viernes, 9 de diciembre de 2016

Otra de campeones.

Y para hoy, una entrevista del año 1971 a otro campeón regional de la época, Don Rafael Alomar Seguí.
Nuevamente, cortita, al pie, pero eficaz para aproximarnos a la realidad de aquel tiempo. 
Algunos me preguntan donde tiene origen la nostalgia de los escritos publicados estos últimos días.
Tratando de responder de una forma sincera, pues no lo sé. Son semanas luchando conmigo mismo, buscando fuerzas de no sé donde para no hacer un definitivo "Nico Rosberg". 
Probablemente cuando más me acerco al abismo de abandonar es cuando este tipo de textos cuasi bíblicos me ayudan a superar el trance, o cuando menos me echa una manita para minimizar daños.
La amenaza de otros compañeros de la isla con el mismo himno, es decir, abandonar, no ayuda. Se genera una atmósfera cargada de negatividad que no es la adecuada. Cada cual  tiene la respuesta a su problema pero a esto se llega juntos.
Bueno, al lío. Os dejo con esta joya de hace 45 años.







Pabs.

jueves, 8 de diciembre de 2016

Artículo muy interesante de la época. Año 1972.

En él, Ricardo de Armas Baker, nos da un repaso de lo que debe ser una buena mensajera según Anker.
Merece la pena su lectura. Que cada uno saque sus propias conclusiones. Si os sirve de algo, yo ya lo hice.






Pabs.

miércoles, 7 de diciembre de 2016

Campeones de otro tiempo.


Hoy os acerco otra breve entrevista realizada en el año 1975 a un campeón regional de fondo de la época, Don José Lladó Bonet.
Son entrevistas escuetas, fugaces, al pie, pero dejan un poso de lo que por aquellos tiempos circulaba.



La publicidad del comprobador suizo STB tampoco nos deja indiferentes.

Me interesa lo antiguo pero no lo magnifico. He tenido la oportunidad de conversar con colombófilos de antaño porque me atrae el contraste, y de estos supervivientes de la colombofília antigua, de la del rossor,  en unos casos me llama la atención sus formas porque preservan las reglas de oro de nuestro deporte, y en otros casos me disgusta lo que escucho porque están anclados al pasado, con mentalidades muy conservadoras incapaces de sobrevivir a la propia evolución de los acontecimientos.
Todo está inventado para que negarlo, pero para avanzar hay que romper algo en algún momento.
Estos días que todos en la isla comenzamos a mover los pichones uno percibe que la mayoría no respeta una de las reglas más sagradas de la colombofilia. La muda. 
No salgo de mi asombro viendo entrar pichones en mi palomar perdidos subiendo la novena o décima remera. No hombre no.
La respuesta sencilla, la cómoda y simplona y sin duda poco madurada es que en la isla hay poco kilometraje. 
Pongámonos en situación. Por la isla dada la presión de peregrino de la época con la llegada masiva de los amigos del norte, cruzar la isla no es garantía de volverlo a conseguir. Se pierden muchas palomas porque estos meses de Noviembre y Diciembre son los peores para comenzar a mover a nuestro ejército.  Es muy alto el precio que pagamos por unos campeonatos nacionales de pichones o por adelantar la temporada y con ello ganar una suelta antes de tiempo. Prefiero comenzar en Enero. 
Tan sólo hay que abrir la ventana del palomar para darse cuenta que palomas tardan minutos en salir y quienes salen de inmediato. Que palomas se van si titubear al peñón y cuales dan meda vuelta y se cobijan bajo la seguridad de los alrededores del palomar hasta que esa incipiente décima haya subido completamente. Todo eso no sólo lo afirman los libros, lo certifica la paloma. Tan sólo hay que escucharlas.
Naturalmente que con la novena y la décima vuelan. No lo pongo en duda, pero la paloma necesita todas sus plumas para defenderse al margen de lo que ese proceso le supone. 
La vida le va de medio segundo de diferencia. Si fuera la nuestra la que estuviera en juego otro gallo cantaría.


Pabs.
 

martes, 6 de diciembre de 2016

Una tarde con la historia.

Mi colombofilia no se ha limitado todos estos años exclusivamente a volar palomas. Como todos vosotros, sediento de páginas que hablaran de aquello que nos apasiona, he leído cualquier cosa que fuera cayendo a cuentagotas por mis manos.
Con el tiempo, desesperado por saciar mi sed, compré infinidad de libros, revistas, en español, en inglés, y en algún momento hasta llegué a creer ingenuamente que entendía otros idiomas, jajaja.
 He adquirido revistas antiguas cuando me ha surgido la oportunidad, otras me las han regalado. Hablamos de auténticos tesoros. Para mi todo ese material posee un incalculable valor.
Agradecer enormemente a algunos amigos que me han ido enviando material de todo tipo relacionado con nuestro mundo y que queréis que os diga, es algo con lo que disfruto enormemente. 
Reconozco que nunca tuve la tentación de convertirme en un Quijote desquiciado, ni llegué a creer en los dictados de los libros de caballerías. Digamos que me interesan menos aquellos artículos que versan del cómo hacerlo y me decanto claramente más por aquellos otros que tratan de lo histórico,  de lo que sucedió, de  entrevistas a campeones en blanco y negro, que en muchos casos ya no están entre nosotros. Todo ello siempre me hace comparar, analizar y como no,  reflexionar.
Hoy, y el día invitaba a ello, he repasado algunas de los cientos de revistas y libros de mi peculiar biblioteca colombófila.
En una me he topado con una entrega de trofeos de mi club la Mensajera Mahonesa allá en el año 1977. Casi 40 años nos separan. Habla el texto de lo que en aquella noche sucedió, de quienes asistieron, de sus discursos. Cuando uno lee esos párrafos, resulta encantador ver como era todo en aquella época. 
En las clarificaciones se observan  cinco llegadas. Es probable que no hubiera muchas mas. Entiendo que sólo figuran cinco porque eran esos los premiados. Inverstigaré. No obstante, si sorprenden positivamente esas marcadas con los medios de la época. Y esa reflexión deja  una puerta entreabierta, que dejo para otro día.



 
Rascando en otra revista, nos habla de la otra gran sociedad colombófila de la isla, el Club Colombófilo de Ciudadela. En este caso data de una entrega de trofeos del año 1975.
Resulta cuando menos curioso como  se escenificaban  aquellas citas. Acudían los alcaldes de los pueblos, representantes de la guardia civil, y hasta el clero. ¡Que tiempos!.
La fotografía nos revela como ha cambiado la sociedad y nosotros mismos.






Por último os paso una entrevista. Corresponde al campeón regional de gran fondo de 1975, Don Pedro J. Servera Pallicer.
Las respuestas revelan muchas incógnitas. Como la alimentación, la mentalidad de la época. Interesante.
Como el que os escribe también ha sido campeón regional, y nacional de gran fondo, así como regional absoluto, etc...(este párrafo es un guiño a mis "amigos", jajaja), quien sabe en unas décadas cuando nuestra colombofília esté ya moribunda, alguien lea algunos de mis textos, alguna entrevista, y casi con toda seguridad se extrañe de mi forma de pensar. Todo evoluciona, sólo hay que asumirlo.





La historia sólo suele dejar buenos recuerdos.  La velocidad de esa paloma en un 750 km revela muchas cosas. Algunas de ellas cuando empecé ni tan siquiera hubiera reparado en ellas. Hoy que le he dado la vuelta a cada esquina de la habitación en busca de respuestas, creo tener algunas de ellas resueltas. 


Pabs.
 

sábado, 3 de diciembre de 2016

TAN-TAN la paloma que hizo historia (La Palma 1994).


La colombofília es en esencia RETO, uno con mayúsculas. Primero con nosotros mismos, pero también con el medio en el que practicamos nuestra afición.
Sólo así se puede concebir este maravilloso deporte.
Hoy os acerco un bonito relato de una paloma llamada Tan-Tan, que hizo historia en la preciosa isla de La Palma allá por el año 1994.
El texto es de Ale de Las Palmas de Gran Canaria. Espero que lo disfrutéis como yo lo he hecho. Con él nos trasladamos a ese 1994 donde algo que no había sucedió jamás por fin tuvo lugar.





Situemos la historia. Año 1994. La primera paloma que entró en la isla de La Palma en el mismo día de la suelta pertenece al colombófilo llamado Julio Hernández Samblás, gran amigo por otra parte de mi padre colombófilo (qepd) Miguel Sanjuán Martín.
El palomo de Julio llamado Tan-tan, 284.210-92 voló en el día los 670 km que separan Tan-tan de La Palma. Ello sucedió hace ya más de veinte años, en aquel inolvidable 94.
Aquel ejemplar era una hembra bronceada, y seguramente fuera un fabry, de la raza de un palomero también de Madrid, don Gregorio Chueca Martín.
Las sueltas desde el continente africano a La Palma  por darse en distinto continente, África (Marruecos), tienen una duración de 5 días.
Julio, orgulloso, envió su palomo. Bien preparado, y con las esperanzas puestas en su regreso.
Siempre que enjaulaba para citas de semejante enjundia había algún amigo, como mi "padre", que le podía decir que no mandase alguna paloma determinada, que la iba a perder seguro, y que se lo compraban. Esto nos da una medida real de su forma de pensar.
Y Julio que es una persona desde siempre marcial, con las ideas muy claras, le molestaba que le ofrecieran dinero por una paloma, 300 euros, lo que eran 50.000 pesetas de aquellas época.
¿Para que quiero las palomas, Miguel?, ¿No las tendré para viajarlas?. A mi me gusta viajar. Si no las viajó las quito. ¿Para qué las quiero? No me ofendas con tu dinero. Yo la mando. Si viene come en casa y si no viene no les doy de comer a palomas gandulas.
Y el palomo fue encestado.  Y  sin saberlo en ese instante, aquella paloma iba a entrar en la historia de la colombofilia palmera. Quedando registrado en el periódico de la época.
Los que conocemos extraoficialmente la historia de Tantán, nos reímos y pasamos un buen rato en la sociedad escuchando la historia de boniato.
En La Palma se denomina boniato a las batatas, un tubérculo parecido a la patata, pero mas grande. 
En la época que Julito mandó su palomo, él era joven, y trabajaba. Repartía en un camión algo que no recuerdo que podía ser. No sé si era agua, cerveza Dorada o bombonas de gas. Cualquier cosa podría ser. Y Julio estaba fuerte como un roquete. Era un trabajador duro. Muy potente. El día de la suelta Julio trabajaba.
Podría ser fácilmente que la suelta fuera un jueves o un viernes. O un miércoles, para cerrar el concurso un domingo y estar en el fin de semana entretenidos en los palomares.
Julio nos contaba que ese día estaba nervioso. Empezó a trabajar bien, pero a la hora de al mediodía ya estaba descompuesto.
Nos dice que ese día si su jefe lo hubiera estado siguiendo lo habría despedido sin dudarlo.
Comenzó el reparto bien, pero desde la hora de el mediodía ya estaba nervioso. Y se salía de la ruta del reparto.
Julio repartía por una zona, y al trasladarse a otro barrio, salía con el camión a la casa. Subía a ver al palomar. Y vuelta al camión y a otro reparto.
Desde al mediodía hasta que hizo el último reparto Julio no sabría decir la de veces que se salió  de la ruta para ir a ver sus palomas (¿Quién no lo ha hecho?).
Terminado el trabajo, cansado y sudoroso como siempre, se dirigió derecho al palomar, pasando por la casa como el aire al palomar. Ni familia ni nada. Directo al palomar.
Le avisaron para comer y almorzando lo paso mal. Pendiente del palomar. Subía, bajaba a la casa, se duchaba. Subía al palomar.
Bajaba, no podía descansar. Julio era un manojo de nervios. Tenía que estar en el palomar, esperando a su paloma.
Por la tarde llegaron unos amigos. Si no recuerdo mal, tres.
Buenos amigos de Julio, jóvenes como él, y también conocedores de la afición de Julio.
Le fueron a molestar y a saludarle. Habían acordado salir a una verbena, un baile de esos de plaza, música y bochinches. Y pasaron por la casa, para recordarle que esa noche había que salir a pasarlo bien en Breña baja. Aclaro que Santa Cruz de La Palma está limítrofe con Breña alta.
Uno de los amigos subió a verificar el palomar. Parece que conocía al palomo que se esperaba.
Julio en su casa decía que el no salía si el palomo no llegaba.
Los amigos se reían y le tenían ese cuidado a Julio porque su carácter era de embestida.
Le decían a Julio que la paloma de noche no iba a volar. Qué ellos pasaban a buscarlo.
Julio los despidió diciéndoles que por allí no volvieran. Si el palomo no venia, él no tenía ganas de salir de fiesta ni de nada parecido. Se quedaba en casa a descansar.
Aquella paloma tenía que llegar y él la iba a esperar. Como si tenía que poner el bombillo de la azotea encendido toda la noche.
Y los amigos se fueron de allí. Pensando pasar mas tarde. A buscar al amigo y convencerlo de salir a beber y pasar una noche divertida.
Julio atendiendo a sus palomas. Les puso de comer. Agua limpia. Y se quedó observándolas orgulloso. Allí estaban los fantásticos padres de su palomo. Hermanas. Eran innegociables. Lo mejor. Altísimas calidades.
Las palomas de Julio estaban tan bien cuidadas como mano dura recibían. Y aquel palomo tenía que llegar.
Su palomo no podía fallar.
Bajó Julio a su casa, y se dio una ducha. Otra más. Por lo que pudiera pasar. La ducha de un paso de aguas para subir al palomar!!!
Se hacia de noche ya. Todo se iba volviendo en brumas y nubes grisáceas a oscuridades. Malo. Julio tenía encendido el bombillo
¿Dónde estás?, se preguntaba el amigo Julio.
Estaba preparado,  bien alimentado, bien entrenado. Con resistencia para llegar tan rápido como se alejase del punto de suelta estaría más cerca de su casa. Y antes de que se rindiera o se cansase, tenía que llegar a su casa. A comer y descansar.
Pero no llegaba. Transcurrían las horas. las manecillas del reloj avanzaban ese día más rápido que de costumbre. Y la paloma no llegaba. ¿Dónde están esas palomas?
Entraba Julio y salía del palomar. Comprobando que las palomas hubieran bebido agua, saciadas de comida, y buscarán sus posaderos para dormir.
Y estando dentro del palomar, sintió un ruido sobre el techo. Ya estaba. O era un gato o un bicho que caminase o una paloma que se hubiera posado.
Julio salió a mirar. Y ... ohhhhhhh, estaba sobre el techo. Tan-tán estaba sobre el tejado. ¡¡Llegó!!. Y a su llamada, como Julio la tenía enseñada, para la tabla, al buzón y dentro.
Julio la cogió. En el suelo, casi ni se veía. Y le quitó el rossor. Lo metió en la cápsula y al comprobador. ¡¡¡¡¡Hecho!!!!!


Julio se sentó fuera del palomar. Satisfecho. Lleno por dentro. De noche cerrada ya no se veía a metros del palomar casi nada.
Las lámparas amarillas de las casas de los lados. Las farolas de las casas, tipo poste, iluminando la calle, la carretera de su casa.

Julio estaba en otro mundo. Muy cerca pero al mismo tiempo a años luz de aquella silla.
Tan-tán bebió su agua preparada. No sé si tenía electrólitos. O miel y algo de recuperador natural, té, cosas de antes. Ya saben.

Aquella paloma ejemplar, imponente, del mismo carácter y temperamento de su amo se puso a comer. Su comida de campeón. Limpia y brillante. Dietética con algo de sport. Lo que quisiera comer.
Algo comió. Y Julio en la oscuridad se sentó porque le embargaba una indescriptible alegría. Una emoción muy grande
Un sentimiento que no podía explicar aunque hubiese querido.
Bajó a su casa cómo levitando. Cenó también algo y se dispuso a descansar. ¡¡¡Qué va!!!, ¡¡¡No podía ser!!!
A la azotea a ver a la paloma. ¿Llegó de veras?. Estaba en su posadero. Reposando. Encorvado. Casi erizado. Ya se disponía a descansar, en casa!!!!
Pero Julio le tenía algo preparado. Una improvisación sobre la marcha.
Lo cogió y comprobó el buche. Lleno. Agua y comida. Y lo llevo a un cuarto anexo al palomar. Allí tenía Julio las cestas, cajas, comida, libreta. El store del palomar.
Cogió a la recién bautizada Tan-tán y la coloco con mimo en una caja. Y sobre ella, dispuso un saco de telas. De esos sacos viejos de hilos de pita, conocidos como sacos de papas.
La paloma en aquella penumbra, se  quedó inmóvil, tranquila. Y allí iba a pasar su noche de victoria.
Ya terminaste lo que tenías que hacer Julio. Ahora si, a disfrutar. Se dijo así mismo nuestro amigo.
Algo más tarde, llegaron sus amigos. ¿Que pasa Julio? ¿Cómo vas?.
Aquí estoy descansando_ les respondió Julio.
¿Estás preparado para salir ya?.
Yo no voy a ninguna parte. Me quedo a descansar, insistió Julio.
Uno de los amigos subió al palomar. El posadero de Tantán estaba vacío. El palomo no estaba por el palomar. Ni en este lado. Ni en este. No. No esta en el suelo. El palomo no está.
El amigo bajó.  Malo. No está. Hizo una señal. Julio estaba jodido de verdad. Ese palomo no le llegó. Y estas a vareado como un palo.
Julio. Vamos a salir. Te vistes y salimos. Nos tomamos unos botellines de cerveza. Oímos música. Baile y lo pasamos bien.
No_insistió Julio.
¡Julio!. El palomo no vino. Pero mañana seguro que viene. Estará por ahí cercano. De noche no vuela. ¿Por qué te quieres quedar?
Salimos, lo pasamos bien y mañana veras que viene.
No. Dije que si ese palomo no venia yo no salía. Y me quedo en mi casa a descansar. Y váyanse. Me pongo a ver la tele y en un rato me voy a acostar.
¡Julio!. Si te quedas va a ser peor. Te vas a poner nervioso. En la cama dando vueltas. Es mejor que salgamos. Lo pasamos bien, nos tomamos una copa, vienes, te acuestas y el palomo viene mañana o que le den por culo Julio.
Por no oírles más, y que me dejen tranquilo con la majadería me visto y salimos ya por que los que me están poniendo malo son ustedes.
¡¡¡Hombre tenemos!!!! Se dijo!!!! Vamos a disfrutar!!!.
Salieron los cuatro amigos de fiesta. Iban a tomar copas y cogieron la guagua, conocida en aquel tiempo como el coche de hora. Lo que es la guagua o autobús de hoy en día. Y para breña baja!!! Y a la fiesta, música, baile, cervezas, algún pinchito, o una tapita de algo de picar y cerveza y vino y música y cerveza y luces ....
Y Julio comienza a sonreír!!!!
¿Ves julio? ¿Y querías quedarte en casa? ¿Jodido y penando en ese palomo y mírate como lo estas pasando de bien?
¿De bien? Y Julio riéndose. Estaba del diez.
Julio tú lo que tienes que hacer es dejar esas palomas. ¡Quitarlas y plantar boniatos!. Así al menos coges algo. Y poner gallinitas, que así comes algún huevo.
Julio se reía, el se partía de risa. Risas , muchas risas, pero él no decía nada.
Tanto bebieron, tanto se dividieron y tan bien se lo pasaron que llegaron a Breña alta de regreso caminando, porque perdieron el coche de hora y llegaron a casa cantando por la orilla de la carretera canciones de borrachos.
En casa, al día siguiente a dormir.  Pocas palomas se habían mandado a tantán en una cesta. Nadie decía nada en días sucesivos.
Aquella suelta había sido un palo. No sabían si se habían recibido palomas o nadie decía nada. Los habían que eran bastante discretos y se lo callaban si les llegaba algo.
Por fin llegó  el domingo, último día de cierre de concurso y a eso de las 22:00 de la noche estaban todos reunidos en la sociedad.
Habían ido llegando los socios y asiduos un par de horas antes. Que tiempos aquellos en los que la colombofilia se vivía de otra manera.
Dejando los viajeros sus relojes sobre la mesa de la directiva para que se procediera a comprobarlos, algunos se iban a la barra de la cantina dentro de la sociedad, otros se sentaban en las sillas, sentados, se ponían en las mesas a ver la televisión del club y a pasar el rato.
La directiva iba abriendo los relojes y cantando nada. 
Vacío, nada, vacío, vacíos...
De pronto un comprobador dijo aquello de "aquí hay un rossor"
¡Julio Hernández Samblás!.
¿Julio,  te llegó algo? ¿Qué tienes en el reloj Julio?.
Julio seguía tomando alguna cervecita sin decir nada. Tan sólo esbozaba una leve sonrisa.
¿No dices nada Julio?, le insistían.
Si hay un rossor,  miren a ver ustedes que son los que comprueban el relój.
Paloma de Julio Hernández Samblás comprobada el día tal a tal fecha.
Se le queda mirando a Julio uno de los tres amigos y le dice: Julio ¿¿¿Será posible que te había venido el palomo no nos dijiste nada y nos tenías engañados???
Julio se acercó a la mesa, levantó el brazo con la mano abierta y dando un manotazo sobre la misma gritó con vehemencia :
¿¿¿No decían que no venía el palomo??? No decían que plantara boniatos y que así cogía algo????¡¡¡¡¡Pues toma boniato!!!!!!!
Julio quedo satisfecho con aquellas palabras.
Aquella sociedad se volvió loca gritando, saltando y abrazándose. Felicitaron a Julio. ¡¡¡Había hecho algo histórico!!!
Había entrado en la historia de la colombofilia en La Palma: 
La primera paloma en toda la historia de la colombofilia en la Palma que había llegado en el día desde África!!!!
Al día siguiente o esa misma noche, no lo recuerdo a ciencia cierta, y como era de rigor por aquellos años se llamó a la prensa y se publicó en el periódico local.
Julio Hernández Samblás primer colombófilo en comprobar una paloma en el día desde la costa de Marruecos (África) a La Palma Así amaneció la prensa aquel día.

Esta es la historia que le contaron al amigo Ale siendo él un crio. El tiempo borra muchas cosas, a veces incluso hasta la memoria, la del narrador y la de los oyentes. No obstante Ale con textos en la mano y a posteriori, descubrió que efectivamente aquella paloma hizo historia siendo la primera en todo el universo palmero en comprobarse en el mismo día de la suelta desde África.
Ya antes se ha habían comprobado palomas desde Africa pero no en el día. De hecho la primera paloma comprobada de Africa en La Palma es de Don Javier Carrillo en los años sesenta, siendo también Javier el primero en hacerlo asimismo desde la localidad de Ifni.
Lo que no cuenta el relato, es que de aquella suelta no sólo arribo  Tan-tán sino que lo hicieron también 6 palomas más, cinco de ellas en el día y otra más al día siguiente. En cualquier caso aquella bronceada 284.210-92 de Julio fue la primera en hacerlo en el mismo día de la suelta, y como tal quedó inscrita en la historia Palmera.

Ale tras narrar el relato rasco en el pasado y descubrió que lo que le contaron aquella entrañable tarde era real, pero obviaron parte de lo que sucedió.
De cualquiera manera, Ale se alegra del éxito de este amigo, al que siendo un niño le regalaron los oídos.
Ya habiendo pasado tantos años, al descubrir la
verdadera historia, se sigue alegrando de la victoria de este amigo colombófilo, y es consciente de que la realidad supera a la ficción.


(Relato de Ale de Las Palmas de Gran Canaria).


Pabs.

viernes, 25 de noviembre de 2016

Mi perqueño granito de arena.


No es la primera vez ni la última en la que contribuyo a esparcir nuestra semilla. Probablemente el hecho de que mi hija esté en la edad de conocer ayuda a que estas cosas tengan lugar. 
Siempre que me ha sido posible me ofrezco para este tipo de actividades. Disfruto haciéndolo. Y creo que aquellos que amamos este deporte cuando nuestros hijos tienen una edad parecida a la de mi hija Maya es el momento idóneo para despertar esa pasión en un niño. Aunque sea la curiosidad del momento.
 Cuantas más veces vayas a pescar, cuanto más tires la caña, más posibilidades habrá de tener suerte.
Las veces que me ha tocado ser el portador de esa llama colombófila, a pesar de la corta edad de esos niños se vuelven locos con las palomas, con su mundo. 
Avivar esa llamarada, abonar un campo que tenemos abandonado es vital para el futuro de la colombofilia.



Por un instante, al ver sus rostros, sus miradas, aquella marea de brazos alzados para formular una pregunta, parece como si este deporte que nos une no fuera a desaparecer nunca. Como si tuviera todavía una esperanza de vida mayor de la que desprenden las encuestas más pesimistas.
La excitación de esos niños es palpable. Se interesan, preguntan, se cuestionan hasta lo incuestionable. Observas ese brillo en sus ojos, su espontaneidad, esa mirada limpia. 
Si por cada visita que realizamos podemos dejar algún tipo de rastro, aunque sea una leve huella  en alguno de ellos, me doy por satisfecho. Deberíamos estarlo.
Estoy plenamente convencido de que este trabajo a gran escala, complementado con otro tipo de medidas haría reverdecer una práctica, la colombófila, que adolece de muchas cosas. Está marchita,  desprende cierto sabor rancio, un aroma vetusto que requiere de  energía nueva. Los niños son la salvación.




En lo personal lo hago porque me siento en la obligación de contribuir, pero este trabajo corresponde a nuestras federaciones. Establecer una red nacional donde este tipo de actividades tengan lugar.  Gestionar este tipo de cosas en lugar de otras.
Si nos despistamos no vamos a tener con quien pelearnos. Así que desde aquí os aliento y animo para que deis a conocer este maravilloso deporte. El futuro está en ellos.



(No hay instantáneas de los niños por un tema de política/seguridad del colegio. )

Pabs.

jueves, 24 de noviembre de 2016

La naturaleza en estado puro.



La naturaleza es un pilar indiscutible de nuestro mundo, más aún que nosotros mismos. Somos parte de ella, pero sorprendentemente nos inunda un sentimiento viciado demasiado pretencioso. Tenemos la muy mala costumbre de pensar que el mundo empieza y acaba con nosotros. Un arraigado sentir de que lo demás son alimañas y nosotros los únicos con derechos reales sobre todo aquello que pisamos.
Nos miramos demasiado el ombligo. Nos hace falta levantar la cabeza, y mirar hacia adelante y poder así ver lo que en  realidad  está sucediendo. 
Tan sólo hay que escuchar, ver o leer las barbaridades que a diario hacen nuestros congéneres para darse cuenta de la mierda de mundo en el que vivimos. 
Asumo mi cuota, y siento vergüenza ajena. Se violan niños, guerras por un líquido viscoso, asesinatos, una parte del planeta muriéndose de hambre y la otra no sabiendo que hacer con lo que poseen, el deshielo de los polos como consecuencia de cómo vivimos. Nada ni nadie puede salvarse de nuestra huella. 
Y lógicamente en lo a colombofilo , nos sobra todo aquello que nos incomode. ¡Matemos, arrasemos con todas las rapaces!, ¡A la hoguera con ellas!. Cada vez me siento menos orgulloso de este colectivo.

El peregrino estuvo en peligro de extinción en los años 50, 60 y 70 como consecuencia del uso de pesticidas, especialmente el DDT. Curiosamente se llego a extinguir en el este de Estados Unidos y, ojo al dato, en Bélgica. Es al menos sorprendente que en la cuna de la colombofilia dicha afición tuvo un desarrollo brutal sin la presión de su depredador natural.
Obviamente todo ello repercute en muchas conclusiones. Ellos las seleccionaban sin presión de ningún tipo, en terrenos sin mar y en muchos casos, sin montañas. En la época de los fondos además con grano por el camino y ríos donde avituallarse. No me extraña que aquellos pájaros al traer su descendencia al sur de Europa no rindieran lo esperado en la mayoría de casos. Ellos pudieron seleccionar animales, extraordinarios en muchos casos,  para una distancia, pero una sin dificultades.

Nosotros con el medio en el que nos ha tocado vivir, no nos queda más remedio que escudarnos en las rapaces, en el halcón o el azor de turno para justificar lo malo que podemos llegar a ser.
Hablo con muchos de ellos. Con una sóla conversación ya sabes de que pie cojean, hueles que aquel nunca hará nada o que el otro tiene madera. Sus gestos, sus justificaciones más variopintas, su forma de pensar, hablan de ellos mismos sin profundizar mucho más. 

¿Recordaís aquella estadística de pérdidas en el propio palomar?. Con aquella información  fui consciente de que el vicio de quejarse es muy arraigado en determinadas comunidades autónomas.  
Aquella estadística quedó en un proyecto fallido, pero un día os comentaré porque hubo una comunidad entre todas ellas, muy numerosa últimamente por cierto, de la que no tuve constancia en absoluto de su supuesta presión. ¡Se "escondieron"!. 
Conocía su situación con anterioridad a  la estadística y lo tuve más claro tras ella. No entraré en detalles. Si un día me da por redactar un artículo sobre ello, no dudéis que entraré en faena.

La llegada de los "turistas del norte" se ha hecho patente estas últimas semanas. Llegan hambrientos, con técnicas de caza actualizadas a la última. Es un momento de dificultad que coincide además con el final de la muda de nuestros atletas y con la estúpida obligación de comenzar a mover nuestros pájaros en una época que no es la adecuada. Todo ello para dar placer a un calendario que sólo se cumple trasnformándolo en un sin parar de dobletes y tripletes continuos, con sueltas suspendidas cada semana en espera del "buen tiempo" que disfraza una extraordinaria colombofilia en otra adulterada. Un desmadre.



El pasado fin de semana me acerqué a las jornadas cetreras correspondientes al campeonato de Baleares celebradas por primera vez en Menorca. Ya  estuve presente en su primera edición. En ambas sólo a dos colombófilos les pico la curiosidad. Se ve que estos animales generan pánico. Será aquello del miedo a lo desconocido.
Una vez más, fue muy interesante lo que allí pude presenciar. Pude desempolvar varias conclusiones. Estos animales tienen bajo sus alas como mucho medio ataque. No más. A una buena mensajera entrenada dificilmente podrían acercarse. Nada que ver con sus parientes "libres". La cetrería como la colombofilia tiene sus aspectos buenos pero también adolece de otras cosas . De ambas me llevé un poquito. 

Volvamos a las mensajeras. Estos días me está tocando perfilar un grupo de voluntarios emplumados. Muy jóvenes todos ellos. Les sobra ganas pero sin experiencia. Sólo pueden quedar los mejores. Asumir lo que la naturaleza es y no tener miedo de ella, nos hace colombófilos más fuertes. Y por encima de ello, nos hace mejores seleccionadores. Esto último es la cruz de muchos.
Podría aceptar aquello de que hay que dar tiempo al tiempo. Es muy cierto, pero no lo es menos  que dar con una pepita de oro (si ese es tu objetivo) cuesta un "huevo". Mejor saberlo antes que después.  El después suele traer más decepciones que satisfacciones. Me lo susurra la voz de la experiencia.

En lo personal, opino que esta época no es para mover palomas. Mi filosofía sigue intacta, pero he modificado varios aspectos condicionados también por unos campeonatos nacionales de pichones a los que ni me acerco, y por un tema estrictamente monetario. Así que con este nuevo panorama debo seleccionar un grupo. Las adultas y los pichones que considero mejores no se mueven.
 Filosofías hay muchas. Se ha puesto de moda por esta latitudes encerrar las palomas estos meses. Encerrar las palomas puede ser una solución . No me niego en rotundo a ello, pero no en Baleares, y menos comenzando la temporada en Noviembre. Podría extenderme sobre este tema, pero no puedo ayudar a aquellos que luchan contra molinos de viento.

En el video de más arriba podéis observar a un cernícalo vulgar (macho) dando buena cuenta del festín que le ha caído del cielo. Más que probablemente él no tuvo nada que ver, pero vió la oportunidad y no dudó en alimentarse. La vida le va en ello. Nunca sabré que sucedió.



Pabs.    


sábado, 12 de noviembre de 2016

¿De veras creéis que los 20 que no llegaron son los buenos y los 30 que sí lo hicieron son los malos?

  
A esta hora de la mañana toca un buenos días. Sin alardes. El sol anda algo perezoso en el horizonte. Le cuesta desperezarse.  A todos nos cuesta para que engañarnos.
A mi personalmente estas primeras horas, y aunque soy un hombre de campo y casi toda mi vida la he pasado más próximo a él que a la ciudad,  me evocan por momentos a ese leve despertar de la metrópoli. Esos primeros vehículos circulando. Las calles inundándose de pisadas. Algún grito a lo lejos. La bocina de un coche. Dos hombres peleándose y "leyéndose la cartilla" el uno al otro. La ciudad amanece.
Todavía recuerdo aquellas mañanas en un lugar cualquiera, donde el afilador de turno no sólo arrastraba su motocicleta. Le seguía también una melodía y el discurso que la acompañaba, dándonos de una forma distinta los buenos días. Aquella música flotaba en el ambiente y llegaba sinuosa al edificio donde vivía. 
Tras unos breves minutos, la sintonía de las mañanas se iba apagando. Se alejaba como si alguien desde la otra habitación estuviese bajando pausadamente el volumen del aparato donde aquella hipnotizante música fluía.
Si ya habías escuchado al afilador, podías dar por hecho que el día ya había comenzado. Y todo eso se te queda grabado de por vida. Supongo que la figura del afilador es cosa del pasado.

No son ni las siete  de un sábado cualquiera pero hoy comienza mi batalla. ¿De que habla este chalado os preguntareis?.
Como cada año, tras meses tallando pichones llega el momento de ver de que pasta están hechos.
Nadie en este mundo sabe del material del que vienen fabricados. Tan sólo vemos el precinto, y tras desembalarlo como mucho la corteza. Si llevas años tallándolos, si puedes tener  una fundada corazonada, una memoria histórica en la zarpa, podríamos incluso ir más allá y hablar de un sexto sentido, un presentimiento, pero nada más. Lo demás es arrogancia o un estéril engañarse a nosotros mismos.
Es relativamente sencillo descartar los que casi seguro no harán nada. Aún así, por ese casi, merece la pena tratarlos como a los demás.



Ya leísteis la bella historia de Jappeloup, un caballo de salto con la altura de un pony que resulto ser extraordinario. Nadie, ni los más expertos habrían apostado un duro por él.
No, no trato de convenceros; Yo lo tengo claro.

Hoy en día la figura del afilador es algo del pasado. La  obsolescencia programada, las nuevas tecnologías, y un largo etc acaban por descartar lo que ya no nos es útil. Una lástima.
Aquel que se atreve a seleccionar los pichones a la mano no se equivocara  jamás. Y ese es su gran problema. No sólo no puede demostrar lo que piensa, sino que además jamás aprenderá ninguna lección de ello. De hecho, no se atreve, ni quiere que eso suceda ya que haría tambalear todo ese imaginario castillo de naipes que se ha montado.
En ese contexto nada que objetar. Lo que no admito es que nos den lecciones de algo que no sólo no puede demostrar sino que además ni tan siquiera se atreven a poner a prueba.

 Voy a finalizar el escrito de hoy con una pregunta. Un colombófilo cualquiera. Tiene sus pichones en un perfecto estado de salud. Vuelan como demonios y su estado de muda permite comenzar a moverlos. Bien ya tenemos unos parámetros. 
El colombófilo tras reflexionarlo, decide irse directamente a 50 km sin sueltas previas. Le vuelan fuerte en casa y está ansioso por conocer de que material están hechos sus criaturas. Los enjaula con la ilusión del que por fin le van a desvelar el final de su serie favorita, de la que es seguidor desde hace meses.  
Se dirige a un punto situado a unos 50 km de su palomar. Allí los suelta de uno en uno. Al llegar a casa sus pasos le conducen a su palomar y al abrir la puerta. ¡Ohhh! , tan sólo hay 20. El resto hasta unos 30 en total fueron llegando ese mismo día y los siguientes que le siguieron. 
¿De veras creéis que los 20 que no llegaron son los buenos y los 30 que sí lo hicieron son los malos? Verdad que no. ¿Por qué unos llegaron y otros no? Aquí es donde entra la literatura de algunos y la "ciencia" de otros. En esto soy pragmático hasta donde me de mi intelecto. Si unos regresan, los demás pueden hacerlo. Y yo soy de los que apuesta por los que regresan. Las reflexiones sobre porque los otros no lo hicieron se las dejo a otros.

Para acabar lo ejmplifico. Son mucho años yéndome a la otra isla a seleccionar un grupo de pichones. Lo hago si es menester. El mes de Enero es un buen mes. Salen las cuentas. El año pasado, debido a que las circunstancias y fechas de calendario de mi club se han visto modificadas en los últimos tiempos, me vi obligado a realizar ese test durante el mes de Noviembre. Son días muy peligrosos y Noviembre es un mes que detesto para estas tareas. No me gustaba el tiempo y menos para pichones imberbes, pero no tuve más remedio que hacerlo.
 Me fui a Mallorca con 56 pichones. La distancia 120 km. Los solté uno a uno. Había pichones de 6 meses, pero también de 4. De hecho tener 6 meses, visto lo visto  no fue una ventaja. 
Tan sólo cumplían una premisa. Estaban bien de muda y habían recibido pocas sueltas por Menorca. Las suficientes. En el día regresaron 4 de 56. En tres o cuatro días la cifra se redondeo con un 12/13 de 56. No lo recuerdo exactamente.
De esas 12 ó 13, 8 de ellas volaron gran fondo unos meses después. A eso le llamo una selección con criterio y éxito. Respeto todas las posibles corrientes de pensamiento pero para alguien como yo que prueba las cosas es difícil que alguien le convenza. 
Lo mejor en estos casos es creer  sólo lo que ves, pero mejor que no te lo cuenten.

Pabs.