lunes, 4 de septiembre de 2017

Rodolfo Bellani, 1984.


  Las reflexiones de Bellani son de hace 33 años, pero en realidad siempre fue así. Eso nunca cambiará. Unos quieren llegar, otros ya están.
Los que empiezan, lo quieren saber todo, los que ya están y desde arriba te miran, esos, tratan de esconder todo aquello que tanto esfuerzo les costo descubrir. Estrategia sin más. 
¿Dónde está el límite?. En el punto medio probablemente, como en casi todas las facetas de la vida.
El que da sus primeros pasos necesita un marco adecuado donde experimentar por sí mismo y “cagarla”. Absolutamente necesario hacerlo.
Si su anhelo es convertirse en un gran fondista, debe perder palomas para un día dejar de hacerlo en la misma medida. Las palomas siempre se pierden. Sólo las extraordinarias bien conducidas tardan más en hacerlo. Tan sólo eso.

El colombófilo novel peca de un excesivo optimismo y pronto descubrirá por sí mismo que le queda un largo camino por recorrer, y que el transcurso de los años parecerán días. En un instante de reflexión, nuestro recién conocido amigo, ya con unos años de afición, se dará cuenta de que se halla casi en el mismo punto de partida de cuando comenzó.  Si esas fueren las conclusiones (suele suceder), es plenamente consciente que ha perdido el tiempo. Debe recuperarlo.

En la otra orilla, el colombófilo experto, curtido en mil batallas, ya con años de éxito en el zurrón, le parece que la colombófila no es tan complicada. Dispone de un buen palomar y de buenas palomas, y de un sistema bien afinado. A él no le parece que esto lleve tanto trabajo. No entiende de las dificultades de algunos.
La colombófila es como todo. Básico poseer unas instalaciones en las que las palomas estén sanas.  Sin duda alguna, la base de todo lo demás. Importante alojar en ellas el número adecuado. NO el que dicen los libros, sino el que mejor se adapta a tu palomar. Todos los palomares tienen un número exacto y hay que vivir en él para conocerlo. Menos es más. Nuestro problema es que nos resulta muy difícil creer en determinadas normas no escritas. 
Un gran error de aquellos que se inician en la colombófila es su concepto sobre lo que es una buena y una mala paloma. El que comienza, casi con toda seguridad, no tiene ninguna paloma buena en el palomar, ninguna. ¿Sabéis por qué? La respuesta es sencilla. Los grandes colombófilos sólo tienen alguna.


Os dejo con las reflexiones del amigo Bellani. 




PabS.

domingo, 3 de septiembre de 2017

Con la soga al cuello.


   Hoy seré breve. El tema por otra parte, merecería un profundo análisis, y muchas opiniones de algunos de sus protagonistas. Nuestro deporte lo merece, pero no seré yo el que llegué hasta el lodo. Esa gran aventura nos corresponde a todos y especialmente y muy por encima de los soldados de la colombófila, atañe a nuestros generales, los federativos.
Ya escribí hace unos meses un artículo titulado: “La colombófila se muere...”.
Dentro del pesimismo de éstos y aquellos párrafos, creo que siempre habrá colombófila. Estoy convencido. Tan sólo que será diferente. Donde antes había 100 serán 10. Siempre habrá alguien que saldrá por la puerta de su casa un soleado sábado cualquiera con sus jaulas apilonadas en la parte trasera de su furgoneta dispuesto a darles un buen entreno a  sus palomas, a esos animales que representan una ilusión poco inteligible para la mayoría de los mortales.Tras eso, un buen desayuno con otros compañeros de afición. Una visita. Sí, siempre habrá colombofília.

  Hoy os acerco un artículo de Domingo Mario Díaz Acosta extraído de la publicación  La Voz de Gran Fondo. El análisis corresponde al lustro comprendido entre los años 1998-2002.
Sorprende en una primera visión, que haya comunidades que suban y otras que bajen, pero el saldo es a favor con casi 150 colombófilos más en el año 2002. No lo esperaba.
¿Qué ha sucedido?. Todos tenemos muchas respuestas, todas ellas válidas, pero lo que es incuestionable es que desde ese año 2002 hasta hoy, la caída ha adquirido tintes dramáticos.
En el mundo animal se afirma que una especie está en peligro de extinción cuando todos los miembros vivos de dicha especie están en peligro de desaparecer. Por ahora, estamos a salvo. 
Más importante es el concepto: Estado de conservación.
Que es un  indicador básico de las probabilidades de una especie siga existiendo en el corto y medio plazo. 
Aquí si que se nubla un poco nuestras expectativas. En una analogía nuestro problema como especie sería que no nos reproducimos, y ante tal panorama, somos un deporte integrado por muertos vivientes. 

Observando detenidamente el cuadro, me interesaría tener la fotografía completa, desde el año 2002 hasta hoy. Estos últimos 15 años han sido decisivos.
No creo que nuestra sociedad haya mutado tanto desde aquel año 2002. Varias posibles causas ya conocidas. Nuestra colombófila no se rejuvenece, por lo que la estadística reflejada no era real. Me explico, no era real, porque la media de edad era elevada y eso no se desprende en esos datos, pero si sorprende que hubiera más altas que bajas. Habría que analizar en qué comunidades y el porqué hoy no se producen esas nuevas entradas
Si la media de edad es tan elevada y no entran caras nuevas el veredicto es claro. Aquí reside el problema. No en las bajas puntuales, no en los fallecimientos, sino en que no hay "bebés" colombofilos.

No seré yo el que arregle el mundo, a buen seguro que no, pero debemos hacer de la colombófila algo atractivo, y no un nido de serpientes. Y en nuestras manos si que hay aspectos que se podrían modificar. Muchas de las normas son del pasado, de cuando no había un peligro real por desaparecer. Hoy jugamos con fuego.

 En la mañana de hoy, echo un vistazo a nuestra web de la Federación Nacional. La vida sigue igual. Clasificaciones nacionales pendientes de publicar, ojo, a 3 de Septiembre. Y una revista mal titulada, En forma , que en su inauguración pareció ser, por fin, una brisa de aire fresco, y hoy se ha quedado seca y deshidratada. 
Estoy de acuerdo en que no todas las causas de las bajas de colombófilos recaen en nuestros dirigentes, naturalmente que no, pero éstos, a igual y semejanza que sus mayores, nuestros políticos, no han estado a la altura a lo largo de los tiempos. Y si lo han estado, su labor ha pasado desapercibida. Moriremos de inanición. 





Pabs



sábado, 2 de septiembre de 2017

El tamaño sí importa.

   Aprovechando que a esta hora de la mañana mi princesa todavía anda atrapada entre sabanas y sueños, seguimos con nuestra locura.
 Las cosas no siempre son lo que parecen. ¡Ay! si alguien os contara toda la verdad. Resulta muy fácil desbocarnos y demonizar a alguien en un corrillo cualquiera a sabiendas que no puede respondernos. Allí, bajo aquella luz que ilumina la manada, el lobo se siente fuerte. Cualquier estupidez le será reída. Y olvida por un instante sus miedos e inseguridades. Si la lectura de mis escritos les hace sentirse bien, me doy por satisfecho. Lo que desconoce la manada es que cuando uno de ellos sale del cobijo que le da protección, se transforma en una persona inteligente capaz de muchas cosas, incluso hasta de disculparse ante el oso. Naturalmente la manada no es consciente de todo esto.  
  El mundo, con las nuevas tecnologías, se ha transformado en uno muy pequeño, extremadamente rápido en la información. Si se supiese todo lo que en realidad sucede entre bambalinas, del porqué de las reacciones, muy probablemente el veredicto sería otro. No he sido iluminado con el don de la diplomacia lo reconozco. No, ante una manada de lobos. El oso sabe de su fuerza y de su debilidad, pero no necesita una manada para ser él mismo. Esa es la gran diferencia. 

Hoy no me he levantado con ganas de hablar ni de mi apreciado amigo avestruz ni de Gargamel, ni del otro, prefiero centrarme en una bonita historia de palomas. 
A todos a buen seguro os suena la línea de los Moritos.
Curiosamente he dado con el artículo en una revista llamada Agrupación Colombófila de Cataluña, año 2004. Esto me ha hecho dudar si se trataba de una revista actual o lo que es en realidad, una publicación de hace 13 años, lo cual demuestra que los problemas en la colombófila llegaron hace mucho tiempo para quedarse.


Del texto se desprende un argumento que me suena familiar por ser una tónica constante en mil y una historias. Dejemos trabajar a la cesta. Ya habrá tiempo de extraer las pertinentes conclusiones.

De igual modo que siempre os digo que en una linea de vuelo difícil no hay palomas para todas las distancias, es decir, no hay palomas navaja-suiza, pues semejante "chollo" sólo sucede en aquellas regiones donde ese pan lo aguanta todo. Lo mismo con el tamaño y/o peso de nuestras atletas. En líneas de vuelo exigentes es difícil encontrar animales de gran tamaño en largas distancias. Aunque a algunos hombres les fastidie la siguiente frase, lamentablemente el tamaño SI importa.
En un no muy lejano pasado la gente del campo mataba todo lo que se movía, a pesar de que fueran aliados de su causa. Los cernícalos por ejemplo. Su base de la alimentación daña todo lo que el agricultor ama. Este hecho sin embargo no le encumbró como amigo y sí todo lo contrario. Típico comportamiento humano.
Sucedía exactamente lo mismo hace décadas cuando en nuestras instalaciones nacía una paloma de reducido tamaño. Como un resorte dudábamos incluso de su salud. ¿Dónde están aquellas enormes palomas, aquellas imponentes narices, aquellas ojeras de infarto?. Los calendarios deportivos, las distancias a recorrer, todo ha cambiado y con ello, también lo.hicieron sus protagonistas, las palomas.
Os dejo con la historia de los Moritos.






PabS

viernes, 1 de septiembre de 2017

Los hermanos Janssen.



   Reconozco que corre por mis venas una pizca de romanticismo, de admiración por lo antiguo, por las artes de otros tiempos donde el aroma a madera o aquello hecho con las manos nos descubre que el secreto del éxito con los medios que se tenían en épocas pasadas era posible.
 Todo tiene su momento y nada sucede por casualidad. Que los hermanos Janssen hayan pasado a los anales de la colombófila es un hecho sin discusión.
 No conozco su historia en profundidad, al menos no como debería, por lo que no me meteré en ningún charco. 
Existen muchas formas de trascender más allá del presente. Una de ellas es con resultados   sólo al alcance de los inmortales. El otro (paradójicamente con mayor peso si cabe), es que tus animales funcionen allá donde fueren casi mejor que en tu propia casa. Creo que esto tuvo una importancia decisiva en el devenir de los acontecimientos con los famosos hermanos. Indudablemente sucedió por algo.



Nunca tuve anhelo ni obsesión por poseer un Janssen, de hecho no lo he tenido nunca. Quizá sea por mi amor por el fondo, quizá por donde me toco volar. Tampoco sé si en realidad existen todavía. Procuro no dejarme contagiar por el pegajoso  marketing. 
En una ocasión, conocí a un chaval que trataba de establecerse en Bélgica, y visitaba a colombófilos del país los fines de semana. Me contó que los Janssen de Andre Roodhooft eran palomas enormes. Gesticulaba con las manos, haciendo referencia a su gran tamaño. Precio por pichón (de los buenos según él y hace 10 años) 3.000euros. ¿Todos los que tienen Janssen en España se han gastado esa suma por pichón? O compraron de otras parejas, o estaban diluidos. Ni idea. 
Mi traje está repleto de rotos y descosidos porque tengo la seguridad de aquél que sabe y conoce de qué va todo esto, y es por ello que me atrevo a contarlo.
Lo que voy a afirmar a continuación vale para los hermanos Janssen y es igualmente aplicable a cualquier estrella del firmamento colombófilo pasada y presente. 
Tengo un Janssen afirma orgulloso un aficionado. ¿De qué pareja?, me pregunto rápidamente. Somos tremendamente generalistas. Poseer un Janssen no lleva aparejado que sea de la mejor pareja. En los tiempos que corren, en los que adivinamos cuadros reproductores mayúsculos en cantidad, donde en muchos casos, existen departamentos enteros que son verdaderos bancos de prueba, adquirir una paloma en esos “laboratorios” certifica sin duda el apellido del vendedor, pero poco más. No asegura si ese pichón es de sus dos o tres parejas TOP. Salvo que te hayas rascado el bolsillo claro está. Aunque eso sí, lo que le importa al comprador se da por sentado. El animal que te llevas en una jaula de aluminio, ya despidiéndote desde la puerta de la casa del colombófilo de turno, lleva su apellido.Menos mal.
¿Qué quiero decir con todo esto?. Me es indiferente de qué palomar estemos hablando. El asado se cocina siempre en dos, tres, cuatro parejas. Él, extraordinario colombófilo, sabe que la colombófila es constante evolución. Hoy es tu mejor pareja, dentro de 4 años, quizá no, pero es plenamente consciente que hay animales “clave” en su palomar, de los que difícilmente se desprenderá. No lo hará incluso de un insípido huevo, que ya es decir. No lo hará sin duda porque las cartas están marcadas de antemano.

Criamos 100 pichones cada primavera/verano, y con suerte, algunas, menos de 10 pueden llegar a alcanzar el calificativo de palomas o de buenas palomas, y entre ellas, a buen seguro hay hermanos o primos. Nuestro amigo colombófilo, despierto por naturaleza, lo sabe., y actúa en consecuencia. También es cierto que la liebre puede saltar en cualquier momento cuando hablamos de un colombófilo propietario de una línea de palomas de reputado éxito. La suerte tiene que estar a tu lado, pero hay puertas que abren tesoros y otras que son verdaderos callejones sin salida, siendo todos esos portones, parejas del mismo colombofilo.

En el norte, cuando se compran entre ellos, saben de qué pareja quieren adquirir el pichón(vaya si lo saben). Aquí en España tanto en compras nacionales o internacionales parece que nos da igual. Este sutil detalle se me antoja decisivo. Denota información, interés y sobre todo, conocimiento de cómo funciona este negocio.

Siempre cuento la anécdota en mi visita a Bélgica. Nos despedimos de Thoné hasta la tarde. Íbamos a visitar a otro colombófilo. El mismísimo Thoné, me dio un papelito con unos números de anilla escritos en ella. Si había descendencia directa de esos números de anilla él los quería. Pero lo hacía a través de nosotros. Al colombófilo que visitamos era uno muy bueno, y sus resultados estaban apoyados en aquellos números de anilla. Y Troné lo sabía. Al llegar, no había nada disponible de los deseados. Un amigo que me acompañaba compró lo que le ofreció, que no era lo que estaba marcando la diferencia. El final ya os lo imagináis.
En realidad todo esto sucede en el palomar de Thoné, de los Janssen, y de cualquiera de nosotros.

Os dejo con un artículo de 1987 de la revista de la Federación española, traducción de un reportaje en la revista Pigeon Rit.   







PabS.

La última carta.


 
  
  La vida sigue igual. Un año más, como cada verano, las “gemelas”, dos preciosas higueras que adornan la parte trasera de mi casa, anuncian un próximo cambio de estación. Son las primeras en susurrártelo.
Por mi parte, hoy estreno nuevas “zarpas”. Un mes de inactividad blogguera da para mucho. Probablemente en nuestro calendario colombófilo, el mes de Agosto no sea de los subrayados como importante. Todos lo son, pero ya me entendéis. Mes propicio para otras cosas. 
 No obstante, los últimos coletazos del verano evocan a época de chubascos. Esas repentinas bajadas de temperatura desprenden aroma a colombofília. De alguna inexplicable forma, huele a final de estación y a comienzo de semanas de plumas. Para ellas, con su obligada muda, y para nosotros, con nuevos bríos. 
  
   Desde hace unos días, arrastro una infección de oído de dos pares de narices. Resulta acojonante intentar sobrevivir a una extraña sensación que no te permite poder oír ni escuchar nada de lo que sucede a tu alrededor.  ¡Desagradablemente incómodo!.
Me cuesta horrores asimilar como todavía hoy, existen colombófilos que padecen este mal de forma crónica, sin juego de bacterias alguno de por medio. Sordera a pelo podríamos fácilmente bautizarla. Gente que se transforma con los años. No querer, no saber escuchar es un mal endémico en muchas sociedades. La colombófila no sólo no es una excepción, sino que se jacta de todo lo contrario. Lo bordamos. 
 Podría comenzar con nuestra Federación Nacional (sin comentarios), y acabar con situaciones de auténtico esperpento en algunos rincones de nuestra geografía, pero siempre nos quedará aquello de que cada uno haga lo que le de la gana y que disfrute como pueda, aunque ese primitivo comodín debería ser la última carta, ¿no os parece?. 

En fin, no arreglaremos ni al mundo, ni a una ya raquítica colombofília con escasa esperanza de vida. Resignarse no debería ser una opción, pero existen personas con un marcado perfil oscuro. Gente que vive obsesionada con llegar al poder, sea lo que sea eso, y signifique lo que signifique. Caiga quien caiga. Allí arriba, sólo deberían llegar los capaces, los que con sus actos, ayuden a construir una colombófila más fuerte.  
No todo son malas noticias. Conozco un puñado de personas con unas enormes ganas de trabajar por un futuro mejor, pero, como en cualquier organización, las piedras que el camino va dejando son numerosas. He dejado un par de suelas caminando por esos senderos. Y todo tiene un límite, su límite.
Ejemplifico estos párrafos en un amigo mallorquín, David Fernández. Un tipo de los que no abundan. De los que trabaja por y para la colombófila (no para él mismo, sino con ojos para los demás).  Y lo hace en su Club, en su Grupo y en su Federación. Necesitamos tres o cuatro David. No, no abundan. Aquellas regiones que tienen tan sólo uno son afortunadas. En Mallorca, en Baleares, necesitamos unos cuantos como él. Alguno más hay. 
 Hace unos días David, positivo por naturaleza, presentó su dimisión del Grupo Mallorca. A pesar de su tesón, energía y capacidad, los de siempre, los que no quieren que nada cambie, porque a ellos ya les va bien que todo siga igual, han logrado agotar (abrir los ojos) a alguien que yo ya querría en mi equipo. En fin, supongo que, una vez más,  es lo que la sociedad mallorquina quiere, aunque cada vez estoy más convencido de que es todo lo contrario. El problema reside en la rigidez de las normas y en estúpidas tradiciones del pasado.

Último inciso político. Prometo escribir sólo de colombófila a partir de mañana. Hasta que las fuerzas me acompañen, claro está.
Curioso el sistema mallorquín, reforzando la idea de que la democracia es ante todo: Limpia y transparente. 
Como si de tiempos medievales se tratara, unos proponen, pero a la hora de su cristalización en forma de voto, sólo los presidentes de los clubs tienen sufragio. No entrando en que esa no sería mi opción, puedo y no me queda más que respetarlo, pero me resulta inconcebible que voten los presidentes de todos los clubs de Mallorca haciéndolo como depositarios de lo votado por todos los integrantes de sus clubs (ojito) sin luz ni taquígrafos. El problema es que o no hay acta, o ésta no se conoce, o no está al alcance de todos, por lo que el presidente de turno, puede modificar a su antojo el signo del voto de su club, sin que sus compañeros tengan conocimiento de ello. Me consta que esto viene sucediendo desde hace tiempo. ¿Es posible, que hoy, ya entrados en el año 2017, no se puedan realizar todas estas gestiones a la luz del día?. Amigos, seguimos en las tinieblas.




PabS. 

jueves, 3 de agosto de 2017

Mallorca 1938, 1975...¿2018?

Resulta indudable que la colombofilia, como sucede con la historia, esta repleta de mil situaciones que la van limando. Como cualquier otra cosa en este mundo, todo evoluciona. El problema siempre fue el mismo: No todos son capaces de observar,percibir y adaptarse a los cambios cuando éstos suceden. Los hay rápidos de reflejos, muy rápidos, y otros que niegan la mayor por decreto. También los hay que siempre se dejan llevar.
Interesantísimo articulo de Juan Veny Sanso, profundizando sobre la realidad mallorquina de aquellos tiempos.




Pabs.

miércoles, 2 de agosto de 2017

75 días de entrenamiento para ganar un concurso de 1.000 km.

Nuestro gran amigo Bellani está de vuelta entre nosotros. Con el paso de los artículos ya le habíamos cogido algo más que cariño. Se le echaba de menos. Se desprende además tras la lectura del texto que era un buen colombófilo. Nunca lo puse en duda.
No obstante uno, tras digerir los párrafos, comprende lo que llevo lustros narrando aquí. ¡Los kilómetros no son iguales en todos los lugares de la tierra!. 
 Sin ir más lejos. Aquí con todo el potencial que tenemos, con más de cuatro décadas  de colombofilia activa en nuestras manos, somos incapaces de marcar desde 1000 km y el amigo Bellani no mete una ni dos, sino quince. Otro saltará. Claro Bellani tenía muy buenas palomas, jajajaja. ¿Que os puedo decir?. Si os resulta complicado leer entre líneas, no sigáis con el texto. No merece la pena.
Y es por ello que cuando uno entiende toda la canción, no es que ponga en duda la adquisición de una paloma belga, holandesa o alemana, sino que al cambio, tras pasar las aduanas y controles pertinentes, la paloma ya no parece la misma de hace dos días. Ella sigue siendo un buen animal, pero en el infierno todo parece tomar otras formas.
Me sonroja escuchar o leer cuando algún isleño adquiere una paloma que voló en tierra 10.000km o más y pretende que con eso sea suficiente. En fin, ya lo descubrirá usted mismo....

Con todos ustedes, el gran Bellani:





Pabs.

martes, 1 de agosto de 2017

Impresiones de un viaje a Bélgica.

  Corría el año 1975. Una España, que por aquel entonces despedía a Franco,  iniciaba lo que se conoce como la transición española. En ese histórico contexto situamos la historia de hoy, la de un viaje a la cuna de la colombofilia.
Una travesía que hoy en día muchos de nosotros podemos experimentar si está en nuestro ánimo. El destino y el objeto del desplazamiento son el mismo, pero las facilidades son otras, e indudablemente muchas cosas han cambiado desde entonces, incluso los protagonistas a los que se visitaba. El tiempo no perdona a nadie.
Recomiendo un viaje a la meca, al menos uno. Primero para conocer, ver, y escuchar, segundo, para que se os quite la "tontería" de magnificar cosas que no habéis visto, y tercero porque sólo saliendo de tu casa puedes entender lo que sucede en el mundo.
Tras la lectura de este auténtico tesoro, coincido en algunas de sus reflexiones, en otras no tanto. Algo absolutamente normal. Hace 42 años nuestras colombofilias estaban todavía más separadas que en la actualidad. De hecho, hay grandes palomas que dejaron su impronta histórica en nuestro país siendo ellas mismas palomas extraviadas de sueltas internacionales. Resulta obvio que en aquella época el acceso a buenas palomas para el colombófilo medio era casi una misión imposible. Aparecía una paloma belga pérdida en nuestro tejado y la familia colombófilia lo celebraba como si de un regalo de Dios se tratará. Miento, lamentablemente, esto sigue sucediendo, jajaja. 
  En definitiva, sólo los adinerados o aquellos que por cuestiones profesionales podían desplazarse al extranjero, accedían a aquellos animales que por aquel tiempo SI generaban diferencias porque nuestro país en temas plumíferos andaba en pañales. 
De ahí cabe recordar aquellos "San fermines colombófilos",   aquellas carreras para coger huevos en la suelta internacional de Barcelona. Algo que sigue sucediendo en la actualidad, pero hoy me sorprende más que ayer. Sí , sin duda hoy no le hallo el sentido, pero hace mucho tiempo que cedí en mi guerra por entender a la mayoría.

 Algo similar con aquellos que adquieren palomas en granjas tipo natural, o algunas de nueva creación (o no) en nuestro país. Si alguien compra en esas tiendas "chinas", en esos "todo a 100", su mayor problema no es adquirir esa paloma a buen precio sino que probablemente jamás entenderá  cómo funciona esto de la colombofilia. Ésta, podrá sufrir mil metamorfosis en los próximos 30 años, pero el cometido fue, es y será el mismo. Siempre habrá un puñado de excelentes palomas en una inmensa maraña de palomas inservibles. Y sólo la selección nos ayudará en esa guerra, y esa no se vende en ningún tipo de granja, digan lo que digan los pedigrees. ¡Ésa se hace!.
 O aquellos otros que adquieren una paloma ganadora en un derby porque el animal en ceustión lo merece (obvio) y porque en su pedigree observan muchas veces repetido el mismo nombre, pero en cambio obvian uno (no muy bien identificado) que es el que en realidad ha marcado decisivamente los acontecimientos genéticos de ese animal en concreto y su desempeño deportivo. Ir de "listillo" se paga. Tiempo al tiempo. 

Os dejo con esta joya con forma de artículo.  


 




Pabs.