Y, parte a parte, vamos llegando al final. Hoy nos toca abordar el año 2015. El panorama estaba cambiando. Tal y como os comenté antes, los años 2013 y 2014 me había dado de baja, pero no por nada especial, sino por ahorrarme los casi 300 "euracos" que estar federado me suponían durante ese tiempo. Por lo tanto, esos dos años, Torres me consiguió anillas para que pudiera criar. Ya a finales de Enero, cuando nuestra relación no estaba todavía deteriorada, comienza a recibir llamadas, de alguien supuestamente de Mallorca que no se identifica, sugiriéndole y amenazándole para que me hiciera devolver las anillas correspondientes al año 2014, que todavía no había usado. Algo, que desde luego, no hice.
Por aquellos meses hice una subasta en la web de Ledesma (Canarias) . Y hubo cierto movimiento por evitarla, dado que esas anillas 2013, no las había obtenido siendo socio. Todo aquello, teniendo su lógica, que respeto, me parecía una locura.
Todo procedía del mismo sitio. Algunos en Menorca ya sólo tenían un objetivo. Ya que en el terreno de juego, en los fondos y en las webs, era intratable, me "buscarían" en otros terrenos. Lamentable.
El año 2015 suponía mi regreso a la competición en casa, desde aquel mágico 2012. Hice las paces con quien las tenía que hacer, fundamentalmente por mi amor a volar palomas mensajeras, no por otra cosa.
Sigamos. No disponía de adultas ni de palomas cribadas de Mallorca a pelo, ni nada por el estilo. De hecho en el 2014 no comencé a criar hasta casi comenzado el verano. No, no tenía claro si volvería o no.
Muy probablemente, si no hubiera sido por mi amigo Lluc Llabrés (Mallorca), quizá aquel 2015 tampoco hubiera volado. ¿Por qué, os preguntaréis? Había conocido a Lluc en mi estancia en Mallorca con motivo de la entrega de trofeos del 2012, gracias a Guiem. Ahí quedo la cosa.
Dos años mas tarde, en el 2014, Lluc buscando cambiar su destino, le preguntó a su amigo Guiem: ¿Quien es el mejor?. Éste lo respondió: Pablo.
Personalmente no entro en lo de mejor o peor. Tan sólo cuento, cómo sucedió. Lluc me telefoneó y comencé a ayudarle. A partir de ahí, ganó tres (3) Campeonatos seguidos en su Club La Palmesana, y la segunda temporada acabó 7º de toda Mallorca contra 200 tíos, muy muy cerca en la última suelta de tocar la gloria.
Así que si no hubiera sido porque en el 2014 comenzamos a hablar y le crié unos pichones , entre los cuales se encontraba su AS paloma social 2016, que vino a buscar, no sé si me habría decidido a arrancar de nuevo porque ya estaba un poco harto de tanta "mierda".
Aquella temporada 2015 disponía de un equipo de jovencitos. Todo tardíos, salvo alguna paloma vieja no volada.
En un 99% hablamos de palomas que al comenzar en el mes de Diciembre tenían 6 meses los más mayores (nacidos en Junio), el resto, 3 y 4 meses (nacidos en Julio, Agosto y Septiembre).
Al dar los primeros pasos la campaña deportiva, me hallaba en una situación extraña, entre dos aguas, como el conocido tema del genio, Paco de Lucía. Por una parte, mi ánimo competitivo no se había apagado en absoluto, y por otra, era plenamente consciente, que en lo que a competición se refiere, si dispones de un buen equipo de adultas, éste es fundamental para la consecución de objetivos. Me faltaba una pata, y lo sabía.
Mis rivales, disponían de buenos equipos de adultas fruto de las dos últimas temporadas. Mucha desventaja. Así que tome una decisión: Si aquel año quería recoger frutos, debía ser más radical si cabe en la selección de mis palomas. Sin respiro desde el comienzo.
Volar sólo pichones tiene el serio inconveniente, que en la primera parte de la temporada vas algo más a ciegas en las designadas, porque hay un periodo de despejar incógnitas.
No competía en casa desde el 2012, así que había los nervios propios de volver a actuar. El escenario siempre impone. En Enero, diez días antes de empezar, le mandé a Biel Antich 13 pichones para que me los soltara desde Palma (150 km). No envié más por el precio (Mrw ya se había "columpiado"), y porque tenía dudas, para que negarlo. No recuerdo la cifra, pero regresaron 8 ó 9 en el día, lo cual fue una magnífica señal. De entre todos ellos, salió la "As" paloma social e insular de velocidad 2015, que a su vez era hija del "As" paloma Social e Insular 2012. Todo queda en casa. Desde luego eran palomas de gran fondo, pero en la isla este tipo de campeonatos no se ganan por velocidad, sino por regularidad y seguridad.
Un inciso. Biel Antich me telefoneó un año después de que Lluc lo hiciera. Iba a empezar y hacerlo erguido. Le asesoré hasta donde pude. Muy buen rollo. La colombofília entre buena gente, es más fácil. Y con ambos surgió una gran amistad, y lo que consiguieron lo hicieron ellos por méritos propios.
Biel, tal y como Lluc hizo, voló extraordinariamente bien tres campañas, con dos fabulosos Campeonatos absolutos seguidos en su Club La Rápida, en uno de ellos acabando entre los ocho primeros de toda Mallorca, y acabando este año 2017 con una extraordinaria paloma marcada de Ayamonte. Lamentablemente, nos ha dejado, y no me extraña. ¿Qué puedo decir? Primero tristeza, y segundo, que da ganas de seguirle, pues estoy en las mismas, y quizá mi amor por este deporte, demora algo, que mi cabeza cree saber sucederá, más pronto que tarde.
Mucha rabia que este preciosa pasión que son las palomas esté rodeada de personajes tan oscuros. Lo veo por muchos lugares de España.
Regresemos. Comencé la campaña, a ver que tal se comportaban mis nenes. Todo fue más o menos según lo previsto. En aquella época Pedro ya se había encargado de que la temporada comenzara cada vez más pronto. Aquello trastocaba mis planes, así que no me incorporé hasta el 3º o 4º Inca. Recuerdo que me las soltaron a mi solo, porque la gente iba pasando las palomas poco a poco en el bando de pasadas. Envié unas 50 y regresaron en bando unas 46. Empezábamos bien.
Y así llegaron los fondos, ya situado en segunda posición pegado al primero a menos de una paloma designada. No fue una temporada de excesos. Al revés, me tuve que medir como nunca antes lo había hecho.
Volé dos Bazas, enviando sólo 5 palomas en cada uno de ellos, y en ambos casos marque 4/5 y 4/5. En uno de ellos, suelta del 20%, meto mis 4 antes que nadie, y con un 80% en casa. En el otro Baza, del 19%, también meto 4/5 también, todos en el día, y en ambos grandes fondos con el mejor % del Club, y marcando todas mis palomas antes que nadie. Todo con pichones.
Llegábamos al tramo final de la película. Quedaban dos sueltas para acabar la temporada, e iba segundo a una paloma del primero. En la penúltima suelta, no marqué, algo que no me sucedía desde el 2009. Aunque no marcar es algo más que habitual en la isla, aquello me echo algo para atrás, aunque hubiera sido en una suelta del 18% y sólo hubiera enviado 5 palomas, pero en esas sueltas o llevas la paloma, la buena, la que lo puede hacer, o...
Ahora quedaba una suelta, y estaba a sólo dos palomas del triunfo. El no marcar no fue por una cuestión de estado de forma, sino porque yo sabía que tenía 3 o 4 palomas extras, no más, a las que les había dado un "tute" importante, pero es que esas no me las quería jugar, primero porque yo estaba ya pensando en el año siguiente, y segundo porque algunas de ellas iban directas a la reproducción. Petronio y Petronia estaban entre ellos. Los dos habían volado dos Bazas cada uno, del 19% y 20%, uno sin mudar el otro sólo unas plumas. Me los podía jugar tranquilamente en la penúltima o ultima suelta, pero a pesar de que soy un seleccionador nato, siempre pienso en el futuro. Y dí por concluida la temporada, quedándome a dos palomas de ganarlo todo.
Sabía, y lo escribí en su momento, que Petronio sería importante en el futuro, lo que no podía imaginar era cuánto.
Mi reflexión fue que para ponerme al nivel de mis competidores que manejaban equipos de adultas muy potentes, tuve que apretar desde el principio. Me faltaron esas adultas que la primera parte de la campaña te hacen la vida más agradable.
Un reflejo de que había ido muy fuerte desde el principio, fue la consecución de ese As paloma de velocidad, o el Subcampeonato Nacional Insular de Medio fondo y el Subcampeonato Regional de Medio fondo.
De todos modos fue un año pensando en el siguiente, como demuestra que a la península sólo envié 42 palomas, marcando 30, 29 de ellas en el día. Un 71% en sueltas desde la península. ¡Brutal! Mis porcentajes seguían siendo inigualables.
Ese año fue el único en 10 años que no fui el colombófilo que más metió de la península, por una sola paloma. Teniendo en cuenta que iba con el freno de mano echado para competir con plenas garantías al ejercicio siguiente, que todo eran yearlings, y que no fui a la última suelta, fue un excelente resultado.
(Continuará...)
PabS.
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