jueves, 7 de septiembre de 2017

El paso de los años. El "Dolle", el "Barcelona", el "Vlekje", el "GoedeBlauwe".

   La erosión del tiempo, el paso de los años lo revolucionan todo. Aquello que parecía imposible e inalcanzable, finalmente sucede y se transforma en algo tan cotidiano como nuestro café matutino. El acceso a sangre azul, a buenas líneas de palomas en el pasado fue plato a degustar por unos pocos privilegiados. Para muestra un botón, en ocasiones, se llegaban a construir  reinos enteros teniendo como punto de partida una paloma extranjera aparecida cierto tiempo atrás en tu tejado. O aquel vecino que te la trajo, o aquella señora que se la dio a un amigo, etc....Para nuestros ojos, aquellas situaciones eran muy bien recibidas. Tiempos donde existían notables diferencias entre los animales que poseíamos y las palomas belgas, por ejemplo. Había algo de mitómano, pero mucho de real.  Todo ello fue cambiando con el devenir de los años. Las grandes sumas de dinero siguen gestándose y gastándose allí. Su colombofília continua siendo mucho más numerosa y sobre todo, son y serán la colombofília de referencia a pesar de las dificultades que todos padecemos como integrantes de esta gran familia llamada colombofília.  Aspectos como el flujo de visitas a esos países, las nuevas tecnologías, y el paso de los años, han equilibrado el asunto. No tengo la menor duda.

En mis primeros pasitos como  colombófilo, todavía daba algún coletazo la descendencia de una pareja de Martha Van Geel, que mi club le había comprado en la década de los 90. Cada año se  criaban  un número de pichones  y  se repartían entre sus socios según sorteo. Creo, y no lo podría asegurar, pues para mi no son recuerdos, sino palabras que llegaron a mis oídos, pero como os comento, creo que cuando todos los socios tuvieron su pichón, la pareja fue vendida fuera de la isla.
Este singular hecho, adquirir una pareja como club, hoy sería impensable. Habrán transcurrido algo más de 20 años de aquello, pero son tantas cosas las que han sucedido desde entonces, que siendo honesto, un hecho como el narrado, al menos para mi, sería hoy sorprendente. Eso nos da una idea de la evolución que nuestra colombofília ha sufrido en un par de décadas.
También hay que entender que por aquellos años, aunque la diferencia era real, nada de lo que se traía a la isla funcionaba. No lo hacía porque las dificultades de volar en Menorca hasta no hace mucho eran terribles. Nada funcionaba con un criterio lógico. El mar lo tragaba todo.

Tuve el placer de conocer a Martha en el año 2009 en un viaje que para mi fue irrepetible por muchas circunstancias. Cuando comencé en la colombofília y leía retales de por aquí y por allá,  me sorprendió encontrar entre las estrellas del firmamento del momento, a una mujer colombófila, más que nada por lo inusual. Con el tiempo conocí su historia. Hoy os acerco un pedazo de la misma. Que la disfrutéis.
Entrevista que data del año 1987, extraída de la publicación de la revista de la Federación Colombófila Española.







Pabs.

miércoles, 6 de septiembre de 2017

Cuarenta y cinco rojos y una incógnita.

  Nuestro amigo Bellani vuelve a captar nuestra atención y regresa a las pantallas de nuestros móviles, con más fuerza si cabe que hace unos meses.
  Generalmente casi todo lo que sirvió en el pasado es perfectamente aplicable en nuestros días. Y como sucedía en otros tiempos, nuestra colombofília está adornada de mil y una historias, muchas de ellas abanderadas con una ilusión bárbara por sus protagonistas.
El colombófilo vive permanentemente soñando. Y si esa pareja funcionara, y si ese macho, aquel precioso e imberbe pichón, ...todo son "y si...". 
 El tiempo suele borrar aquellos sueños, infinitos garabatos plasmados en un papel que no lograron salir de los márgenes en los que tratábamos de descubrir nuestro futuro. No obstante, debemos ser conscientes que precisamente esos sueños son los que hacen que alguien con más de 50 años de colombofília a sus espaldas siga levantándose una y otra vez. Esa es la gran magia que permite a la colombofília, a pesar de lo que los números afirmen, seguir con vida.
Os dejo con la pluma de Bellani y sus cuarenta y cinco rojos. 






PabS.

martes, 5 de septiembre de 2017

El tiempo, atmosférico o de la naturaleza que sea…..pone a cada uno en su lugar.

  Hoy no me sobra el tiempo. De hecho, éste es un factor determinante en muchas fórmulas, y la colombófila no es una excepción.
Agosto pasó a mejor vida, y todos sabemos lo que poco a poco sucederá en las próximas semanas. Alguna tormenta aislada de final de verano, leve bajada de las temperaturas, días más cortos, etc...
El problema de Agosto en lo colombófilo es que es el mes del olvido por antonomasia. Todos nos relajamos, todos olvidamos y aquellos que deberían tomar decisiones, aprovechan esa travesía por el desierto para que la vida siga exactamente igual que antes del verano.

  Si pudiéramos volver atrás en el tiempo y darnos una vuelta por la isla de Mallorca en sus primeros meses del año, observaríamos asombrados que la tensión adquirió proporciones no imaginadas. Se trabajó mal, muy mal. Los responsables quisieron jugar a algo que nadie entendió y que la mayoría todavía no ha asimilado, anulando sueltas a su antojo de forma sorprendente. El personal estaba muy calentito.
 Al echarse el telón de final de temporada,  nacieron muchas promesas. Todo iba a cambiar. Jajajaja, tengo verdadero interés en ver qué sucede. No les creo porque sé como funcionan. Conozco a algunos de ellos, y sé de qué pie cojean. Su obsesión está muy definida, sólo soltar con viento a favor de moderado a fuerte. Su mentalidad es la continuar con un sistema a todas luces INJUSTO, seguir designando 10 palomas en algunos concursos (dos bandadas), o sueltas triples con la necesidad de designar QUINCE palomas, para así poder seguir manteniendo su dudoso status quo. Y harán todo lo que esté en su mano para que los que vuelan 50, 60 palomas no tengan ni tan siquiera la posibilidad de intentarlo. ¿De verdad les vais a dejar que sigan en su cortijo? 

Llegados a este punto, os paso dos artículos que profundizan sobre lo meteorológico.  Para mi su mayor problema es la  interpretación que hacemos de él. Si los que deciden, sólo contemplan días favorables, el resultado es obvio para mi. Muchos fines de semana no habrá colombofilia.  No esperaremos palomas porque el objetivo es que regresen como mínimo a 1500 mm.
 Mientras todo esto no cambie, mientras os obliguen a criar más de 200 animales para poder competir, todo seguirá igual. La ventaja para algunos es clara y no permitirán que eso cambie. Yo entiendo que alguien críe 200 pichones, pero que lo haga porque le gusta no porque le obliguen para competir con garantías en un campeonato, uno en el que desde su diseño se ha eliminado al menos a la mitad de sus competidores.
Mi opinión ya la conocéis. Sólo cuando positivamente se es consciente de que el día va a ser malo, con consecuencias nefastas para las palomas, sólo en ese caso y valorado como excepción y no como norma, se debería suspender una suelta, pero volvemos a lo de antes. La puñetera  interpretación y el miedo a perder palomas entre los que deciden. Miedo a la crítica, miedo a no sé que...
Nadie habla de tirar palomas, sólo de hacer colombofília, pero están empeñados en no dejar que eso suceda.

 Por otra parte, nos/les encanta presumir de nuestras/sus palomas. ¿Presumir de qué?¿Qué seleccionamos? Sólo la suelta de Ayamonte de este año tiene mi admiración y respeto. El resto, fueron sueltas donde llegaron muchas palomas ayudadas por los vientos. Agosto lo borra todo, aquella paloma que voló Marbella voló Marbella, nos es igual en qué circunstancias. 
  Me puede decir alguien qué dificultad tiene hoy en día volar en la isla de Mallorca, aparte de la suelta de Ayamonte. Por favor, revisad % y velocidades de las primeras llegadas y presumid si podéis de colombofilia marítima, que nos la estamos cargando con una adulteración eólica desmesurada. Los grandes fondistas de Mallorca de otra época, ayyy si levantaran la cabeza... 
Todo esto lo criticaré suceda en Mallorca, o como he venido haciéndolo en mi propia isla, o en cualquier otro lugar.
 En fin...desde el respeto y educación admito el debate que sea....

Un inciso. A mi no me callarán. No tenía intención alguna de hablar de este tema, pero lo que no haré será no defenderme. Mi respeto es máximo, pero mi forma de entender la colombofília, no empatiza con el de esta gente.
 Pueden escribir las burradas que quieran escondidos en un grupo. El tiempo pone a cada uno en su lugar. Y no descartéis una mudanza a Mallorca para demostrar mis ideas con HECHOS. 
Me estoy planteando darme de alta en algún club de la isla vecina ahora que los viajes interinsulares han bajado tanto, y por supuestísimo darme de alta en el grupo de amolladas, a ver si a la cara resulta tan sencillo decir cualquier barbaridad. Argumentos vacíos típico de viejos lobos desesperados,  tachando faltas de respeto propias forzando convertirlas en ajenas. 
¿Habláis de respeto?. ¡Que bárbaro!. Si me tiran de la lengua un día entraré yo también en lo personal, con nombres y apellidos. Gente de doble cara, algunos de ellos llevan pidiéndome consejo desde hace 8 años, otros desde hace 5, Gargamel, el avestruz. Otros que dicen no conocerme y no respetarme pero me escriben para comprarme palomas....veremos si tengo que destapar la caja de Pandora. Ya sabes, ese tipo de gente que sólo busca su propio interés, y esos, son algunos de los que toman las grandes decisiones.

Lo dejo aquí, porque soy de sangre caliente y no quiero traspasar la línea, pero ya no me voy a callar. Me van a tener aquí al menos con un post semanal sobre la realidad de Mallorca.

Artículo recopilado de la revista Alas del Mediterráneo, año 1982.







Y otro artículo de 1979, de la Revista Colombofilia Mensajera.










PabS.

lunes, 4 de septiembre de 2017

Rodolfo Bellani, 1984.


  Las reflexiones de Bellani son de hace 33 años, pero en realidad siempre fue así. Eso nunca cambiará. Unos quieren llegar, otros ya están.
Los que empiezan, lo quieren saber todo, los que ya están y desde arriba te miran, esos, tratan de esconder todo aquello que tanto esfuerzo les costo descubrir. Estrategia sin más. 
¿Dónde está el límite?. En el punto medio probablemente, como en casi todas las facetas de la vida.
El que da sus primeros pasos necesita un marco adecuado donde experimentar por sí mismo y “cagarla”. Absolutamente necesario hacerlo.
Si su anhelo es convertirse en un gran fondista, debe perder palomas para un día dejar de hacerlo en la misma medida. Las palomas siempre se pierden. Sólo las extraordinarias bien conducidas tardan más en hacerlo. Tan sólo eso.

El colombófilo novel peca de un excesivo optimismo y pronto descubrirá por sí mismo que le queda un largo camino por recorrer, y que el transcurso de los años parecerán días. En un instante de reflexión, nuestro recién conocido amigo, ya con unos años de afición, se dará cuenta de que se halla casi en el mismo punto de partida de cuando comenzó.  Si esas fueren las conclusiones (suele suceder), es plenamente consciente que ha perdido el tiempo. Debe recuperarlo.

En la otra orilla, el colombófilo experto, curtido en mil batallas, ya con años de éxito en el zurrón, le parece que la colombófila no es tan complicada. Dispone de un buen palomar y de buenas palomas, y de un sistema bien afinado. A él no le parece que esto lleve tanto trabajo. No entiende de las dificultades de algunos.
La colombófila es como todo. Básico poseer unas instalaciones en las que las palomas estén sanas.  Sin duda alguna, la base de todo lo demás. Importante alojar en ellas el número adecuado. NO el que dicen los libros, sino el que mejor se adapta a tu palomar. Todos los palomares tienen un número exacto y hay que vivir en él para conocerlo. Menos es más. Nuestro problema es que nos resulta muy difícil creer en determinadas normas no escritas. 
Un gran error de aquellos que se inician en la colombófila es su concepto sobre lo que es una buena y una mala paloma. El que comienza, casi con toda seguridad, no tiene ninguna paloma buena en el palomar, ninguna. ¿Sabéis por qué? La respuesta es sencilla. Los grandes colombófilos sólo tienen alguna.


Os dejo con las reflexiones del amigo Bellani. 




PabS.

domingo, 3 de septiembre de 2017

Con la soga al cuello.


   Hoy seré breve. El tema por otra parte, merecería un profundo análisis, y muchas opiniones de algunos de sus protagonistas. Nuestro deporte lo merece, pero no seré yo el que llegué hasta el lodo. Esa gran aventura nos corresponde a todos y especialmente y muy por encima de los soldados de la colombófila, atañe a nuestros generales, los federativos.
Ya escribí hace unos meses un artículo titulado: “La colombófila se muere...”.
Dentro del pesimismo de éstos y aquellos párrafos, creo que siempre habrá colombófila. Estoy convencido. Tan sólo que será diferente. Donde antes había 100 serán 10. Siempre habrá alguien que saldrá por la puerta de su casa un soleado sábado cualquiera con sus jaulas apilonadas en la parte trasera de su furgoneta dispuesto a darles un buen entreno a  sus palomas, a esos animales que representan una ilusión poco inteligible para la mayoría de los mortales.Tras eso, un buen desayuno con otros compañeros de afición. Una visita. Sí, siempre habrá colombofília.

  Hoy os acerco un artículo de Domingo Mario Díaz Acosta extraído de la publicación  La Voz de Gran Fondo. El análisis corresponde al lustro comprendido entre los años 1998-2002.
Sorprende en una primera visión, que haya comunidades que suban y otras que bajen, pero el saldo es a favor con casi 150 colombófilos más en el año 2002. No lo esperaba.
¿Qué ha sucedido?. Todos tenemos muchas respuestas, todas ellas válidas, pero lo que es incuestionable es que desde ese año 2002 hasta hoy, la caída ha adquirido tintes dramáticos.
En el mundo animal se afirma que una especie está en peligro de extinción cuando todos los miembros vivos de dicha especie están en peligro de desaparecer. Por ahora, estamos a salvo. 
Más importante es el concepto: Estado de conservación.
Que es un  indicador básico de las probabilidades de una especie siga existiendo en el corto y medio plazo. 
Aquí si que se nubla un poco nuestras expectativas. En una analogía nuestro problema como especie sería que no nos reproducimos, y ante tal panorama, somos un deporte integrado por muertos vivientes. 

Observando detenidamente el cuadro, me interesaría tener la fotografía completa, desde el año 2002 hasta hoy. Estos últimos 15 años han sido decisivos.
No creo que nuestra sociedad haya mutado tanto desde aquel año 2002. Varias posibles causas ya conocidas. Nuestra colombófila no se rejuvenece, por lo que la estadística reflejada no era real. Me explico, no era real, porque la media de edad era elevada y eso no se desprende en esos datos, pero si sorprende que hubiera más altas que bajas. Habría que analizar en qué comunidades y el porqué hoy no se producen esas nuevas entradas
Si la media de edad es tan elevada y no entran caras nuevas el veredicto es claro. Aquí reside el problema. No en las bajas puntuales, no en los fallecimientos, sino en que no hay "bebés" colombofilos.

No seré yo el que arregle el mundo, a buen seguro que no, pero debemos hacer de la colombófila algo atractivo, y no un nido de serpientes. Y en nuestras manos si que hay aspectos que se podrían modificar. Muchas de las normas son del pasado, de cuando no había un peligro real por desaparecer. Hoy jugamos con fuego.

 En la mañana de hoy, echo un vistazo a nuestra web de la Federación Nacional. La vida sigue igual. Clasificaciones nacionales pendientes de publicar, ojo, a 3 de Septiembre. Y una revista mal titulada, En forma , que en su inauguración pareció ser, por fin, una brisa de aire fresco, y hoy se ha quedado seca y deshidratada. 
Estoy de acuerdo en que no todas las causas de las bajas de colombófilos recaen en nuestros dirigentes, naturalmente que no, pero éstos, a igual y semejanza que sus mayores, nuestros políticos, no han estado a la altura a lo largo de los tiempos. Y si lo han estado, su labor ha pasado desapercibida. Moriremos de inanición. 





Pabs



sábado, 2 de septiembre de 2017

El tamaño sí importa.

   Aprovechando que a esta hora de la mañana mi princesa todavía anda atrapada entre sabanas y sueños, seguimos con nuestra locura.
 Las cosas no siempre son lo que parecen. ¡Ay! si alguien os contara toda la verdad. Resulta muy fácil desbocarnos y demonizar a alguien en un corrillo cualquiera a sabiendas que no puede respondernos. Allí, bajo aquella luz que ilumina la manada, el lobo se siente fuerte. Cualquier estupidez le será reída. Y olvida por un instante sus miedos e inseguridades. Si la lectura de mis escritos les hace sentirse bien, me doy por satisfecho. Lo que desconoce la manada es que cuando uno de ellos sale del cobijo que le da protección, se transforma en una persona inteligente capaz de muchas cosas, incluso hasta de disculparse ante el oso. Naturalmente la manada no es consciente de todo esto.  
  El mundo, con las nuevas tecnologías, se ha transformado en uno muy pequeño, extremadamente rápido en la información. Si se supiese todo lo que en realidad sucede entre bambalinas, del porqué de las reacciones, muy probablemente el veredicto sería otro. No he sido iluminado con el don de la diplomacia lo reconozco. No, ante una manada de lobos. El oso sabe de su fuerza y de su debilidad, pero no necesita una manada para ser él mismo. Esa es la gran diferencia. 

Hoy no me he levantado con ganas de hablar ni de mi apreciado amigo avestruz ni de Gargamel, ni del otro, prefiero centrarme en una bonita historia de palomas. 
A todos a buen seguro os suena la línea de los Moritos.
Curiosamente he dado con el artículo en una revista llamada Agrupación Colombófila de Cataluña, año 2004. Esto me ha hecho dudar si se trataba de una revista actual o lo que es en realidad, una publicación de hace 13 años, lo cual demuestra que los problemas en la colombófila llegaron hace mucho tiempo para quedarse.


Del texto se desprende un argumento que me suena familiar por ser una tónica constante en mil y una historias. Dejemos trabajar a la cesta. Ya habrá tiempo de extraer las pertinentes conclusiones.

De igual modo que siempre os digo que en una linea de vuelo difícil no hay palomas para todas las distancias, es decir, no hay palomas navaja-suiza, pues semejante "chollo" sólo sucede en aquellas regiones donde ese pan lo aguanta todo. Lo mismo con el tamaño y/o peso de nuestras atletas. En líneas de vuelo exigentes es difícil encontrar animales de gran tamaño en largas distancias. Aunque a algunos hombres les fastidie la siguiente frase, lamentablemente el tamaño SI importa.
En un no muy lejano pasado la gente del campo mataba todo lo que se movía, a pesar de que fueran aliados de su causa. Los cernícalos por ejemplo. Su base de la alimentación daña todo lo que el agricultor ama. Este hecho sin embargo no le encumbró como amigo y sí todo lo contrario. Típico comportamiento humano.
Sucedía exactamente lo mismo hace décadas cuando en nuestras instalaciones nacía una paloma de reducido tamaño. Como un resorte dudábamos incluso de su salud. ¿Dónde están aquellas enormes palomas, aquellas imponentes narices, aquellas ojeras de infarto?. Los calendarios deportivos, las distancias a recorrer, todo ha cambiado y con ello, también lo.hicieron sus protagonistas, las palomas.
Os dejo con la historia de los Moritos.






PabS

viernes, 1 de septiembre de 2017

Los hermanos Janssen.



   Reconozco que corre por mis venas una pizca de romanticismo, de admiración por lo antiguo, por las artes de otros tiempos donde el aroma a madera o aquello hecho con las manos nos descubre que el secreto del éxito con los medios que se tenían en épocas pasadas era posible.
 Todo tiene su momento y nada sucede por casualidad. Que los hermanos Janssen hayan pasado a los anales de la colombófila es un hecho sin discusión.
 No conozco su historia en profundidad, al menos no como debería, por lo que no me meteré en ningún charco. 
Existen muchas formas de trascender más allá del presente. Una de ellas es con resultados   sólo al alcance de los inmortales. El otro (paradójicamente con mayor peso si cabe), es que tus animales funcionen allá donde fueren casi mejor que en tu propia casa. Creo que esto tuvo una importancia decisiva en el devenir de los acontecimientos con los famosos hermanos. Indudablemente sucedió por algo.



Nunca tuve anhelo ni obsesión por poseer un Janssen, de hecho no lo he tenido nunca. Quizá sea por mi amor por el fondo, quizá por donde me toco volar. Tampoco sé si en realidad existen todavía. Procuro no dejarme contagiar por el pegajoso  marketing. 
En una ocasión, conocí a un chaval que trataba de establecerse en Bélgica, y visitaba a colombófilos del país los fines de semana. Me contó que los Janssen de Andre Roodhooft eran palomas enormes. Gesticulaba con las manos, haciendo referencia a su gran tamaño. Precio por pichón (de los buenos según él y hace 10 años) 3.000euros. ¿Todos los que tienen Janssen en España se han gastado esa suma por pichón? O compraron de otras parejas, o estaban diluidos. Ni idea. 
Mi traje está repleto de rotos y descosidos porque tengo la seguridad de aquél que sabe y conoce de qué va todo esto, y es por ello que me atrevo a contarlo.
Lo que voy a afirmar a continuación vale para los hermanos Janssen y es igualmente aplicable a cualquier estrella del firmamento colombófilo pasada y presente. 
Tengo un Janssen afirma orgulloso un aficionado. ¿De qué pareja?, me pregunto rápidamente. Somos tremendamente generalistas. Poseer un Janssen no lleva aparejado que sea de la mejor pareja. En los tiempos que corren, en los que adivinamos cuadros reproductores mayúsculos en cantidad, donde en muchos casos, existen departamentos enteros que son verdaderos bancos de prueba, adquirir una paloma en esos “laboratorios” certifica sin duda el apellido del vendedor, pero poco más. No asegura si ese pichón es de sus dos o tres parejas TOP. Salvo que te hayas rascado el bolsillo claro está. Aunque eso sí, lo que le importa al comprador se da por sentado. El animal que te llevas en una jaula de aluminio, ya despidiéndote desde la puerta de la casa del colombófilo de turno, lleva su apellido.Menos mal.
¿Qué quiero decir con todo esto?. Me es indiferente de qué palomar estemos hablando. El asado se cocina siempre en dos, tres, cuatro parejas. Él, extraordinario colombófilo, sabe que la colombófila es constante evolución. Hoy es tu mejor pareja, dentro de 4 años, quizá no, pero es plenamente consciente que hay animales “clave” en su palomar, de los que difícilmente se desprenderá. No lo hará incluso de un insípido huevo, que ya es decir. No lo hará sin duda porque las cartas están marcadas de antemano.

Criamos 100 pichones cada primavera/verano, y con suerte, algunas, menos de 10 pueden llegar a alcanzar el calificativo de palomas o de buenas palomas, y entre ellas, a buen seguro hay hermanos o primos. Nuestro amigo colombófilo, despierto por naturaleza, lo sabe., y actúa en consecuencia. También es cierto que la liebre puede saltar en cualquier momento cuando hablamos de un colombófilo propietario de una línea de palomas de reputado éxito. La suerte tiene que estar a tu lado, pero hay puertas que abren tesoros y otras que son verdaderos callejones sin salida, siendo todos esos portones, parejas del mismo colombofilo.

En el norte, cuando se compran entre ellos, saben de qué pareja quieren adquirir el pichón(vaya si lo saben). Aquí en España tanto en compras nacionales o internacionales parece que nos da igual. Este sutil detalle se me antoja decisivo. Denota información, interés y sobre todo, conocimiento de cómo funciona este negocio.

Siempre cuento la anécdota en mi visita a Bélgica. Nos despedimos de Thoné hasta la tarde. Íbamos a visitar a otro colombófilo. El mismísimo Thoné, me dio un papelito con unos números de anilla escritos en ella. Si había descendencia directa de esos números de anilla él los quería. Pero lo hacía a través de nosotros. Al colombófilo que visitamos era uno muy bueno, y sus resultados estaban apoyados en aquellos números de anilla. Y Troné lo sabía. Al llegar, no había nada disponible de los deseados. Un amigo que me acompañaba compró lo que le ofreció, que no era lo que estaba marcando la diferencia. El final ya os lo imagináis.
En realidad todo esto sucede en el palomar de Thoné, de los Janssen, y de cualquiera de nosotros.

Os dejo con un artículo de 1987 de la revista de la Federación española, traducción de un reportaje en la revista Pigeon Rit.   







PabS.

La última carta.


 
  
  La vida sigue igual. Un año más, como cada verano, las “gemelas”, dos preciosas higueras que adornan la parte trasera de mi casa, anuncian un próximo cambio de estación. Son las primeras en susurrártelo.
Por mi parte, hoy estreno nuevas “zarpas”. Un mes de inactividad blogguera da para mucho. Probablemente en nuestro calendario colombófilo, el mes de Agosto no sea de los subrayados como importante. Todos lo son, pero ya me entendéis. Mes propicio para otras cosas. 
 No obstante, los últimos coletazos del verano evocan a época de chubascos. Esas repentinas bajadas de temperatura desprenden aroma a colombofília. De alguna inexplicable forma, huele a final de estación y a comienzo de semanas de plumas. Para ellas, con su obligada muda, y para nosotros, con nuevos bríos. 
  
   Desde hace unos días, arrastro una infección de oído de dos pares de narices. Resulta acojonante intentar sobrevivir a una extraña sensación que no te permite poder oír ni escuchar nada de lo que sucede a tu alrededor.  ¡Desagradablemente incómodo!.
Me cuesta horrores asimilar como todavía hoy, existen colombófilos que padecen este mal de forma crónica, sin juego de bacterias alguno de por medio. Sordera a pelo podríamos fácilmente bautizarla. Gente que se transforma con los años. No querer, no saber escuchar es un mal endémico en muchas sociedades. La colombófila no sólo no es una excepción, sino que se jacta de todo lo contrario. Lo bordamos. 
 Podría comenzar con nuestra Federación Nacional (sin comentarios), y acabar con situaciones de auténtico esperpento en algunos rincones de nuestra geografía, pero siempre nos quedará aquello de que cada uno haga lo que le de la gana y que disfrute como pueda, aunque ese primitivo comodín debería ser la última carta, ¿no os parece?. 

En fin, no arreglaremos ni al mundo, ni a una ya raquítica colombofília con escasa esperanza de vida. Resignarse no debería ser una opción, pero existen personas con un marcado perfil oscuro. Gente que vive obsesionada con llegar al poder, sea lo que sea eso, y signifique lo que signifique. Caiga quien caiga. Allí arriba, sólo deberían llegar los capaces, los que con sus actos, ayuden a construir una colombófila más fuerte.  
No todo son malas noticias. Conozco un puñado de personas con unas enormes ganas de trabajar por un futuro mejor, pero, como en cualquier organización, las piedras que el camino va dejando son numerosas. He dejado un par de suelas caminando por esos senderos. Y todo tiene un límite, su límite.
Ejemplifico estos párrafos en un amigo mallorquín, David Fernández. Un tipo de los que no abundan. De los que trabaja por y para la colombófila (no para él mismo, sino con ojos para los demás).  Y lo hace en su Club, en su Grupo y en su Federación. Necesitamos tres o cuatro David. No, no abundan. Aquellas regiones que tienen tan sólo uno son afortunadas. En Mallorca, en Baleares, necesitamos unos cuantos como él. Alguno más hay. 
 Hace unos días David, positivo por naturaleza, presentó su dimisión del Grupo Mallorca. A pesar de su tesón, energía y capacidad, los de siempre, los que no quieren que nada cambie, porque a ellos ya les va bien que todo siga igual, han logrado agotar (abrir los ojos) a alguien que yo ya querría en mi equipo. En fin, supongo que, una vez más,  es lo que la sociedad mallorquina quiere, aunque cada vez estoy más convencido de que es todo lo contrario. El problema reside en la rigidez de las normas y en estúpidas tradiciones del pasado.

Último inciso político. Prometo escribir sólo de colombófila a partir de mañana. Hasta que las fuerzas me acompañen, claro está.
Curioso el sistema mallorquín, reforzando la idea de que la democracia es ante todo: Limpia y transparente. 
Como si de tiempos medievales se tratara, unos proponen, pero a la hora de su cristalización en forma de voto, sólo los presidentes de los clubs tienen sufragio. No entrando en que esa no sería mi opción, puedo y no me queda más que respetarlo, pero me resulta inconcebible que voten los presidentes de todos los clubs de Mallorca haciéndolo como depositarios de lo votado por todos los integrantes de sus clubs (ojito) sin luz ni taquígrafos. El problema es que o no hay acta, o ésta no se conoce, o no está al alcance de todos, por lo que el presidente de turno, puede modificar a su antojo el signo del voto de su club, sin que sus compañeros tengan conocimiento de ello. Me consta que esto viene sucediendo desde hace tiempo. ¿Es posible, que hoy, ya entrados en el año 2017, no se puedan realizar todas estas gestiones a la luz del día?. Amigos, seguimos en las tinieblas.




PabS.