lunes, 14 de mayo de 2018

Un día entre amigos. 13 de Abril de 2018.




   Tengo muy presente, que la Colombofilia, como  la vida misma, está compuesta de pequeños momentos,  fugaces instantes en los que sientes que sigues vivo. Hacer cosas que te gustan, rodeado de buenos amigos, no tiene precio. ¿Se puede pedir algo más?. Todos tenemos nuestras afinidades, y es lícito que así sea.

 Una buena conversación colombófila, rodeado de colegas, alrededor de un buen mantel, llena aún más de lo que te puedas llegar a "tragar".  Batallitas de abueletes, comentarios, contraste de pareceres, consejos, todo sirve entre aperitivo, cerveza y almuerzo. 
Este encuentro se ha convertido con el tiempo en un clásico en nuestro calendario deportivo. ¡Cuantos más de ellos, mejor!

 Antes de llegar a casa, Biel y David, como si de dos bravas mensajeras se tratase, tuvieron que lidiar con un  mar enfurecido. Medio pasaje hizo las delicia de la fauna marítima del lugar, en forma de inesperado alimento. Esto es lo que tiene navegar entre olas de 2 y 3 metros. 
 Llegaron tarde, y con mucha hambre. Lógico por otra parte, ya que vaciarse súbitamente se cobra su precio. Tras su llegada, palomeo, comida, vuelta al palomar, y como postre,  charla de sobre mesa en el porche de casa. Dio tiempo hasta para grabar un video. Muy buenos momentos.
Este tipo de  encuentros son fugaces, pero muy intensos,  y se acaban haciendo jodidamente  cortos, porque uno disfruta hablando y escuchando de lo que más le gusta. El año que viene, más.


Hasta el año que viene.




PabS.

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