jueves, 9 de noviembre de 2017

No siempre es lo que parece. El Resucitado (1926) .


   En más ocasiones de las que imaginamos, damos algo por sentado, que con el tiempo acaba transformándose en un error. En una cosa podemos estar todos de acuerdo, en el arte de la colombófila nada es milimétrico.
 Llegar a creer, pensar o soñar que porque la temporada anterior nos fue bien, si repetimos los mismos movimientos, paso por paso, al año siguiente, el resultado será exactamente el mismo o parecido, es de ilusos. Con cada doce nuevas campanadas se inaugura un mayúsculo reto para todos. Campeones, aspirantes y sobre todo los que comienzan. El dar algo por sentado, es más propio de los que llevan más años que menos entre nosotros. ¿No os habéis preguntado en alguna ocasión, cómo llevando tantas lunas entre plumas, cada nueva temporada sirve para corregir lo que se hizo mal la anterior?. Y así van pasando los años. El deporte en líneas generales es sumiso en esta cuestión.
El Resucitado. Una paloma de 1926 que demuestra cuán importante resulta no dar nada  por sentado.


PabS.


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