Tras unos días de vacaciones fuera de la isla, retomamos el relato.
...y así fue como llegamos al año 2012, uno mágico por muchas razones. Esa fue, en conjunto, y si se contempla desde un punto de vista competitivo, mi mejor temporada. Para acabar de pulirlo, a finales de año, fui padre por primera vez. Inolvidable.
El calendario decía que estábamos en un mes de Enero. Tenía un equipo de treinta (30) animales cribados del año anterior desde Palma, y mi intenciones eran claras. En Enero iría a seleccionar la mayoría de pichones a Mallorca.
Los Incas con el Club, comenzaban en Febrero, así que todo estaba medido. A través de Paco Llamas, pude realizar esta selección. Le envié las palomas a Algaida a través de MRW. Unas 70. Él las fue soltando de 10 en 10 (por jaulas), y apuntando los números de anilla, para que pudiera comprobar sus llegadas.
Generalmente cuando van por primera vez con el Club, ésta, es una suelta en la que las palomas tardan casi dos horas. Cuando repiten, lo hacen en hora y media, hora y tres cuartos. En solitario, muchas veces, es otra historia.
Todo estaba preparado para que llegaran. Las manecillas del reloj avanzaban, primero muy lento, esperando la llegada de alguna, y, cuando la cosa se torció, vertiginosas, muy muy rápido.
Habían transcurrido ya casi 4 horas de vuelo, mis ojos trabajaban a destajo, y no, no había llegado ninguna paloma. Para que negarlo, estaba preocupado. Pensad que ir sólo a Mallorca uno se juega la temporada, vas sin colchón, y si sale mal, se acabó. Aunque mi alma de seleccionador es como es, eso no quita que los tuviera de corbata.
Tras muchas idas y venidas, estaba dándole vueltas a cosas en mi cabeza, y de repente, en un abrir y cerrar de ojos, llego un grupo, de 6 ó 7 palomas de la nada, bien picadas, desde muy alto.¡Buenoooo, me dije!. A partir de ahí, fue un sufrido goteo, que se alargó durante todo el día. Con los últimos rayos de sol, tenía la mitad de lo enviado. Satisfecho y contento por una bonita jornada colombófila. Buen equipo.
A la mañana siguiente, me acerqué al palomar y oh, ¡sorpresa!, y mayúscula además. Alrededor del sputink , había 11 palomas, muy pegaditas, con el traje de dormir, y empapadas por la humedad de la mañana. O bien habían llegado de noche, o muy temprano . Por su aspecto, me atrevería a apostar que llevaban horas posadas ahí, pero nunca lo sabré. Aquello, fue un subidón en toda regla. Al final de aquella increíble jornada debí acabar con casi 50 palomas, alguna menos quizá. Tan sólo había quedado sin mover un reducido grupo de muy tardíos, a los que no me había dado tiempo de arrancar en aquel Mallorca a pelo.
Ya con el Club, en todos los Incas (Mallorca) que realizamos, no perdí ni una sola paloma, ni tan siquiera los que no habían sido seleccionados previamente. Todo fue a las mil maravillas.
Aquel inolvidable 2012, me salí del mapa literalmente. ¡Marqué 69 palomas desde la península!. Una orgía colombófila. El hecho de manejar mucho adulto, no castigado emocionalmente del año anterior, provoco muchos primeros premios. Este detalle, es algo que tengo claro, pero que no he vuelto a hacer más, porque no fue nunca una prioridad.
Recuerdo un Sangonera (520km) donde marque 15 palomas en el día de 23 enjauladas, récord histórico en un fondo, logrando un 1º, 2º, 3º, 4º, 5º, 6º y 7º, y 9º...Social e Insular. El resultado en cuanto a llegadas, a nivel de club, fue del 35%.
Un Baza (650 km) con 7 de 12 enviadas, otro con 6 de 14 enviadas. En uno logro un 1º, 2º, ... en el otro con 1º,3º, etc...
Tened en cuenta, por ejemplo, que en uno de esos, Bazas, el Club de Ciudadela no marcó, ninguna paloma. En Mahón fueron sueltas alrededor del 20% .
La temporada estaba siendo mágica. A título personal, sólo Mir me seguía, y muy de lejos en todos los sentidos. Una apisonadora.
A pesar de semejante demostración de fuerza, y de ir en todas las clasificaciones primero, llego la última suelta, esa en la que se deciden siempre las cosas, esa que me ha negado algunas veces un botín que bien tenía merecido. Las normas, los números, las clasificaciones, su forma de medirlas. Ganar siempre es difícil, es más, puedes acabar perdiendo, siendo inmensamente mejor. A veces pasa.
El día amaneció con aires históricos para mi. Me las prometía felices. Suelta de 520km que se preveía dura, como así fue.
El día se me hizo muy largo. Sobre las 18 horas de la tarde, no lo recuerdo con exactitud, llegaron dos palomas juntas a Pedro. Y nada más en el día en toda la isla. Me sentí triste. Aquella noche, no pude dormir.
A la mañana siguiente, café en mano, renací de mis propias cenizas, y trate de darle otro enfoque.¡Que remedio.! Una sola paloma me daba todos los campeonatos de la isla, y si marcaba tres, algo impensable en ese momento. La gloria, los regionales y nacionales, estaban muy cerca, pero tan lejos al mismo tiempo. En aquel momento, era una prioridad absoluta para mi.
Había realizado una temporada sublime, pero necesitaba esa paloma. Sobre las 9 de la mañana merodeaba el palomar. Estaba dentro, ya más nervioso que al despertarme, y volví a escuchar ese mágico zaaaaas de las uñas de una paloma al posarse sobre la uralita. Me quedé petrificado, escondido junto al reloj. Inmóvil, siete, ocho, nueve segundos que parecían horas, esperando ese sonido tan apreciado por nosotros. Y llego....¡un piiiiiiit!.
"Lágrima", hija del 77, acababa de llegar. Aquella paloma me hizo llorar de la emoción. Imposible contener aquel caudal de emociones encontradas.
Sobre las 11, otra más, y al medio día, marqué a Granito. Tenía tres (3), dos (2) de ellas designadas. A día siguiente, llego otra más, y designada, y casi cerrando el tercer y último día de concurso marque a España, otra designada más. Tenía 5 palomas, 4 de ellas designadas, de diez que enjaulé. Ciudadela no marcó, y en mi club la mayoría, tampoco. Había 10 palomas en la isla en tres días de control, de las cuales, 5 eran mías. Todo ello resultó, simplemente, mágico. Un cuento de hadas colombófilo que no pude compartir con Carlos, fallecido dos años antes.
Ese 2012 volamos, por primera vez, tres grandes fondos, y en ellos marqué la friolera de 16 palomas, que fue algo increíble, números inalcanzables incluso hoy, para el 99% de los colombófilos de la isla.
Llegados a este emotivo punto, tenemos que parar a explicar algo, que exige remontarse al verano de 2011. Sólo así se entenderá la historia en su conjunto.
(Continuará...)
PabS.
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