viernes, 21 de julio de 2017

Simplemente "SEVE".


Post a post me vais conociendo un poco mejor. Soy y fui un verdadero apasionado del deporte. De casi cualquiera. Hoy el imperio del dinero y que uno emplea su tiempo en otras cuestiones, me han alejado de muchos de ellos. Se hace difícil ver un combate de boxeo, un British Open, incluso unos cuartos de final de Wimbledon. 
En otra época, conocer y disfrutar de sus evoluciones, resultaba mucho más sencillo. 


 Siendo un niño recuerdo unas imágenes que captaron mi atención, de las que jamás me he podido desprender, y que hoy me resultan más extrañas al ponerlas en situación. 
En los televisores de la época, enormes aparatos que ocupaban medio salón, una escena hipnotizó los ojos de aquel niño.Frente a aquella caja mágica que hablaba, cientos de aficionados seguían embelesados las evoluciones de un golfista español. Un joven de cabello moreno,  entre tanto rubio,  que sostenía un palo de golf con su mano, estaba rodeado de muchisima gente que perfectamente alineada delimitaba  las calles del hollo 18. ¡Acababa de ganar el BRITISH OPEN!. 
Con el tiempo descubrí que Severiano Ballesteros (1957-2011) fue una de las mayores irrupciones que ha tenido el mundo del golf. No sólo fueron los cinco Majors que obtuvo, sino una forma de entender el juego con una pasión y obstinación brutal, cincelada especialmente en su niñez. Un deportista dotado de un carisma sin precedentes.
Ayer pude ver la película-reportaje del año 2013, SEVE. Os la recomiendo. Ahí uno toma plena consciencia de la magnitud de su figura. Conocía de sus logros, pero no de su historia desde niño. Del cómo se gesto Seve. Magnífico.

¿Qué tiene que ver todo esto con la colombofilia? Nada y todo. La disciplina y obsesión que atesoraba Seve, junto al don natural con el que nació, le convirtieron en un de los mejores golfistas de siempre. Él creía en si mismo. Cuando ello sucede, no hay más de que hablar. 


Al hilo de Seve, ayer me tope con este artículo, en el que se conmemoraba el aniversario del CLUB COLOMBOFILO MONTAÑES (Cantabria), 1933-1983, resaltandose la figura de Orestes Cendero.
La obstinación por romper barreras y límites siempre será digno de elogio. En este sentido en Menorca (Islas Baleares) en el año 1980 se logró marcar de 850 km, pero tras eso se durmieron entre sus sábanas...Tuvieron que pasar más de 30 años para que esas sensaciones regresaran a la isla. No perdiendo de vista que las dificultades de la isla son grandes, todo ese tipo de situaciones las provocan las personas no los lugares.
En este sentido, el artículo de hoy es digno de resaltar precisamente por ello. Las personas cambian la historia.
Os dejo con el texto.





Pabs.