viernes, 27 de octubre de 2017

Crónica veterinaria por J.P Stosskopf. (Traducido por Fernando Casas, 1980).

  Volvemos a nuestros andares por la prensa colombófila de antaño. Hoy os traigo un artículo que merece nuestra atención. Ofrece unos valiosísimos consejos fruto del conocimiento y de la observación. Estoy convencido de que su lectura no os dejará indiferente.
Antes de dejaros con el señor Stosskopf, me gustaría hablaros de algo.
Estamos ya en los albores del mes de Noviembre. Nuevamente,  y es algo  ya crónico, nos deja un mes de Octubre que se disfrazó por enésima vez de Septiembre. Para mi no es momento de mover pichones,  muy al contrario,  es la mejor época del año para el relax. Las palomas están todo el día sueltas, "paz y amor",  como decía nuestro amigo Márquez, imitando un famoso anuncio de la época, pues eso, sol, varios baños a la semana, barra libre, alimentación adecuada, felicidad con mayúsculas.
 Si iniciara la cría de mis palomas, como hacen algunos, durante los meses de Enero-Marzo, quizá cobraría algún atisbo de sentido. Aun así, estas fechas son sinónimo de mayor presión rapaz, entrada de nuevos peregrinos, y como no,  la nueva hornada de virus, bacterias, en forma de adenovirus/adenocoli, circovirus, etc...que hasta la llegada del frío son un más que posible problema. Así que con este panorama, entrenar un grupo de palomas jóvenes en el que sus sistemas inmunes no están perfectamente cicatrizados, es una ventana abierta al estrés, pero vamos, de par en par, y esto es un arma de doble filo. No, no me gusta jugar con fuego, por eso soy de los que casi nunca se quema.

  En mi colombófila a la carta, yo desplazaría estas sueltas, y ya entrado el mes de Diciembre me abonaría a ellas, con aquellos pichones de las primeras remesas, y más teniendo en cuenta nuestro calendario. Generalmente, mi primer entreno oficial del año, salvo Mallorca a pelo, obligados por las circunstancias de las fechas, suele ser el día 1 ó 2 de Enero. Esto no lo cambiaré. Otra cosa es que me tenga que adaptar a esta nueva era, y criar antes y cribar cierto número también antes de tiempo. Llegados a este punto me quedan tres semanas para decidir que pasos dar. A 27 de Octubre, sólo barajo dos opciones: 
  Una, no volar esta temporada y dedicarme por mi cuenta a seleecionar  los pichones del año desde Mallorca. Los precios del transporte han bajado mucho. Darles dos sueltas desde la isla vecina, de uno en uno, y lo que llegué, guardado para el año que viene.  
Y la opción dos. Volar 10/15 adultas seleccionadas, especialmente las hembras, y escoger un número de pichones a dedo, hasta llegar a una cifra de 40 o 50 palomas en total. El resto, se les aplicaría la opción 1. 
¡Adaptarse o morir, no queda otra!. A día de hoy estoy algo más inclinado por la opción número uno, pero dejar de volar un año, aunque sean unas pocas palomas duele, y me hace dudar.
Esta opción dos que os comento, cuidado no adquiera afines, porque lo que está claro es que decidir el 15 de Noviembre que palomas vas a volar la temporada que comienza en el año 2018 no tiene otro sentido que el económico. Y al final, yo, y todos nosotros nos miramos el bolsillo, pero además de eso, cuidamos a nuestras  palomas, a las que no estamos dispuestos a "tirar" por unas fechas impuestas. 
  Sé de buena tinta que son varios los que se van a guardar palomas para el año que viene, con lo cual,  la norma se toma con un fin, pero no siempre éste se consigue. En fin, en tres semanas os cuento....




PabS.

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