho, en una ocasión hace ya unos años un colombófilo me echó en cara que le recordaba a Vicente pero en joven. Aquello trató de ser en cierto modo algo peyorativo, pero el que escupió aquellas palabras no se dio cuenta que lo que me estaba ofreciendo eran verdaderos halagos.

Su palomar es en pocas palabras, impresionante. Las mejores instalaciones de la isla sin duda alguna. En mi primera etapa con las palomas, solía visitarle cada cierto tiempo por el mero hecho de charlar y aprender de él. Somos lo que comemos y yo he comido muy bien.

Os dejo con el texto, que lo disfrutéis.
  





Pabs.