viernes, 16 de marzo de 2018

¿En qué momento se extravió la verdadera colombófila ?

  La colombofília actual en muchos sentidos se ha transformado lentamente en algo parecido a basura. No, no nos cuestionamos nada. Me gusta a la mano, no me gusta, me gusta a la vista. Like por aquí, like por allá, pero, ¿y que hay de aquellas maravillosas tertulias, en las que en torno a una mesa y cuatro taburetes se agrupaban 4 ó 5 colombófilos y debatían o compartían sus experiencias? Aquellos debates con calado, en los que, con una pizca de suerte, encontrábamos entre ellos, algún sabio que iluminaba aquellos pozos de sabiduría, en los que se podían llegar a convertir tan amenas charlas.  Poco o nada de todo eso queda. Ni tan siquiera se escucha ya, el eco de tan sabias palabras. Todo se aprende desde que empiezas, y hoy, simplemente nos dejamos llevar, y empezamos mal. 
Hemos deformado el deporte de tal forma, que no reparamos en lo verdaderamente importante, y seguimos lo que otros hacen sin pensar. Malos profesores, peores alumnos. ¿Nuestro peor enemigo?  Sin duda, nuestros ojos. Nos engañan constantemente. Colombófilos, sumergidos en su ostracismo toda una vida, gente que jamás se cuestionó nada, o lo hicieron con planteamientos erróneos. 
  
  Hoy os dejo con un video del recientemente fallecido,  José Manuel Alcocer Figueroa. Un monólogo que dura algo más de media hora, pero que si encontráis un hueco, os recomiendo le echéis un vistazo, dos, o los que hagan falta. Estoy muy de acuerdo en mucho de lo que dice. Sabias palabras. Siento como él, que  muchos están en la senda equivocada, pero si osas decirlo, te tachan de loco, polémico o raro. 






PabS.

domingo, 11 de marzo de 2018

Un gran día de colombofília en estado puro. Formentera y Torrevieja.


   
(La temporada que volé con los mallorquines desde la isla de Menorca)

 Amaneció con otro rostro. Los últimos días, una inquietante y espesa niebla había cubierto con un molesto manto gran parte del  archipiélago. La falta de visibilidad, junto con las noches de cesta y el propio mar, pueden llegar a conjugar un peligroso cóctel para nuestras palomas, pero mi realidad, la mía, es que estoy ávido de situaciones nuevas, un poco con el "mono" de alguien que necesita salir de su zona de confort, de situaciones previsibles, de una colombofília aburrida que me ha robado en los últimos años, fines de semana de emociones. Y todo ello, me tiene activado, como hacia tiempo que no me sucedía.
   Me entusiasman esos sábados de Marzo, donde la temperatura adivina cambios futuros. El ruido de las desbrozadoras de los vecinos "cantando" a lo lejos, las primeras flores silvestres floreciendo a lo largo y ancho de los distintos caminos que riegan mi casa, ese majestuoso Alimoche bostezando desde las alturas. ¡Qué gozada vivir en el paraíso! 
  Con este atractivo cuadro me levanté ayer Sábado, con mi café, uno recién hecho, sabedor que ese día había suelta, y que todo el esfuerzo de llevarlas tú mismo a Mallorca, había merecido la pena de algún modo. Todos sabemos que para un colombófilo, el día que hay carrera, el mundo deja de girar por unas horas. Amanece diferente.
Centrémonos en el asunto. Tocaba Formentera (275 km), y pisar por primera vez península con los mallorquines, en concreto desde Torrevieja (475km).
Las de Formentera iban por primera vez, las de Torrevieja, en cambio, eran las supervivientes del Formentera de hacía 15 días. Envié 27 a Formentera y 46 a Torrevieja.
El desarrollo de la suelta fue parecido. Primeras palomas cantadas por los compañeros, no ya sólo desde Formentera, sino también de Torrevieja, y mi espera tuvo que prolongarse por más de dos horas hasta que tuve la fortuna de ver aparecer las tres primeras. Poco más de tres horas para cubrir 275 km, pero el desarrollo fue exacto al de 15 días atrás. Formentera volado de este modo, es mi particular filtro. Aquí se produce una criba que luego da o puede dar réditos. Mis Ibizas, como tales, son cosa del pasado. Estos Formenteras se convierten en sueltas de picadas de palomas todo el día.


Primeras de Formentera 
Las palomas iban muy bien preparadas, pero el reto de acompañar a otras que no se dirigen al mismo lugar que las tuyas, con el famoso arrastre, sube la dificultad varios escalones. Era muy consciente de ello cuando decidí volar de esta forma, pero cuando llega el momento de experimentarlo y vivirlo, es cuando compruebas  lo que ello supone. Mi confianza era máxima porque sé en qué punto se encuentran. Su vuelo, su actitud, poco a poco van susurrándote esa información. El buen colombófilo el día del enjaule lo sabe. No hay magia, y si mucho trabajo, el de cada temporada , y el de años puliendo la misma línea de palomas.
A diferencia de la vez anterior, donde el Formentera para los mallorquines fue un paseo, y para mi una angustia, en esta ocasión en Mallorca no estaba siendo un plato de buen gusto, y también lo noté en el desarrollo de la carrera. El goteo fue constante desde las primeras llegadas. La cosa acabo con un 17/27 en el día.

  En la suelta de Torrevieja, sobre las 14:30 recibo las primeras, la verdad, es que me pilló haciendo la comida, así que por un mísero instante, entre fogonazo y fogonazo, no las pude ver llegar. Había 8 en el palomar. Llegaron rápido a unos 1400 mm, pero el desarrollo de la suelta de Torrevieja en la isla vecina, a pesar de que no era el día típico de viento a favor, fue el que describo en ambas sueltas. Uno grupo rápido se destacó, y luego poco o nada. 
  En cambio  la suelta de Torrevieja para mi fue diferente, porque la criba había sido muy enérgica en la suelta anterior. Estaba convencido del estado de forma de mis palomas, y la selección ya había dejado en su mayoría buenas animales. Su preparación y la criba  provoco un goteo  todo el día. Cada media hora llegaba una paloma, ya fuere de Formentera o de Torrevieja, así hasta que el día dejo de ser día, y se convirtió en noche. Acabé con un 28 de 46 de Torrevieja. Un 60% para un 480 km y de la forma que se había producido me dejaba más que satisfecho.


Otras dos...


  Para poner el resultado en un contexto adecuado, hay que tener en cuenta que en Mallorca, de la suelta de Torrevieja, pasaron pocas palomas por la tarde, en cambio, yo viví una de esas jornadas épicas de lluvia de palomas. Colombofília en estado puro.

Debo añadir que mis compañeros en Menorca  habían soltado el mismo día de Calpe (390km) y Baza(640km). El Calpe, por lo que cuentan,  se marcaron unas 30 palomas. De Baza sólo llego una paloma en el mismo día de la suelta, la de mi amigo Pepe de Ciudadela. Un gran bravo para él. 
A esta hora de la noche del segundo día de Baza, hay sólo dos en Mahón y unas cuatro en Ciudadela. Resulta curioso como se están cambiando los papeles. Buena suelta para los compañeros de Ciudadela porque enviaron muchas menos.

  En esos parámetros, esas 28, superaban, el récord de la isla de 15 palomas marcadas de un 500 km, que también obra en mi poder desde el año  2012, y se queda cerca del absoluto en una única suelta desde la península, que también me pertenece, con 34/41, del año pasado desde Calpe.
Si hace dos años fui capaz de un 19/26 desde Baza (650km), récord también en la distancia, tenía asumido que de un 500 km, la cifra debería ser más elevada, pero llegar a ese número de palomas en las condiciones en las que me veo obligado a volar en la actualidad, eleva, más aún si cabe, el enorme mérito de estos extraordinarios animales. El % es ligeramente inferior, pero estas 28 tienen, para mi, más mérito que las 15 de Alcantarilla o las 34 de Calpe del año anterior, incluso las 19 de Baza del 2015.


  No obstante esa cifra de 28 era  provisional. Amaneció el Domingo, pero lo hizo algo enfadado, la jornada comenzó sucia, algo triste, en poco o nada se parecía al día anterior, pero adoro estas segundas oportunidades.  De hecho, no hay reloj de por medio en mi caso, pero me sigue costando conciliar el sueño. Buena señal.
En cuanto comenzó a adivinarse los primeros rayos de sol entre tanta nube, apareció la primera paloma de Torrevieja. La número 29, y casi media hora después la número 30. Por la tarde llegaron dos mas, para finalizar con un 32 de 46, a tan sólo dos del récord. Un 70% en toda regla. ¡Magnífico!
De la suelta de Formentera llegó una por la mañana, y dos juntas después de comer para un total 20 de 26, un 76%.

Estas palomas batallaron muchas horas de vuelo porque lo llevan dentro, y porque su preparación era la correcta. Echando un ojo a los % de recepción de muchos clubs de Mallorca en la suelta de Torrevieja en la que participé, arrojan porcentajes tales del 38%, 46%, 26%, 58%, etc y en uno de los Clubs más potentes de la isla como el de Santany, un 69%.  No se trata de comparar, porque no es el caso, pero teniendo unos 130 km más de media, un salto de mar, y siendo mis palomas las únicas que deben separarse del resto en algún momento determinado de la carrera, el resultado me parece simplemente acojonante. Si además, tenemos en cuenta que mis paisanos menorquines soltaron y el día no fue sencillo....
No, no es prepotencia, ni historias, ni nada parecido, es orgullo, trabajo y ganas de superarme.
Mis números cuando vuelo en Menorca pueden llegar a parecer normales, por usuales, pero entrañan una dificultad mayúscula, por repetidos año tras año, porque no desaparecen jamás, y sobre todo, porque difícilmente son seguidos por nadie.

Y como telón de fondo, cansancio, mucho cansancio. No hay campeonatos de por medio, no hay ese estrés competitivo que nos activa, pero mi energía, tras dos días de suelta seguidos, como cualquier colombófilo que se precie, se funde literalmente. En ese avance de las manecillas del reloj, uno acaba vacío.
Muy satisfecho de haber vivido una gran jornada colombófila.



PabS. 


miércoles, 7 de marzo de 2018

Pedro Bagur Rossello. (Club Mensajera Ciudadela)

  Pedro Bagur Rossello. No, no tuve el placer de conocerle. Recuerdo en mis inicios,  una de las primeras sueltas en las que comencé a asomar la cabeza, una, en la que solo tres guerreras se atrevieron a atravesar el mar Mediterráneo, y que por la hora que reflejaron los relojes, sin duda, recorrieron el trayecto juntas.
 La mía fue la única en Mahón, Miss Hellín, las otras dos de Ciudadela. Una de ellas, de mi amigo Toni Salord, la otra de Bagur. Esto sucedió en el año 2008, creo que cierto tiempo después, Bagur falleció.
Pedro fue uno de los pioneros de la colombófila menorquina, un hombre, según palabras del propio Salord, elegante y noble, de esos que se hacen querer, y que en sueltas difíciles, como lo fue aquel día de Abril del año 2008, solía mostrar sus manos.

  El día se adivinaba complicado, de esos donde el viento se pone de cara y se respira escepticismo por todas partes. Siempre cabe esa pizca de ilusión que un colombófilo jamás pierde. Jamás olvidaré aquellas patitas arañando el techo de mi palomar, tras más de 12 horas de vuelo para recorrer 530km. Una enorme alegría recorrió mi cuerpo.
Con el tiempo, me di cuenta del valor que tenían aquellas condiciones de vuelo, y como no, aquellas maravillosas palomas que no traía el viento.
Hoy, repasando material aparcado en el rincón de pensar, he dado con este documento que habla de Pedro, y creo merece nuestra atención.







PabS.

domingo, 4 de marzo de 2018

Un olvido imperdonable.

   Recuerdo, como en una ocasión, hace ya algunos años, el inolvidable Márquez me trajo una pichona de regalo, que previamente había introducido en la manga de su gabardina. Se me escapa, si la seguridad en los aeropuertos entonces,  era ya tan minuciosa como lo es hoy, especialmente porque con motivo del atentado de las torres gemelas, todo cambió. El caso, es que aquella paloma viajó en cabina.  Venía en una de esos transportines de cartón, del mismo tamaño que la paloma. "Condesa" era su nombre.

La historia de hoy, es, si cabe, más sorprendente. Al leerla, me lo veía venir, jajaja.
   




PabS.

sábado, 3 de marzo de 2018

Las palomas "BON BOLL".

   Si hace unos días, os acercaba un texto que desmenuzaba los primeros movimientos colombófilos en el archipiélago, allá a finales del siglo XIX, el de hoy, podría dar continuidad a aquella  magnífica joya histórica.
Como si de veteranos de guerra se tratara, estos colombófilos, con mil batallas en su currículum, daban buena cuenta de lo vivido por aquella época. Su visión, sus vivencias, en definitiva, su legado.
Me maravilla como se expresaban, su retórica. Un buen viaje hacia al pasado sin duda alguna.







PabS.

viernes, 2 de marzo de 2018

Colombófilo por un día.




  Por lo general el mes de Febrero es el menos prolífico del año en cuanto a artículos se refiere. Durante este tiempo, se abre una ventana, que dura unas semanas y que resulta absolutamente determinante en el devenir de la temporada de plumas.
Y este año, no es diferente, aunque en realidad, algo sí, para que negarlo. Acudir a menos sueltas te exige menos.
 Han sido unos meses en los que me ha sucedido de todo. Desde palpar en mis propias carnes lo que es el famoso adenovirus, mi historia, situaciones esperpénticas y un larguísimo etc. Tras todo esto, y a pesar de ello, lo volví a hacer. Las palomas están en un estado ascendente, de los que uno gusta disfrutar cada segundo que dura. Verlas volar, tocarlas en estos momentos, es magia para mis sentidos.

  Aunque no todo es lo que parece, o sí. Sin ir más lejos,  en el  enjaule de mi primer Formentera, tuve la oportunidad de tocar algunas palomas de varios compañeros, y en ese estéril manoseo, uno detecta grandes diferencias entre la preparación de unos y otros. Hasta aquí todo normal. Pero no es nada difícil engañar a la mano. Hay palomas que presentan un gran aspecto pero es irreal, otras en cambio su aspecto la delata, está que se sale, pero en cambio no fue iluminada por la varita que bendice a las palomas extraordinarias. Sólo el  avezado colombófilo y por lo general, sólo en su casa,  posee una medida aproximada de donde se encuentra él y sus pupilas.

Hace dos semanas solté desde Consell (unos 130km) 104 palomas, en grupos de 15/20 palomas. Menos un ramillete de unas 30, el resto, ya había estado allí hacía un mes. El virus lo paró todo, hasta el punto,  que si éste se hubiera declarado tres o cuatro días antes, no habría volado este año, por razones de tipo burocrático. Quedaba la duda, razonable,  de si habría palomas "tocadas". La sensación era que muy muy pocas, pero las había, aunque me preocupaba más si cabe, las que no daban ninguna señal negativa.  De 104, al final del día pude contar 94. Vacié el palomar, todas tomaron parte.

La semana pasada, tras descartes de palomas heridas de halcón, plumas, etc, volví a la carga con 90 palomas. 27 de ellas repetirían Consell (Mallorca), el resto, hasta un total de 63 irían por primera vez a Formentera (273km).
La suelta de Consell se alargó casi dos horas. Llego el bando sin deshacerse. Buen test.

En la suelta de Formentera, tenía claro que las iba a pasar "canutas", pero no por la distancia. En primer lugar, porque las palomas este año no van afiladas como años anteriores. Las adultas iban tan sólo con el Consell de la semana anterior, y el resto de yearlings llevaban dos Consells. Por lo general antes de pasar por Ibiza, suelo darles 3 ó 4 Incas, algunas reciben más.

Por otra parte soy de los que no enseña a las palomas a beber, porque no creo en esas cosas. Son animales tremendamente inteligentes, y en ese proceso suelen graduarse en las noches de cesta de Inca. El problema este año es que a Consell me voy con mis cestas y las palomas llegan por la noche, y son liberadas por la mañana sin beber. Este año no lo puedo hacer de otro modo. Así, con este panorama, el proceso de aprendizaje tiene lugar en Formentera. Tengo y tenía muy presente este dato. El año que viene es algo a corregir , dada la nueva situación.

Todo esto es lo que menos me preocupaba. Si os soy sincero, el arrastre es el mayor enemigo al que me enfrento. Durante años pasé horas y horas charlando con mi amigo Sergio Capín Barreda (Asturias) sobre este aspecto. Algo en lo que yo pasaba de refilón. No lo había vivido nunca, y para seros sincero, no lo contemplaba. Con él, tratando de entender su colombófila y sus dificultades, vive aislado en el Oriente Asturiano,  fui tomando una medida exacta de su dificultad y de este fenómeno que yo no he vivido porque en una suelta todas las palomas se dirigen al mismo lugar, Menorca. 
 Cuando en una carrera,  las palomas llegaban a Gijón, o al centro de Asturias, las suyas, ridículas en número, tenían que batirse el cobre hasta llegar a su casa, y las velocidades se transformaban en auténticos fondos. Aquello, a mi me sorprendía. Me gusta empaparme de otras colombofílias, con ello, relleno huecos, que a buen seguro me habían pasado inadvertidos. Resulta fundamental para la comprensión del juego.

Si algún mallorquín no se ha hecho todavía a la idea. Imaginaos volar con los ibicencos, soltar con ellos, y que cuando tus palomas, una inmensa minoría, tenga que separarse de un bando, que se va esparciendo por  las pitiusas,  en el caso de no haber acabado en algún palomar, tengan que afrontar el último salto, absolutamente solas. En mi opinión, esto supone un salto de dificultad añadido. Y ya son muchos. Necesito, sin duda, mejorar el nivel de selección de mis palomas. Ese fue siempre mi objetivo.




Y llego el momento. Mis ojos, y los de mi dulce princesa, estaban preparados para la llegada de alguna paloma. Y así fue como sucedió. Sobre las tres horas y siete minutos "cayeron" del cielo, 5 palomas. Muy pocas pensé. Hacia dos horas que mis compañeros de club habían "cantado" paloma. En otras circunstancias, el tiempo de llegada no era malo. Lo que sucedió después, sí. Fue un goteo constante todo el día. Palomas volando, 6, 7 y 8 horas para un velocidad. En este tipo de carreras, las palomas, aprenden latín, pero su contador emocional comienza también su particular cuenta atrás.

Normalmente los Ibizas para mi son preparatorios. Suelo obtener un 70% de recepción  de media, pero las palomas en su mayoría vuelan entre 3 y 4 horas, 5 a lo sumo. Esta vez, no fue así. La inmensa mayoría, voló, y voló mucho.

Con los últimos rayos de sol del día, fui arreglando mi particular batalla, finalizando  con un 42 de 63. Las buenas noticias es que las palomas recuperaron muy bien. Magnífica señal. 
Al día siguiente, el panorama se presentaba negro, muy negro. Todo el día viento en contra fuerte. De hecho, testeé una bolla que te da información en tiempo real, y la media todo el día fue de algo más de 8 metros por segundo, unos 30 kmh. Hasta casi el medio día no apareció la primera. De hecho, fueron dos juntas. Y aquello se convirtió en un goteo. Llegaron 8 en total. Me sorprendieron gratamente.



 Acabé la suelta  con un más que lustroso 50 de 63. La última llegó de noche, sobre la bocina, una hembra que el año anterior había volado Marbella.

Mi resumen. Las palomas iban cortas de sueltas, pero suficientes para el reto. Su preparación, sobre los parámetros habituales. Estaban muy bien. No me puedo imaginar volarlas en una suelta de estas características sin una preparación adecuada.
Volví a sentirme colombófilo, y que más puedo añadir, veo a las palomas en muy buenas condiciones.  Esa  sensación, es la que  busco cada temporada. Lograrlo me pone en modo on fire.

Esta semana, toca descanso. Ya os iré contando la próxima aventura.



PabS.

miércoles, 28 de febrero de 2018

Aquellos maravillosos pioneros.

  Tras semanas dedicándome en exclusiva a mi historia, que por cierta, cuenta ya con miles de lecturas, retomo la dinámica de lo que ha sido este blog durante casi dos años.
 Este fin de semana pasado, tuve suelta desde Consell (Mallorca) y desde Formentera. Ya os contaré que tal me fue. Lo que sí puedo adelantaros es que para volar en las condiciones actuales, uno necesita mayor selección si cabe. Muchas variables han cambiado, y la dificultad es máxima. En breve os daré mi punto de vista, pero esto es un reto en toda regla. Quizá pueden ser las mismas distancias de siempre, misma geografía, mismas palomas, mismo mar Mediterráneo, pero con otras condiciones muy diferentes, que hacen de la carrera,  más compleja.
Hoy os acerco un relato de 1887, cuando en Mallorca, los pioneros, aquellos entusiastas con una pasión sin límites, daban rienda suelta a su particular forma de abrirse camino. Cuando uno lee apasionadamente lo que el texto nos narra, yo al menos, me sumerjo de lleno en aquellas aventuras colombófilas, donde una simple marcada de 50 km podía ser un gran logro. 
Los comienzos son siempre difíciles pero no me negaréis que en ese contexto, la envidia y la mala leche, no podían prosperar.¿Qué tenía aquella gente? Ilusión, sin duda, una enorme ilusión. Mi respeto por todos ellos.

Disfrutadlo. 




PabS.

jueves, 22 de febrero de 2018

Decimoséptima parte. Fin de la historia.






  Una vez finalizada la temporada, lo mejor para mi, fue sin duda alguna, darme de baja del puñetero grupo de WhatsApp del club y descansar unos meses de todo aquello.  Sí, estaba decepcionado, pero también sabía, que el tiempo lo cura todo. En eso tenemos mucha experiencia los colombófilos. 
El verano pasó, y ya nos acercábamos al último trimestre del año, momento en el que se realizan los preparativos para la campaña. La época estival suele ayudar colocar todo en su sitio. Aprovechamos para lamernos las heridas, y a pesar de que mi decisión de tomarme  un año sabático era firme, a medida que el calor iba desapareciendo, mis sueños en forma de pluma, comenzaban a despertar de su  letargo. Dormir el "mono" por las palomas es una labor para gente con las ideas muy claras.

Para esta temporada 2018, Pedro, en un previsible giro de tuerca más, decidió que la fecha para entregar la relación de palomas a volar y a pagar sería el 15 de Noviembre de 2017, con todas las palomas pasadas con chip por el reloj. ¿El 15 de Noviembre? ¿de verdad? Ni Mallorca a pelo, ni historias. El día 15 de Noviembre yo no estoy pensando ni en la temporada. 
Con ese panorama, comenzaba a practicar la colombófila que Pedro quería que yo y otros ejerciéramos.  Pues no, dije basta, hasta aquí hemos llegado. Un club dirigido por ricos que sólo piensan en ellos, y que obliga con normas estúpidas, pues no, después de todo lo que había sucedido durante los dos últimos lustros, fue la gota que colmó el vaso.
  Unas semanas antes de que la fecha 15 de Noviembre se marcara en el calendario, Pedro organizó  una comida con algunos de sus más allegados. En el desarrollo de la misma, soltó que él pensaba dar de alta 80 pichones más allá de ese 15 de Noviembre.¿Queeéeee? Uno de los comensales, contrariado, le marcó rápidamente. ¿La fecha es para todos, no?. Como podéis comprobar esto hace mucho tiempo que se había convertido en el cortijo de unos pocos.
 Otro socio, hizo como yo, decidió no volar este año por ese célebre 15 de Noviembre. Sucedió sin embargo, viendo que éramos tres los que habíamos tomado la decisión de  no volar este año, que a éste en concreto finalmente se le dejo entregar la lista en pleno mes de Enero de 2018 y no el 15 de Noviembre. Pudo hacer entrenos, cribar palomas. Pedro, a ojos de todos los demás, le había dado permiso. Como entenderéis la gente no es tonta, otra cosa es que callen.
  Por mi parte, ya tenía suficiente. Solicité la baja de mi club, sin más. ¿Unos sí, otros no?,pero, ¿qué es esto? 
Realmente no sabía que iba a hacer. Si tomarme un año sabático, volar en el Club vecino de Ciudadela, ni idea. Estaba cansado de tanta norma. La colombofíla necesita buenos colombófilos no normas que nos ahoguen. 
Todo esto que escribo no es algo que sólo viera yo, pero a la gente le cuesta un mundo salir de su zona de confort, porque si sales, acabas siendo un raro, un conflictivo, y es mejor, mucho mejor no salir del rebaño, eso seguramente deben pensar. Eso sí, te reconocen e idenetifican cada uno de estos párrafos, pero lo hacen en privado. En público, prefieren callar. No, no es mi estilo.No soy así.
  Me resulta increíble haber sido antorcha de una colombófila que vivió toda su historia en penumbra y pagar un precio tan alto por nada. ¿Por qué?¿Por escribir en un blog?

Al mismo tiempo mi amigo Loren, que se había encargado del reloj del Club los últimos años, decidió tomarse un descanso. Quería desconectar de esa labor tan desagradecida e ingrata. Y esta decisión, muy meditada por él, y muy personal, fue entendida por el club como alguna estrategia mía. ¡Lo que me faltaba por escuchar por dios!
Realmente parecía que esta gente lo entendía todo al revés.
 Loren comenzó a sentir  miradas, comentarios y estupideces de unos compañeros, que mostraron su cara más verdadera, una que Loren conocía, pero sólo cuando los protagonistas eran otras personas, gente como yo. Su decepción fue  grande, mayúscula me atrevería a añadir. Y en un momento determinado, me confesó que ahora me entendía perfectamente. Una cosa es verlo desde la barrera, otra estar en el ruedo. ¿Qué había hecho mal Loren para merecer ese trato? Absolutamente nada.
Él mismo podría empuñar la pluma en estos momentos y seguir con el texto, y contaros mil situaciones esperpénticas vividas los dos últimos meses, pero al final, cada uno vive su propia historia.
  Con ese panorama, Loren recordó un comentario mío, tan sólo, unas semanas atrás, en el que charlando, le apunté la posibilidad de irme a volar al Club de Ciudadela, y pensó,  ¿por qué no? e hizo suya la idea, y es entonces cuando a mi se me enciende una luz, y valoro la posibilidad de volar allí también. 
Lo que no sabía, es que algunos de mi ex-club, los de siempre, ya habían movido ficha para que esto no sucediera, al menos no en mi caso. Lograr que un compañero de afición no volara sus palomas, cuando te llamas Pablo, es visto como una gran victoria por algunos. Vivimos en un mundo de estupidez supina.

En el club de Ciudadela tengo buenos amigos, pero jamás de los jamases me hubiera imaginado una negativa por parte de otros que ni tan siquiera conozco. Podía entender el viejo juego de la rivalidad de pueblos, lo típico de villa arriba y villa abajo, pero impedir que un compañero tuviera que renunciar a la afición, por el hecho de escribir en un blog y por publicar sus experiencias y resultados. No, aquello me llegó al corazón. ¡Qué bárbaro!
  Hubo, al menos, tres personas que se negaron en rotundo. ¿Las razones de semejante negativa? Fueron incapaces, ante la incredulidad de los presentes, de esgrimir una sola de ellas, porque simplemente, no la había.Vergonzoso.
Presionaron, y amenazaron con marcharse si a mi se me daba de alta, y lo consiguieron. Sentí vergüenza ajena. Resultaba más que obvio que tras esa negativa, había alguien de Mahón detrás de aquella oposición. Lo tengo claro.
  Vayamos por partes. El primero se llama Ramis. Hablamos de un colombófilo sin resultados de ningún tipo, desconozco si tan siquiera ha marcado de la península en alguna ocasión, pero esto es lo de menos .¿De dónde procede esa rabia?
Retrocedamos un par de años para entender su postura. Me llaman desde Mallorca, porque se iba a celebrar una subasta de un gran colombófilo mallorquín, Sion Mut, y un socio de Ciudadela les había llamado para pujar por una paloma. Me preguntan si le conozco y si es de fiar. Mi respuesta es que no sé quien es, pero que si está interesado en una paloma, no habrá ningún problema. 
El caso es que Ramis en esa conversación con este mallorquín, aprovechó para ponerme de vuelta y media. ¡Qué fácil es hacer eso! Mi sorpresa fue mayúscula, porque ni le conocía, pero no me sorprendió porque es el deporte oficial de la isla.
Más tarde me entero, preguntando por el tal Ramis,  que éste es amigo de Juan Antonio Benejam (a éste lo dejo para el final), y comienzo a cerrar el círculo.  Éstos, son del tipo de personas que si tu amigo piensa rosa, ellos piensan rosa, incapaces de formarse su propia opinión. Le tomé la matrícula y a otra cosa.
  Años más tarde mi amigo Toni Salord viene a Mahón a soltar las palomas del Club de Ciudadela, y lo hace acompañado de un tal Ramis. Habíamos quedado para ver la suelta y charlar un rato. Me lo presenta, y no, no puedo reprimirme. De forma educada, le mostré los whatsapps, y le afeé su conducta. ¿Cómo puedes hablar tan mal de alguien sin conocerle? ¿Su reacción? Tierra trágame, y sus mejillas, ciertamente sonrojadas. Pasó un mal rato. No quise hacer aquello más grande, pero yo voy de cara, y quise aclararlo. Entiendo que esa situación le sentara a cuerno quemado, pero uno debe ser responsable  de sus actos. Y él lo hizo mal.
Esta y no otra fue la razón de Ramis para evitar mi entrada. Bueno, esto, y la enorme presión que  Benejam ejerce por detrás.

Luego está Camps, siempre él. Un colombófilo que en su día tuvo muy buenos resultados y que desde hace lo menos 13 o 14 años se arrastra por la colombofília, y con él pretende hacerlo al resto de los integrantes de su Club, que por otra parte, sorprendentemente, se dejan. Lo curioso de Camps es que estuvo hace uno años en mi casa, y yo en la suya. No le he vuelo a ver, y ha sido el que más oposición ha mostrado, influenciado por alguien de la isla.
 El año pasado le cogí una paloma y con motivo de su devolución charlamos más de media hora sobre palomas. A mi esta bipolaridad de algunos me deja a cuadros.

Y por último, tenemos a su presidente, Biel. Con él que hablé hasta en dos ocasiones por teléfono para darme de alta. No le conocía. ¿Qué me encontré? Un hombre cansado, que no le apetecía dar de alta a nadie, no sólo a mi, a nadie, Y eso a pesar de que su club esté herido de muerte, más dormido que despierto. 
 Colombófilos que me recuerdan a lo que sucedía en Mahón allá por el 2002. Sin energía, asumiendo su destino. Año  tras año, temporada tras temporada, perdiendo el 80 ó 90 % de sus palomas antes de que lleguen los penínsulas. 
Las conversaciones con Biel para entrar a formar parte de Ciudadela discurrieron dentro de la normalidad, salvo por un pequeño detalle: Me engañó. De lo contrario, no me habría expuesto a tal linchamiento. Eso no le gusta a nadie.
Si desde el primer momento hubiera sido claro conmigo, pero no, no lo fue. Llego el día y se inventaron una votación para no dejarme entrar. De hecho esa supuesta votación como tal, la habrían perdido de haberse efectuado.  La tensión se podía cortar con un cuchillo, porque los había que no entendían que no dejaran a un compañero darse de alta en su Club. De hecho, los hubo que sintieron vergüenza por aquel esperpento.
 Finalmente tuvieron que jugarse la carta de amenaza. La de si él viene, nosotros nos vamos. Yo tampoco quería eso, claro que no. Soy de los que piensa que cuantos más mejor, y si además los mejores vienen a mi club, mejor todavía.  Finalmente mis defensores tuvieron que volver a  filas. Habían ganado los "malos".
  Todo esto tenía lugar en un club que se está muriendo, donde hacen falta socios como el hambre y sobre todo,  romper con el pasado, tratando de emular  lo que en Mahón está sucediendo.  Gente como Pepe de Ciudadela,  con ganas de romper a pana, como Salord, años y años luchando contra molinos de viento. Lito, Tomeu. Sí, allí hay gente que les gustaría volar de otra manera, pero  se ven lastrados por la mentalidad de otros, que llevan amargados décadas, atrapados por el barro, y lo peor, muy a gusto en él, sin ganas de salir. 
  Obviamente no asistí a esa reunión, porque no fui invitado, con gusto lo habría hecho, y si me hubieran dejado, me habría podido explicar, y a buen seguro, defenderme de tanta difamación e injusticia. 
  Había quedado con Biel, el presi, que al finalizar la reunión, éste me llamaría para darme la noticia, del signo que fuere, porque yo tenía que mover ficha en otro club. El tiempo se acababa, estábamos a finales de Diciembre y había que entregar los censos. No volví a tener noticias de él. La educación brillaba por su ausencia. Le envié un WhatsApp agradeciéndole su "hospitalidad y educación". Caray con la gente.
  
  El problema de raíz, no es ya, la mezquindad de unas personas a las que no conozco. Tampoco el origen de esa resistencia, aunque con esto último puedo hacerme una idea. No,  el mayor problema fue, que en los Estatutos del Club de Ciudadela, el menos esos que estaban redactados  en el mes de Diciembre, que fue cuando quise darme de alta, no consta por ningún lugar que se tenga que realizar una votación, es más, lo que hicieron, tras su lectura, es absolutamente ilegal
  Asesorado por la Federación Balear de Colombófila, mi Federación, la de todos, le fui dando forma a aquello, y estos días he decidido demandarles. ¿Gano algo con ello? Pues no, pero me da rabia que esto quede así. Uno debe defender sus derechos, y no dejarse pisotear, y más cuando sabes a ciencia cierta, que lo han hecho mal.

  Tras eso, traté de darme de alta en un Club de Mallorca. La Palmesana, y ahí sale otro que se niega en rotundo a que me acepten.¿Queeeee´? Me pregunto,  ¿Pero que está pasando aquí? ¿Un complot?, pero ¿donde está la cámara oculta? No, no salía de mi asombro.
Resulta que la persona en cuestión, un tal Arnau, está en contacto directo con alguno de Ciudadela, y con aquel socio de Mahón que el año anterior me había robado una paloma en el club. Todo iba cuadrando. Las mentiras repetidas por muchos, llegan a hacer daño.
Mi amigo David, presidente del Club La Palmesana, decide dimitir ante tanta incongruencia e injusticia, y algunos compañeros de ese Club se ponen en contacto conmigo por privado, expresando su vergüenza y lamentando la situación.
Arnau tampoco pudo dar una respuesta razonada de tal negativa. Bueno sí, una: "Por sus huevos", llegó a decir.
Personalmente sentí decepción, no sé, tristeza, de ver como determinadas personas ejercen su poder de una forma tan mezquina y sin justificación alguna.

Esto me recuerda la entrevista que se me hizo en la web de la
Federación Balear de Colombófilia, donde di mi visión de la colombófila Balear, todo opiniones, argumentadas, pero opiniones personales al fin y al cabo. Libertad de expresión, señores, sin más.  Yo vivo la colombófila de una forma muy apasionada, sin acritud, sin maldad, la vivo como la siento. Soy una persona que camina derecho, de las que te puede fiar, de la que dará la cara por ti, de los que, sin duda, te ayudará, como he hecho infinidad de veces con muchos colombófilos de Mallorca y Menorca y de otras comunidades. Y las opiniones, son eso, sólo opiniones. Ojalá hubieran más, y diferentes. Todo ello enriquece. El que no lo vea así, para mi, tiene un grave problema de difícil solución. 

 Tras tan sorprendentes  jornadas,  que a día de hoy, todavía trato de asimilar, finalmente, a través de unos amigos, encuentro cobijo en el Club de Binissalem (Mallorca), a los que tengo que agradecerles enormemente su hospitalidad. Me dieron de alta en su Club, y en el grupo de WhatsApp del mismo, y yo lo que vengo observando es un grupo de personas muy sano, con buen rollo entre ellos. Un club muy bien organizado con su presidente Guiem Martí a la cabeza.
 Mi mayor problema es que estoy a casi 150 km, y que cada enjaule me suponen 18 horas y claro, dormir allí, etc. Este año lo estoy haciendo así, el futuro ya dirá.

Podría alargar esta historia, pero creo que toca a su fin. El objeto de este texto, de este cuento, es que comprendáis que a veces las cosas solo parecen ser de un color, cuando en realidad son del otro. Inventar por detrás es gratuito, y no deja rastro. En cambio se van creando monstruos que no existen, y aquellas personas que en realidad construyen, iluminan y contagian ilusión al resto,  se ven abocadas por cuatro "mamones" a abandonar esta bella afición.

Antes de finalizar me gustaría hablaros de Benejam. Le he dejado para el final porque resume un poco el afán de ciertas personas por huir de la sinceridad. Cizañeros profesionales.
  En realidad, no tengo nada contra él, no soy tan superficial. Eso sí, como  colombófilo, y esto no es un secreto para nadie, probablemente sea de los peores colombófilos de la isla de siempre.  No estoy siendo sarcástico, aquí lo pensamos casi todos. Y sus resultados así lo confirman año tras año. Tiene, eso sí, una gran pasión por ellas, y a pesar de los mil batacazos que se da,  es capaz de levantarse una y otra vez, pero esto de las palomas, nunca fue lo suyo. 
 Su mayor problema sin embargo, no es ese, sino toda la mierda que escupe por detrás.Es de esos que debería cepillarse más a menudo los dientes. 
 Hasta hace dos meses, teníamos contacto. En Diciembre le cogí varias palomas de una suelta, se las comuniqué (como siempre hago), y se las solté, tal y como él me indicó. No le regresaron. De hecho, cada vez que le recupero alguna paloma, le comento que si quiere hacer algo,  mejor que cambie de línea de palomas. Cuando las veo aparecer por casa, ya sé que son de él. ¡No sirven, Benejam!, le suelo decir. Estás perdiendo el tiempo con esos animales. No había otra intención en mis comentarios que la de ayudarle.
 El caso es que como en tantas y tantas ocasiones que le he recuperado palomas, éstas no le regresaron a su casa. Estamos a 40 km de distancia, el otro extremo de la isla. Palomas entregadas, con el miedo en el cuerpo. Pues tras soltarlas, semanas más tarde llega a mis oídos que va diciendo por ahí, que se las he robado, que me las he quedado. ¡Vaya!. Aquí me dije...buuuuf...la gente está fatal. Me puse en contacto con él para aclarar semejante mentira, y me bloqueo el WhatsApp. Lo malo de todo esto es que Benajam se inventó esto para oficializar el enfado. Benejam hace lo que Pedro le pida. Lo malo, es que con esta forma de proceder, falló a un amigo, Loren. Los amigos no hacen eso.

 Más tarde comprendí todo. Para que os hagáis una idea, el año pasado Benejam si marcó una paloma de península fue todo. Está en una media de 4 ó 5 palomas por año, de un total de 200 que cría. ¿Por qué quería yo quedarme una paloma suya? Sé que en el Club de Mahón fue repitiendo esta cantinela, y también llegó a mis oídos que se rieron de él. En definitiva, una pesadilla en toda regla.
Lo peor, es que siempre que puede, aprovecha por detrás para hacerme daño. Creo que hay gente a la que no se la puede cambiar. 
No quería  olvidarme de Pep Sánchez de Lloseta, amigo íntimo también de Benejam. En un WhatsApp suyo que conservo y que me pasaron, se regocijaba en insultos hacia mi persona en un grupo. En fin, a todos estos, gente sin educación que repiten y repiten mentiras tratando de conseguir que se transforme en una verdad, a todos, los quiero lejos de mi.

  Y así, uno va despertando de lo que fue un sueño, uno colombófilo, uno muy grande. No sé, hay días, en los que sigo entrando en el palomar, y toco a alguna de mis campeonas, y vuelve a brotar en mi, quizás tan sólo, por unos segundos, toda la pasión que llevo dentro. En ese instante, te olvidas de todo.
 ¿Qué sucederá ahora? Pues no lo sé, de verás que no lo sé.
 La semana pasada volví a Mallorca a soltar mis palomas desde Consell (135km). Las lleve todas, 104. Fueron soltadas en 4 bandos. La cosa acabó con 92 en el día, y un buen  94 de 104 al día siguiente. Mi intención es tan sólo poder enjaular en el Marbella de este año, para poder disfrutar de una jornada inolvidable, que es para lo que luchamos los guerreros colombófilos. No hay más. De ello, si las fuerzas me acompañan, iré narrando las pocas sueltas que vaya realizando y las grandes dificultades a las que, a buen seguro, se van  a enfrentar. Ir sólo a Mallorca, semana tras semana , al margen de un gran sacrificio, está repleto de  dificultades.

Mi historia hasta Febrero del presente 2018 ya la conocéis. He tratado de ser sincero a rabiar. Algunos compañeros cercanos me echan en cara, porque la conocen de primera mano, que he sido muy condescendiente, muy light, más blando de lo esperado, menos Pablo. Quizá tengan razón, quizá sí,  pero es que mi intención fue únicamente contar una historia, la mía. Tal y como la he vivido y sentido. Sin aditivos.

Mi enorme agradecimiento desde aquí a Pedro Mir, y a otros como él, por conseguir que alguien que cambio el rumbo de una colombófila, que aportó energía nueva,  un simple apasionado por las plumas, haya acabado hastiado de tanta mierda.
 Sé, porque me lo han contado, que él está encantado con mi ausencia, entre otras cosas, porque de este modo, él se lo come, él se lo guisa. 
Si alguna vez logro desengancharme de esta pasión que son las palomas, mi mayor satisfacción será sin duda, la de alejarme de personas como él, y otras a las que he ido nombrando en esta historia.

Me apasionan las mensajeras, pero me molesta vivir una mentira. Y lo que Pedro está haciendo en la isla lo es. Decidir, suspender enjaules, manejar información que comparte en el último minuto, poner las parejas en postura y buscar su propio interés. Enjaular cuando le conviene. Trato diferente a compañeros de Club, y lo peor, poner a la gente en tu contra. Esto último, lo peor con gran diferencia.  Quizá a los demás les valga, a mi no. Si esta es la colombófila que ellos quieren, toda para ellos.

Para finalizar. Si me he atrevido a contar mi historia, a hacerlo sin miedo, y es una obviedad que no soy de los que  esconde nada, asumo que a alguno no le haya gustado, pero son tantas las mentiras clavadas por detrás, que llega un momento que uno debe decidir. Quizá no vuelva a volar nunca mas palomas en la isla, quizá este sea mi último año, quizá lo deje todo para siempre,...pero soy de los que muere de pie, no arrodillado.

No es ni la primera ni la última vez que esto sucede. Vicente Roca estuvo sin volar en el club de Mahón durante más de 7 años. Vicente podría contar muchas cosas que él también vivió, pero esa historia  es suya. Otros, simplemente abandonaron para siempre. 
En definitiva, el tiempo dirá...



PabS.