miércoles, 6 de septiembre de 2017

Cuarenta y cinco rojos y una incógnita.

  Nuestro amigo Bellani vuelve a captar nuestra atención y regresa a las pantallas de nuestros móviles, con más fuerza si cabe que hace unos meses.
  Generalmente casi todo lo que sirvió en el pasado es perfectamente aplicable en nuestros días. Y como sucedía en otros tiempos, nuestra colombofília está adornada de mil y una historias, muchas de ellas abanderadas con una ilusión bárbara por sus protagonistas.
El colombófilo vive permanentemente soñando. Y si esa pareja funcionara, y si ese macho, aquel precioso e imberbe pichón, ...todo son "y si...". 
 El tiempo suele borrar aquellos sueños, infinitos garabatos plasmados en un papel que no lograron salir de los márgenes en los que tratábamos de descubrir nuestro futuro. No obstante, debemos ser conscientes que precisamente esos sueños son los que hacen que alguien con más de 50 años de colombofília a sus espaldas siga levantándose una y otra vez. Esa es la gran magia que permite a la colombofília, a pesar de lo que los números afirmen, seguir con vida.
Os dejo con la pluma de Bellani y sus cuarenta y cinco rojos. 






PabS.