martes, 26 de septiembre de 2017

¿Cómo presentaban las hembras a los viudos en aquel 1980?

  Casi cuarenta años contemplan al texto de hoy. Y en el juego con nuestras amigas siempre anduvo la serpenteante línea que separa al éxito del fracaso. Señores, esto es un juego que jamás dejará de serlo, y aquel que demuestre mayor habilidad moviendo sus cartas, ese que haga bailar con mejor swing sus manos, saldrá vencedor. Ya sea jugando al natural, viudaje o sus múltiples variantes, etc. 
   El colombófilo deberá profundizar en su sistema, y llegar a descubrir dónde nacen y mueren sus límites. Sólo de ese modo amigos, acotándolos,  podrá doctorarse en lo que sí y en lo que no se pude hacer. Mucha cintura. 
Nuestro método ideal debería alejarse del barroquismo, y florecer en él un rico surtido de variadas posibilidades "b", "c", "d", etc...porque sobre el papel todo es más sencillo. Afortunadamente, cuando los hechos se declaran,  es cuando se produce el nacimiento de los errores y en ese soplo de aire, debemos alimentar nuestro ingenio.
En lo personal, me he topado con todo tipo de curvas, y ya iniciada la temporada deportiva existe lo que yo denomino como la línea sin retorno. Una vez cruzada, si el calendario no te ofrece tiempo suficiente para retroceder, las posibilidades se reducen exponencialmente. Así que resulta de suma  importancia, disponer de un plan inicial, conocer lo que no se debería hacer para no traspasarla, y abrir los ojos de par en par.

Os recomiendo su lectura.




PabS.

lunes, 25 de septiembre de 2017

Septiembre de dudas

   Resulta indudable que para que un blog como éste adquiera cierto éxito y repercusión debe existir una constancia en esa labor. Sucede como en todo, las palomas, tu empleo, tu negocio, el amor. Nada se premia sin un esfuerzo continuado e inteligentemente organizado.



  Desde aquel palomasmenorca, rincón de Pablo y el actual pluma negra, mi estilográfica  ha ido sufriendo una  acusada metamorfosis en sus movimientos. Por veces más sinuosa, menos arisca, quizá más experta, pero igual de directa que en aquellos apasionados e impetuosos inicios.
Soy inquieto por naturaleza, me sucede con las palomas. Nunca suelo tener suficiente,  pero hay mañanas que me despiertan  diferente, en las que siento que necesito un cambio de aires o un giro de tuerca más. Nunca estoy muy seguro de cuál de ellas es la mejor opción. 
  El blog está bien, me relaja, a veces incluso me sirve para rebelarme de tanta estupidez acumulada, pero percibo que necesita cambios,  quizá un reseteo o un vuelta a empezar. Lo estoy valorando.
  No es sencillo que un blog en año y medio roce las 120.000 visitas, pero no todo se centra en el número de vistas. Me siento enormemente halagado y satisfecho cuando me escribís contando lo mucho que os gusta, o que leéis cada uno de los post con la misma pasión con la que yo los escribo, o bien que los compartáis con amigos y colegas porque consideráis que son contenidos de calidad.
Por otra parte hay apartados que tengo totalmente abandonados, como son las secciones de mis palomas. Así que ya veremos...Este mes de Septiembre está resultando algo extraño para mi.

  Cuando era un crío, me apasionaban los minerales. Recuerdo las  navidades de 1985 en las que los reyes magos me trajeron una piqueta. Ese año de mi vida transcurría por Culleredo (A Coruña) y aquel "martillo" fue el regalo que más ilusión generó en mi, de entre todos los que luego vinieron años después. Circulaba por todos lados con ella en una mano, y  con un libro, que todavía conservo sobre minerales, en la otra. ¡Que chalado estaba!. Luego nació mi la obsesión por los pájaros. Todavía conservo unas revistas, Las Aves  Redorni, inolvidable revista. ¡Que recuerdos!. Nada, que hoy me levanté nostálgico.

   Cada mañana,  al abrir las ventanas del palomar de par en par, susurrándolas que salgan a deleitarme con su vuelo matutino, me relaja, y me hace olvidar que vivo, muy a pesar mío, con una constante guerra interior por abandonar la colombofília. Es como si habláramos de una resistente e impertinente bacteria,  muy al hilo con nuestros días, donde no he hallado el antibiótico que la erradique. Siempre miro de reojo a otras cosas para ver si captan mi atención y puedo emprender nuevas aventuras. No me enamoro tan fácil.
  Siempre me gustaron los bóxers, llevo ya 5. El último, el más bonito que he tenido, tanto que su criadora quiere venir a Menorca este mes de Noviembre a realizar un monta con él,  pero no, no será en el mundo del perro donde mis sueños sobrevivan.
 No me enrollo más. Hoy os dejo con una entrevista del año 2002 al catalán, Rafael Costa Valls. En un pasaje de la misma afirma: 

"Añoro las épocas en el que en las sociedades se hablaba de palomas".
Que la disfrutéis.





PabS.

sábado, 23 de septiembre de 2017

La tentación de adentrarse en lo desconocido.

  Se suele afirmar, con o sin razón, que esta vida son dos días, y viendo como está el mundo, eso, en el mejor de los casos, es el tiempo que nos queda. No deberíamos atragantarnos con bobadas. 
  A menudo me pregunto el porqué de escribir en este rincón. Quizá sea mi válvula de escape, quizá necesito hacerlo. En el pasado esa válvula estaba monopolizada exclusivamente por mis palomas. Hoy la reparto entre muchas cosas.
  Hay días en los que nos levantamos opacos, faltos de positivismo, un tanto grises, cuestionándonos todo. Soy de esos "plomos" que tanto en mis días grises, blancos o negros, no paro de darle vueltas a las cosas. Lo llevo en la sangre, me entretiene, pero me genera unos enormes dolores de cabeza y sobre todo me conduce a muchos caminos sin salida. 
 Aquellas mañanas que nada más abrir las ventanas del palomar puedo observarlas salir a volar con esa fuerza que las caracteriza, reconozco que es uno de los momentos más agradables del día. Sedante natural que supera con creces a otros de tipo químico. Hay algo de magia en ese momento, sin duda. La mañana recién desperezada, los primeros rayos del sol dibujando sombras a tu paso, esa hierba mojada que desprende un caduco aroma a campo, y por fin, mi bando de palomas volando alto y lejos. Es una emoción fugaz, dura tan sólo unos breves instantes, pero de tal magnitud, que ya deseas que amanezca otro día para que vuelva a suceder. Supongo que son las locuras propias del colombófilo. A buen seguro, alguno de vosotros se sentirá identificado con mis palabras.
 El texto de hoy es antiquísimo pero deja una lección para el recuerdo que no deberías olvidar.





PabS.

viernes, 22 de septiembre de 2017

La combatividad de una paloma, apreciado tesoro.

  Muchas son las condiciones que una mensajera de fondo debe poseer para el desempeño con éxito en las grandes batallas. Las más determinantes, sin duda alguna, están escondidas en su interior, en algún rincón donde la ciencia probablemente jamás llegará.
Los pedigrees, los no dudosos, nos ayudan a aglutinar en un pedazo de papel números, palomas, campeonas, todas ellas con ese coraje, ese legado tan buscado transmitido generación tras generación. Y es ahí cuando las cartas quedan marcadas definitivamente. Sin duda, mejor que ello tenga lugar en tu casa, de ese modo no habrá duda alguna de que lo que afirmo es cierto. Si te lo cuentan, por el camino a buen seguro caen muchas migas.
  Lo contrario, el papel, el sello, y la firmita engañan a unos y a otros. Unos se acostumbran a mentir en ellos por un puñado de euros, y otros lo agradecen, pues el mero manoseo de aquel papel merece el desembolso. O cabe también la posibilidad de que no hubiera mentira alguna,  pero si handicaps por el camino. Algo que al apasionado colombofilo medio le cuesta entender. 
   Los amantes de las palomas tienen una gran cualidad, y es que hablamos de gente con un apasionamiento desmedido, desbordado e infinito, pero pesa sobre ellos un defecto congénito difícil de extirpar. ¡Somos muy inocentes!. 
No quiero nombres, quiero hechos. Con las palomas sucede lo mismo. Ese querer regresar a casa bajo cualquier circunstancia, deshidratada, mal herida, o, como en muchas ocasiones sucede,  mal preparada, y que a pesar de ello, se pose en el tejado de tu palomar, eso y no otra cosa es lo que distingue a una buena mensajera, a una elegida, del resto de gregarias, del resto de los de su generación.
   Sucede sin embargo que en esos días soleados en los que nos levantamos alegres y positivos, llegamos a creer que tenemos el palomar lleno de ese tipo de animales excepcionales, y lo cierto es que suele ser todo lo contrario. Somos tan ingenuos que tendemos a pensar que esa nueva adquisición, tan sólo por proceder de un gran campeón, aliviará nuestros resultados. O incluso peor, tenemos la capacidad para olvidar nuestra pésima campaña anterior y verlo todo de color de rosa meses más tarde. Adolecemos de criterio, un mal muy extendido.
Finales de un verano cualquiera, recién destetada la pichonada del año, todo se torna en ilusiones, proyectos, cientos de pensamientos positivos, todo es verde, pero... al finalizar la campaña, por lo general, se  nos presenta un cuadro que nada tiene que ver con aquellas expectativas que nos habíamos generado. Un año mas...

La combatividad, la garra, el querer a pesar de todo, el carácter, el tesón, son cualidades determinantes para las pruebas de fuego, pero nosotros preferimos quedarnos con los nombres, con las formas, con la fotografía, y con un sin fin de estupideces. Nos regodeamos en la salsa, y despreciamos por norma al plato principal.  
Esas cualidades  enumeradas poseen un valor incalculable, pueden adquirir formas inimaginables, pero los eruditos, los profesores sin aula, los necesitados de impartir clases sin haberse graduado, tratan de instruirnos en sus causas perdidas, y por encima de todo, su objeto es acotarlo todo. Que nada quede suelto. Que si las palomas tienen que ser así,  que si asa, el ala, el chalado del ojo, .... 
La colombofília no entiende de límites. En ese saco caben todos los locos que uno quiera imaginar.

Os dejo con un texto de 1974 de Francisco Pérez Tester. Claro, al grano, conciso y sin grietas. No, no se notan esos 43 años, en los que ha pasado de todo. El texto es inmaculado.






PabS

jueves, 21 de septiembre de 2017

La alimentación de las palomas y su puesta a punto.

Artículo de la revista Alas sobre el Mediterráneo, recopilado a su vez de Lainez&Coloms. Tendrá unos 10/12 años, pero merece una apasionada lectura, especialmente para aquellos que creemos que en la alimentación residen algunas de las claves del éxito de este negocio. 
  A un servidor le resulta frecuente hacer analogías con el deporte, sus deportistas, y  de lo que se alimentan para realizar grandes esfuerzos. La alimentación  es la base para que nuestras palomas puedan entrenarse como lo que son, ATLETAS, y puedan realizar esfuerzos cuasi  heroicos en carreras para el recuerdo.
En lo personal,  en plena temporada deportiva,  no necesitaría coger una paloma entre mis manos, ni importunarla abriendo picos, gargantas y demás. Sólo su vuelo me tiene en vilo y me dice en que punto nos encontramos. Y para ello, la alimentación  es el instrumento que poseemos como preparadores. Importantísimo.
En alguna ocasión, circulando con mi coche, he visto un bando de palomas de algún compañero, volar dibujando círculos sobre su palomar, sin más. Alejándose un poco y vuelta a empezar, círculos y más estériles círculos. Para mi esa escena sólo tiene una nombre: Un rival menos.







PabS.

viernes, 15 de septiembre de 2017

Prevenir siempre es mucho mejor que curar.



Hoy va de "breves". De unos años para acá, y muy especialmente en zonas donde la temperatura es un regalo, la aparición de diferentes tipos de enfermedades en forma de virus,  adenovirus, adenocolis, etc están a la orden del día.
No soy veterinario ni pretendo serlo, pero tengo los dos ojos bien abiertos. Si vacunamos a nuestros pichones con la vacuna para la paramixovirosis al destetar (y revacuamos meses después), abusamos del vinagre, o de algún producto similar que baje el ph del agua, o acidifique especialmente durante los meses de calor, y destetamos más tarde que pronto a nuestros bebés, las posibilidades de que no tengamos problemas aumentan exponencialmente.
  Si además, nuestros bebederos lucen limpios y desinfectados, muy difícilmente sucederá algo desagradable.¿Lo cumplimos? ¡Que coño vamos a cumplir!. Sólo nos lamentamos cuando nos sucede a nosotros, y el aprendizaje de esa tristeza nos dura dos o tres temporadas. Luego, eso sí, nos preocupamos de las bandadas, de los planes de vuelo, y de mil mariconadas más, ...
 Comento todo esto por lo de siempre. Y me gustaría enfatizar, especialmente para algunos colombófilos mallorquines, que es una soberana estupidez sin sentido alguno, vacunar contra paramixovirosis con una vacuna basada en cepa de pollo. Lo barato siempre sale caro, muy caro. ¡Por dios!.


Importante
Una vez abierto el botecito de la vacuna, vacunad. No se puede utilizar otro día. Si el número de pichones a vacunar son 30, prefiero tirar a la basura el resto, que engañarme a mi mismo. No se puede volver a guardar el bote y revacunar al día siguiente o cuando nos de la gana. A ver, por poder se podría, pero por mis informaciones y experiencia yo no lo haría jamás. Y sobre todo, tomad en serio el acto de vacunar, que no tiene nada que ver con el de pinchar. 
  Y último inciso, pero es que clama al cielo, porque todo esto se supone que se debería saber: Sólo se puede vacunar a nuestras palomas si están sanas y saludables.



PabS.

Demasiadas normas pa´l body.

 Hoy seré más breve que la luz de una estrella fugaz. Prometo serlo incluso más.
 En la lectura del texto de más abajo se invierte escasos dos minutos. Tras hacerlo, uno se da cuenta que siempre los hubo con ansias de imponer sus criterios sobre los demás. Al efecto, el amigo Mariano alude en la obligación que imperaba en la época sobre los pichones y  adultas. ¡Cuán equivocados estaban por aquel tiempo!. Exactamente igual que en nuestros días. 




PabS.

jueves, 14 de septiembre de 2017

Alimentación. Rodolfo Bellani.


 Tras días de agotadora lucha, como un náufrago con todas sus letras, buscas desesperado llegar a la orilla, casi entregado y exhausto, tratando de sobrevivir al inmenso mar, y allí, por fin, siendo consciente de haber nacido de nuevo, llegas a la conclusión que todo esto es una estéril guerra de egos, no de palomas. 
  Circula por ahí una especie de colombófilo muy dañina para su supervivencia, parásitos con ansias de poder,  a los que  sólo les interesa mantener un estatus, y de ahí no se moverán. No razonaran, ni lo intentarán, porque ellos ya decidieron. Un muro amigos, hablamos de una granítica pared sin mucho cerebro.
  Uno observa con asombro que a mis detractores lo que más cachondo les pone no es el negro de WhatsApp, sino cuando me da por  hablar de mis logros. Y ahí, como ratas de alcantarilla recién salidas de su guarida, buscan cualquier resquicio para ver si pueden meter la cuña.
  Hablando de mi, para que se queden tranquilos de una vez, destacaría unas cuantas cosas (todavía me queda una abuela), pero tres por encima de todas:
  Una, mi Campeonato de Baleares Absoluto ganado en la isla más complicada contra los casi 300 colombófilos de entonces. Remarcar que eso sólo ha sucedido en dos ocasiones en nuestra larga historia menorquina, y con sueltas desde la península, sólo yo (a fecha de hoy) tengo ese honor. Que pedante soy :(
  Dos, en casi todas las distancias desde península (haciendo memoria) y recordando que en las islas lo jodido es meterla y que lo mío es el fondo, poseo los récords de mayor número de palomas marcadas en una sola suelta, en las distancias de 400, 500, 650 y 880 km, ojo, de toda la historia de la colombófilia menorquina
En 270 km tendría que mirarlo (pero ahí ahí). Si el de mayor número de palomas enjauladas y marcadas con un 100%.
Y, salvo estos últimos dos años, que evolucioné  a modo granjero, la mayoría de esos récords fueron logrados comenzando con la mitad de palomas que mis rivales. Récords (algunos de ellos vueltos a ser superados por mi mismo)  que no me han llevado toda una vida, sino obtenidos los últimos 9 años.
 Obviando las distinciones nacionales, sociales u otras regionales, mi tercer mayor logro es que nadie en la isla mete más palomas desde la península(fondos) que un servidor desde hace 10 años. Y por último, y quizá el más importante, no desaparezco jamás, y esto me otorga argumentos para callar bocas, una y otra vez.
 Dicho lo cual, todos queremos más, o sentimos temporadas como oportunidades perdidas, o creemos necesitar dar varios pasos hacia adelante, pero esto nos sucede a todos, por lo menos a los inquietos.  Parece ser que para tener opinión haya que ser una campeón intachable, pero ellos no predican con el ejemplo, de ahí mis credenciales, yo sí las tengo.

  En mi club, que no es excepción en nada de esto, en un corrillo de esos que se forman a veces entre colombófilos, se hablaba hace unos meses, para variar, de mi persona, y sin estar yo presente. Uno de ellos, tras escuchar verdaderas barbaridades les espetó: ¿Pero de qué habláis?, Pablo es el mejor colombófilo de la isla de los últimos 30 años sin ningún género de dudas. Como veis,  a la misma persona, se la puede ver blanca o negra, pero parece que nunca gris.  

 Tras esta retahíla de estupideces por mi parte, necesarias para los obtusos de mente, me centro en lo importante, la colombófilia, que es lo que realmente importa. Y ahí también destaco, formando a muchos colombófilos repartidos por la geografía española. ¿Y tú, amigo, que haces tú, aparte de criticar todo lo que se mueve? En fin...
Prometido, lo dejo aquí.

 Nuestro amigo Bellani a buen seguro rebaja la tensión y nos alegra la mañana con una de sus inteligentes reflexiones. En esta ocasión sobre la alimentación.
 De ella podríamos hablar horas. Factor determinante en nuestros resultados. Os dejo, una nota que a buen seguro ya he comentado por aquí en el pasado:
  Imaginad a dos colombófilos vecinos. Ambos suministran la misma marca comercial a sus palomas y ambos la misma cantidad por paloma. Sus instalaciones son idénticas, pero al primero las palomas le vuelan como posesas, y en cambio al segundo, ese vuelo nunca acaba de convencer. El cómo y cuando las alimentas tiene su importancia.





PabS.